Capítulo 58

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Un año después.


Desde que leí la carta de Anabell logré entender muchas cosas que me cuestionaba, también me sentí más unida a ella y nuestros lazos se hicieron fuertes y estables; ahora puedo recordarla sin que el dolor me consuma y sonreír por nuestras anécdotas, esas que converso con Theo. La comprendo y acepto, saber la causa de su sufrimiento solo me hizo amarla y aceptarme. Me cuestione y por mucho tiempo me sentí sola y abandonada por mi familia, pero siempre tuve todo lo que deseaba y necesitaba, ella fue y siempre será mi familia, mi madre a la que recordaré toda mi vida.

Por otro lado me hizo libre de amar a Theo sin restricciones, deje de cuestionarme mi sentir y de juzgar su actuar; no podía hacerlo cambiar de opinión y en el momento en que lo acepte, mis sentimientos se fortalecieron y aumentaron. Él siempre será el amor de mi vida, mi esposo, mi Theo. Su actuar es un poco arisco en ocasiones y me hace cuestionarme su actuar, pero todo se extingue al verlo llegar a casa, verlo sonreír y llegar con esa rosa en sus manos...

—Cariño, ya llegue —me levanto del escritorio y corro a la sala.

La casa se volvió nuestro hogar, ahora nuestras paredes están adornadas por grandes cuadros y fotografías de nosotros y nuestra familia; sin darme cuenta me volví en una esposa dichosa. Juntos estamos creando costumbres y cada mañana, cuándo hay buen clima salimos a desayunar al jardín; el rosal que casi destruyo se hacho grande y abundante, una vista que apreciamos observar.

—Bienvenido, la cena ya está lista —deja su saco en el mueble y levanta la rosa hasta mi rostro.

Emocionada y cómo toda una jovencita me ruborizo, mientras el calor recorre por todo mi cuerpo consumiéndome. Me jala y besa castamente mis labios.

—¿Qué piensas? —huelo la rosa, ocultando mi sonrisa

—En que últimamente he recibido muchas rosas ¿A caso hay algo que quieras compensar? —entre cierra los ojos y ce acerca hasta quedar a centímetros de mí

—Aunque estemos separados durante el día, te pienso en cada momento —se acerca más y nuestras narices se junta —Eso significa la rosa —intento alejarme, pero me agarra con fuerza

—Es usted un romántico —me besa la mejilla, la frente y divertido sigue besándome el rostro —Es suficiente iré a preparar la cena —divertida escapo de sus brazos y corro a la cocina.

Llego a la cocina y veo a Martha sirviendo la comida, siempre tan atenta, pero es tarde cómo para que siga aquí. Theo la contrato para que me ayudara, pero hace mucho más que eso, me da compañía y tranquilidad.

—No deberías de estar aquí, ya es tarde. Ve a casa —le quito el plato de las manos

—Señora Evans, ya habíamos hablado sobre esto —sus dulces ojos grises me ve con tristeza

—Y aún así sigues llamándome señora Evans —le recrimino —Ve a casa a descansar, es tarde —la abrazo por los hombros y la guío lejos de la cocina.

Sin nada que decir la veo desaparecer en los cuartos de servicio. Su amabilidad me llena el corazón, es cómo una conexión inexplicable que tenemos, me agrada mucho tenerla a mi lado.

—Buena noche, Marily —regresa con su abrigo y su bolso

—Buena noche, Martha —camino a su lado hasta la puerta.

Con ojos inseguros la veo irse, a veces me da la impresión de que hay algo más en ella que no entiendo por completo. 

Mi hogar cada día se siente cálido y completo, me hace feliz ver fotos de Anabell por la casa, así puedo sentirla a mi lado todo el tiempo; incluso Michelle asegura que cada vez que nos visita puede percibir la felicidad en el aire, cómo si por fin las cosas estuvieran en su lugar. Por otro lado he pensado mucho en el hijo de Anabell, si tan solo supiera algo de él, podría buscarlo y saber que es de él; saber si vive felizmente y si pudo lograr todos los sueños que Anabell deseo para él, aunque es un hecho que buscarlo es imposible...

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora