Capítulo 44

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Tomé las patillas como Penélope me dijo; después de eso se fue a trabajar y me quede de nuevo encerrada en esta jaula, aburrida y saber que hacer.  Termine de desayunar y regrese a mi habitación para dejar todo preparado, pensé en que podría darle de regalo a Theo, pero él lo tiene todo y eso fue lo que más me complico el día, pero logré encontrar algo con la esperanza que pueda gustarle. 

Sigo pensando en cómo haré que todo salga de acuerdo al plan, Theo no me ha llamado para nada, no a venido a verme, ni un solo mensaje e recibido de él, se ha olvidado por completo de mí...

—¿Qué haces aquí? —asustada casi tiro la copa

—Hola.

Fijo la mirada en otra cosa que no sea él, así podré ocultar la satisfacción que sentí al escuchar su embriagadora voz.

—¿Cómo estás? —sale y se sienta en la silla que esta a mi lado

—Bien ¿Y tú? —miro el cielo.

Respondo con dificultad, maldita voz que me traiciona, junto con todo mi cuerpo.

—¿Me has extrañado? —bebo ignorando su pregunta.

Por supuesto que te he extraño, más de lo que debería.

—En el momento en que puedas responderme esa pregunta, sabrás la respuesta 

—Entonces me extrañaste mucho —lo miro.

Mi muy tonto corazón revolotea de emoción.

—Theo...

—Lo sé y lo siento, pero...

—Basta —lo detengo antes de que se complique todo.

Pongo la copa en el suelo y voy en busca de su regalo; preferí darle algo que pueda disfrutar y no algo que seguramente ya tenga. Abro el refrigerador y saco el pequeño pastel de chocolate con fresas que compré, éste solo es uno de los regalos que compré. Lo dejo sobre la barra y con cuidado voy colocando las velas, pongo tantas como puedo y las enciendo.

De verdad espero que le guste. 

Con manos temblorosas y con el corazón acelerado salgo mirando el piso para no caer.

—Feliz cumpleaños, Theo —parada frente a él puedo notar la emoción brillar en sus ojos

—Marily...

¿De verdad lo sorprendí? Me  llena de felicidad ver que esta pequeña sorpresa le haya causada emoción.

—Pide un deseo —lo animo.

Cierra los ojos mientras esa hermosa y radiante sonrisa ilumina su rostro; abre los ojos y sopla las velas.

—¿Qué pediste? —pregunto emocionada

—Si te lo digo no se cumplirá —toma un poco de chocolate con su dedo.

No insisto más y solo me deleito con su pequeño acto de niño.

—Veo que puedes comerlo perfectamente así —señalo la marca que dejo 

—No seas mala, es mi cumpleaños —pone cara de cachorro triste

—Bien ¿Qué es lo que desea el Rey? —hago una media reverencia

—Mi lady, una dama cómo usted no debe de inclinarse ante ningún hombre —acerca su rostro divertido

—¿Ni aunque sea usted mi Rey? —le sigo el juego

—Ni a un así —ríe y ve de nuevo el pastel.

Nunca me acostumbraré a los abrazadores sentimientos que me provoca, me regocija ser yo quién le provoque tal alegría y emoción. Dejo el pastel a su lado he intento entrar, pero su mano me detiene...

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora