Capítulo 31

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Me levanté no muy segura de lo que haría hoy, tengo tantas cosas en la mente que me cuesta procesar todo. Me decidí en venir a ver a Anabell y así hablar con ella, ha estado actuando de manera muy rara y por si fuera poco evita hablar conmigo; sé que probablemente la he abandonado mucho y que mi cambio de actitud y comportamiento, ella sienta que debe de hacer todo sola...

—Hemos llegado —anuncia el conductor

—Claro... Gracias —miro por la ventana y...

Me bajo asombrada por lo que veo ¿Qué es éste sitio?... La vivienda sigue siendo la misma, es solo que ahora está completamente remodelada. Se extienden grandes bardas alrededor y una gran reja negra impide el paso... ¿Qué me e perdido?.

Me detengo frente a ella y presionó el timbre... Esto no está bien, necesito que Anabell me lo explique... Levanto la vista por el pequeño ruido que se escuchó; las rejas se abren lentamente y a lo lejos puedo ver a alguien parada en la puerta.

Me apresuro a llegar y mientras voy entrando veo todos los cambios, el jardín se ve muy bello, hay flores por todos lados, la casa fue pintada de un color azul muy claro, a la distancia se ve blanco...

—Hola —saluda

—¿Quién eres tú? ¿Dónde está Anabell?.

Suspira pesadamente y sin decir nada se da la vuelta y entra a la casa, la sigo de cerca y no puedo evitar asombrarme por lo cambiada que está por dentro... Los pisos de madera están cambiados, la sala se ve más iluminada y decorada de forma infantil, las escaleras se ven más largas y finas por la losas que pusieron... Todo esta cambiado, no hay ni un solo recuerdo de mi infancia... Ya no hay nada de lo que era mi hogar, de lo único que sentía como mío.

—¿Qué esta pasando? —me detengo.

Miro la pared vacía... Aquí había una foto nuestra, una dónde estábamos juntas riendo.

—Bueno es que... Yo no soy la indicada de decirle...

—¡¿Qué no eres qué?! ¡¿Qué le has hecho a mi casa?!... ¡Mas vale que respondas y me digas donde está Anabell? Por que la paciencia se me esta agotando! —grito furiosa, dejando de ver la pared vacía.

No hay nada de mi hogar en este lugar. Agacha la cabeza y niega repetidas veces; mas le vale hablar, por que estoy harta, cansada y fastidiada de toda esta mierda, tengo derecho a saber que esta pasando.

—No lo sé, antes de irse, me dijo que no te dijera nada que ella se encargaría de decirte todo —me mira a los ojos

—Bien... Cuando regrese, dile que ya llego el momento de hablar —me doy media vuelta y salgo huyendo.

Las cosas no dejan de cambiar y todo es mi culpa. Me fui a vivir una mentira y la dejé sola, no tuvo la confianza de decirme lo que estaba ocurriendo y se vio en la necesidad de tomar todas estas decisiones en soledad.

Detengo un taxi y me subo, le indicó a dónde voy y toco mi cabeza que esta empezando a doler... El móvil suena avisando de que las cosas pueden ir peor, no quiero hablar con nadie que no sea Anabell.

Hice todo lo posible por ignorar las incesantes llamadas que recibí, pero el maldito móvil no deja de sonar y eso me hace sentir tan molesta, estoy harta de tener ésta cosa horrenda...

—¡Cállate! —le grito al móvil.

Parezco una completa loca gritándole a un móvil, miro el registro y su horrible nombre está ahí "Olivia" esa horrible bruja me ha estado molestando todo el transcurso.

—¿Qué necesitas? —muerdo mi lengua para tranquilizarme

—Señorita Bradlye, hablo para decirle que necesito que venga mañana en compañía de su esposo para que vean cómo esta quedando todo...

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora