Capítulo 17

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Compramos golosinas en su mayoría y comí todo lo que no pude comer en el restaurante, me sentí relajada y con buena compañía. Le pregunté a Neithan por la película que veríamos, pero no me supo decir mucho, solo me dijo que es una comedia y que tal vez si corre con suerte, me guste.

Me sentí muy emocionada al ver una película en el cine por primera vez, nunca le exigí estas cosas a Anabell, sabía que ella me daba todo lo que podía y yo estaba agradecida de eso. Todo fue una experiencia nueva, cuando se apagaron las luces una gran pantalla apareció ante mis ojos. El mejor día, no hay duda de eso.

La película estuvo muy entrenidad, llena de risa y diversión. Me dejó un dulce sabor de boca, me mostró que debo de ser feliz por mí y no por los demás. Fue una buena elección.

El transcurso a casa fue más lento y calmado, me dio la paz que necesito para enfrentar todo lo que está por venir.

Estaciona la moto y en cuanto me quito el casco se lo doy, sonreímos a gusto y él termina de guardar los cascos... Las puertas del ascensor se abren y entramos juntos.

—Fue una tarde noche increíble, gracias por esto —besó su mejilla y sorprendido toca donde lo bese.

Las puertas del ascensor se abren y salimos, espero volver a salir con él, me cae muy bien y no me ha dicho nada malo ni fuera de lugar...

—Yo te lo agradezco, fue un buen día y hace mucho que no me sentía así, espero y volvamos a repetirlo —besa mi mejilla y su rostro se torna rojo

—Que descanses Neithan, adiós —abro la puerta y entro diciéndole adiós con la mano.

¡Que gran día! He conocido el cine y pienso ir cada vez que pueda, tengo que llevar a Anabell para que lo conozca, eso la va hacer muy feliz, mañana que vaya a verla le voy avisar para que consiga a alguien que se encargue de la casa por ese día; ahora voy a descansar, lo necesito mañana tengo que trabajar.

Me levanto asustada al escuchar el golpe de una botella contra el suelo, tan rápido como me siento en la cama enciendo la lámpara de noche que está en la mesilla... Veo la silueta de alguien sentado en el suelo, justo al lado de la entrada... Siento mis oídos zumbar y mi corazón latir tan rápido que parece que se me va a salir... Se supone que este edificio cuenta con buena seguridad y que no cualquiera puede entrar... Pero aquí está este desconocido a unos metros de mí...

—Tranquila... Solo... Veo cómo duermes —dice torpemente

—¿Theo? —pregunto incrédula al verlo ahí sentado

—Se... Supone que el vino no... No me embriaga... Pero creo que... He bebido más de lo habitual —intenta levantarse pero cae y la botella resbala de sus dedos

—¿Cómo entraste?... ¿Desde cuándo estás aquí?... —tengo tantas preguntas que quiero hacerle.

Me levanto y camino a él, me agacho frente a él y puedo verlo más claro. Me levanto y enciendo la luz de la habitación...

—Me encanta ver tus piernas... Son tan perfectas... Incluso tus pecas... —toca suavemente mis piernas.

Mi cuerpo se eriza en respuesta y doy una paso hacia atrás.

—Estás ebrio, no sabes lo que dices —lo levanto con un poco de dificultad y lo llevó hasta la cama

—Tal vez... Es solo que cuando... Estoy cerca de ti... Algo en mi se quema —ríe sarcásticamente

—Theo basta, deja de decir tonterías —intento sentarlo, pero su cuerpo se va hacia atrás

—No son mentiras... Cuando tu mirada se fija en mí, quema cada parte de mi piel... Haces que mi corazón vaya a un ritmo acelerado —estira su mano y toca mi mejilla

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora