Capítulo 22

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Esta es una mala idea, el vestido me encanta lo voy a reconocer, pero comprarlo sin importarme el precio fue una estupidez ¿Cómo pude dejarme llevar por los elogios de Pamela? Me miro nuevamente al espejo y me veo increíblemente bien, este vestido de verdad hace milagros... Es perfecto, es de un color azul fuerte de mangas largas que va pegado a mi cuerpo y al llegar a mis pies se suelta, por la espalda tiene un diseño en forma V que lo acompañan dos líneas en forma de X en la parte superior.

Me siento en la cama y tomo el móvil, necesito hablar con Anabell, necesito un consuelo por parte de ella, ¿Pero cómo no lo pensé antes? Ella puede ir conmigo, claro; me levanto de golpe, tomo mi pequeño bolso y la gabardina. Voy por ella.

Salgo y al cerrar con llave la puerta, la gabardina se me cae; la puerta del apartamento de Neitha se abre y sale una mujer la cual lo lleva tomado de la mano... Qué mala suerte traigo encima. Sonrío nerviosa y levanto la gabardina lo más rápido que puedo.

—Hola... Y adiós —camino y ruego a Dios que no me responda

—Adiós Mar... —se calla y presiono el botón del ascensor repetidas veces.

No quiero que arruine mi peinado, me costó mucho lograr este moño alto y perfectamente peinado, no, nadie va arruinar mi noche con Theo...

—¡¿Ella es Marily?! —grita furiosa la mujer.

Volteo horrorizada y entro al ascensor que llegó en el momento perfecto, camina molesta hacía mi y las puertas de cierran, pero que salvada me e dado, aunque no tiene por que molestarse conmigo, su novio es el mujeriego que teniendo algo estable, sale a buscar algo que claramente no necesita.

Salgo del ascensor y corro a la salida del edificio, no quiero arriesgarme a que me alcance... Suspiro aliviada al ver a César esperando por mí. Qué feliz estoy de que Theo haya mandado por mí.

—Se ve muy hermosa señorita Bradlye —me abre la puerta del auto

—Gracias —digo satisfecha.

Me siento hermosa y perfecta, solo espero no caer al bajar del auto.

—Voy a casa de Anabell —César duda pero hace lo que le pido.

Llegamos y salgo antes que César. Corro a la entrada y entro buscando a Anebell, pero todo se encuentra en absoluto silencio y oscuridad ¿Dónde están todos? la tenue luz que sale por la puerta entreabierta, me avisa que Anabell está en su despacho. Camino despacio sin querer asustarla y la encuentro sentada en el sillón, perdida en la nada.

—¿Anabell? —me acerco por su espalda y toco su hombro

—Marily, mi niña te ves hermosa ¿Qué haces aquí? —se levanta y me ve con adoración

—Vine por ti, vamos tenemos que irnos —la tomo de la mano y la jalo

—Pero ¿A dónde? —sigue sin detenerse

—Tenemos una cena con mi novio y su familia, intente llamarte pero nunca respondiste —se detiene y la volteo a ver

—No quiero avergonzarte, son personas de dinero y yo... Y yo solo soy una mujer humilde, solo mírame —toca su ropa sucia a causa de limpiar la casa

—Eres mi familia y te acepto tal y cómo eres, no me importa tu vestimenta, solo quiero a alguien que me apoye

—Cariño yo te apoyo aunque no este contigo —toca mi mejilla y limpia esa lágrima que salió

—Entonces ven conmigo, te compraré un vestido para que te sientas cómoda, pero por favor acompáñame —suplico besando su mano

—Lo haré por ti mi niña, solo déjame arreglarme un poco —llegamos a las escaleras y ella sube a paso lento.

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora