Capítulo 10

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No escucha de razones y está siendo obstinado en que yo escoja el anillo, no quiero hacerlo.

Nos detenemos y bajamos del auto, me quedo parada frente a la tienda y solo veo cómo las parejas entran emocionados para comprar ese anillo especial que simbolizará su amor por siempre.

—Vamos —se para a lado de la puerta y me mira

—No voy a entrar, no quiero hacer esto —siento unas ganas de correr

—No estoy para juegos, entra ya —dice molesto

—No

—¿Qué es lo que te pasa? Tienes la oportunidad de escoger la joya más cara de este lugar y no quieres —me toma por el brazo apretando

—Me estás lastimando, suéltame por favor —susurro conteniendo las lágrimas

—Vas a entrar y escogerás uno, a menos que me des una buena razón para no hacerlo —aprieta más su agarre causando dolor

—¡Quiero que mientas por un momento, quiero que lo compres cómo si de verdad sintieras amor por mí y no solo fuera un simple trato! —las lágrimas salen.

Me suelta sorprendido y yo solo tallo mi brazo, limpio las lágrimas con mi brazo y jalo toda esa fuerza que necesito, tengo que aparentar fuerza aunque por dentro me desgarre el alma.

—No importa —camino a la tienda.

Entro y miro la cantidad de anillos que hay, son hermosos.

—Buenas tardes ¿Busca algo en especial? —pregunta la vendedora

—Sí, anillos de compromiso —mi voz sale con dificultad

—Claro, en esta sección tenemos, desde los más económicos hasta los más caros ¿Cuál le muestro? —camina a otra vitrina.

Miro unos anillos, que tienen una gran piedra en medio ¿Cómo voy a andar con algo así? Es tan ostentoso y me pueden cortar el dedo solo para obtener esta gran piedra, veo un anillo con diamantes incrustados alrededor y con una piedra color azul rey, brilla mucho y se ve impresionante.

—Quiero ese —señalo el anillo

—Buena elección, tiene pequeños diamantes alrededor y un zafiro azul, es único y original, tiene un precio de...

—No importa el precio, ese hombre que está parado ahí, entrara y preguntara cual elegí, él lo pagará... Gracias —salgo y lo veo parado en el mismo lugar.

Entro al auto sin decir nada. Después de unos segundo entra a la tienda, para comprar lo que he escogido. Lo que parecía ser una buena tarde acaba de desaparecer; tengo todo lo que él quiere que tenga, no preguntó mi opinión para nada, así se debe de sentir cuando te compran, cuando no te aman y solo lo haces por dinero.

Entra al auto sin decir nada, enciende el auto y conduce, no sé a dónde vamos ahora, lo único que quiero es que ya acabe el día, no creo poder soportar una sorpresa más.

Conduce cómo si fuera para su apartamento, no quiero ir a su casa y menos después de cómo se comportó hace un momento ¿Cómo tratar bien a alguien a quién no amas? A un así soy humano y tengo sentimientos, sentimientos que a nadie le importa, pero existen.

Llegamos a un edificio que está a unas cuadras del suyo y se estaciona, baja azotando la puerta, sin esperar a que venga por mí, bajó y caminó tras él. Camina directo al ascensor y presiona el botón y después de unos segundo el ascensor abre sus puertas y entramos, me pongo tras él y lo veo presionar el botón número doce. Yo no podría vivir en un piso tan alto y más con mi temor a las alturas... Las puertas se abren y sin esperar a aclarar mis pensamientos salgo apresurada siguiendo sus movimientos; en el pasillo solo hay dos puertas una frente a la otra. Theo abre la puerta color negro y me observa esperando a que entre.

Con la poca calma que poseo, pasó a su lado y entró al apartamento; el lugar está lleno de colores claros anaranjados, acompañados por ciertas partes en tonos azules, el dorado aparece de manera discreta por algunas paredes. La sala es lo primero que veo y de ahí el gran comedor y su bella cocina.

—Éste es tu departamento, a partir de hoy vivirás aquí —ordena entrando

—No puedo vivir aquí, yo ya tengo casa —respondo sin moverme de la puerta

—Puedes y lo harás, ya habíamos hablado de esto. Puedes ir a al orfanato cuantas veces quieras, pero vivirás aquí —entra a la cocina y tomó el teléfono

—Tú lo hablaste, jamás preguntaste si estaba de acuerdo, no puedo llegar a casa y decirle a Anabell que me voy por que mi novio millonario me acaba de comprar y en el contrato dice que me comprara un departamento en el cual tengo que vivir —lo sigo molesta buscando su rostro

—No puedes decir que nos vamos a casar por un trato que hicimos, las personas deben de creer que lo hacemos por amor —deja el teléfono sobre la encimera de la cocina

—¡No va a cambiar en nada si lo digo o no, cuándo las personas nos ven se dan cuenta de lo tan opuestos que somos!... ¡No nos decimos nada bonito, no andamos por ahí besándonos cómo lo hacen los enamorados! —grito molesta.

¿Por qué no puede entender lo que le digo? Las personas con simplemente vernos se dan cuenta de que no tenemos nada en común, ni tan siquiera nos gustamos.

La puerta se abre y por ella entran unos hombres con las bolsas de las compras que hice, nos ven y dejan las cosas a un lado de la puerta, salen cerrándola y yo solo ruego de que haga solo el intento de entenderme, no puedo dejar a Anabell ni mi casa de la noche a la mañana, ¿Cómo voy a decirle esto, cuando ni tan siquiera le he dicho de mi ascenso?.

—¿Eso es lo que quieres? Pues eso te daré —camina a grandes zancadas hacia mí.

Retrocedo asustada y chocó con la pared, camino lejos de él buscando escapar de su furia pero me es imposible, me toma por el brazo haciéndome voltear ferozmente, chocó con su cuerpo y me quedo quieta. Él solo pasa su mano por mi cintura pegando nuestros cuerpos, me toma por la nuca y me acerca a sus labios, sus increíbles labios que se ven tan suaves y dulces.

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora