Capítulo 61

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Me estaciono y veo la lluvia caer, es una pena que todo haya salido tan mal, fue la idea más estúpida que pude haber tenido, pero al menos puedo estar tranquila y terminar con la idea de encontrar a su amado hijo, de todos modos no tenía nada planeado si llegará a hacerlo, así que dejaré el tema de una vez.

Martha corre hasta la camioneta escasamente el paraguas cubre su cuerpo, dado por la prisa con la que anda; abre la camioneta y me ofrece el paraguas, me bajo y juntas andamos hasta la casa.

—No debiste salir, si te enfermas ¿Qué será de mí? —sonríe y niega

—Siempre estaré a su lado, así que no piense en que estando enferma me iré —abre la puerta y al entrar me quito los zapatos.

Martha siempre está a mi lado, me ayuda, me apoya y procura enseñarme todo; no entendía la razón de su llegada, pero con el tiempo descubrí que tenerla a mi lado me hace muy bien.

 —¿Y Theo? —cierra el paraguas y toma la manta que está sobre el sofá

—El señor está en su estudio —la pone sobre mis hombros y los masajea haciéndome entrar en calor —Debería ir a verlo, se veía molesto —me anima y me acompaña hasta el estudio.

Se va directo a la cocina y veo las dos puertas cerradas. Le debo una explicación, debí dársela desde antes, pero no era lógico lo que estaba haciendo y ahora lo será menos, así que mejor me preparo para enfrentarlo. De hecho solo ahora pienso en mis palabras que escupí sin consideración, me desquite con John por algo que no le concierne, pero sus palabras se clavaron en mí corazón y no pude contenerme...

Toco dos veces a la puerta y no escucho respuesta, esta molesto, no suele ser grosero a menos que este molesto; supongo que es justo... Abro y el estudio esta a oscuras, entro y lo veo acostado en el sofá, tiene un brazo cubriendo sus ojos.

—Que guapo hombre —me mira sorprendido.

Sus ojos brillan, pero recuerda mi comportamiento y se cubre de nuevo. Mi hombre esta molesto.

—¿Podemos hablar? —dudosa entro y me siento en la alfombra a lado de él —Fui a buscar a esta persona, pensando en que él podía ser el hijo que perdió Anabell; fui imprudente y me precipite al crear una posibilidad en dónde no la había —me mira escéptico 

—¿Estás hablando en serio? ¿Qué te llevo a pensar en eso? No solo fuiste imprudente, creaste toda una historia en la vida de otra persona y a eso le sumamos que invadiste su hogar sin conocerlo, te pusiste en peligro —se sienta de golpe y su actitud me hace sentir pequeña e indefensa

—Si lo hubieras visto, también te habrías creado una historia; el parecido que hay entre ellos es indiscutible, a un así tienes razón en todo lo que has dicho —suspiro y agacho la cabeza —Ahora estoy consciente de eso y he dado por cerrado todo, no volveremos a vernos ni a tocar el tema —toca mi cabello y baja hasta mi mejilla

—¿Estás bien? —asiento sin verlo —Mírame —indecisa hago lo que me pide —¿Estás segura? —insiste 

—Sí, estoy bien —duda pero no insiste 

—¿Has pensado en que haremos en nuestro aniversario? —sonrío y asiento eufórica 

—Aunque tu cumpleaños es lo que me tiene más emocionada —ríe y me maravillo al escucharlo 

—Espero que sea algo sorprendente si estás tan emocionada —me recuesto en sus piernas —Estuve pensando en que podemos tomarnos unas largas vacaciones, viaja por el Mediterráneo y para finalizar regresar a Alaska —juguete con mi cabello, inverso en sus planes —Tal vez estando a solas, cierta dama se anime a trabajar en procrear descendencia —la sonrisa se me borra al oírlo 

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora