¿Los finales felices existen? no para mí ni para Theo, así es cómo se revienta tu burbuja de felicidad; cómo todo lo bueno y hermoso que poseías se desvanece frente a tus ojos sin poder hacer nada al respecto. Terminé quedándome sola cómo nunca lo imaginé ¿Cómo es posible que solo me sucedan éstas cosas a mí? ¿Es que acaso estoy maldita? no sé cómo seguiré adelante sin él, no puedo hacerlo, no lo lograré...
—Marily, ya termine de preparar las habitaciones...
—Quiero estar sola —la interrumpo y ella me ve con lástima
—No creo que sea lo correcto, tú...
—Quiero que todos se vayan —me quito los zapatos y me siento en la cama —No me interesa si no están de acuerdo, no quiero a nadie aquí —observo la almohada de Theo y las lágrimas amenazan con salir de nuevo
—Es difícil para todos, así que es mejor que nos mantengamos unidas —las lágrimas resbalan dolorosamente —Es mi hermano el que murió, no solo tú lo perdiste —sus amargas palabras cargadas de verdad me enfurecen
—Ahora no me importa lo que quieran —todos los sentimientos me abruman y consumen nuevamente —Quiero estar sola —camina hasta quedar frente a mí
—Esto es muy egoísta de tu parte, somos familia —miro sus zapatos y lentamente voy subiendo la vista.
¿Familia? lo único que nos unía era Theo y él ya no está. La miro directo a los ojos y veo la tristeza y el dolor ondear por ese océano turbulento que hay en sus ojos, siento pena por ella, es verdad que perdió un hermano, pero ahora quiero quedarme a solas con él, con su aroma que aún permanece en nuestra habitación.
Ojalá fuera lo suficiente fuerte, para lidiar con toda esta pesadilla que sea vuelto mi realidad.
—Pamela, todos están instalados, deberíamos...
—He dicho que quiero a todos fuera de mi casa —molesta me levanto y salgo de la habitación.
Nadie comprende mi sentir y tal vez yo tampoco pueda comprender el de ellos y justo ahora, sus sentimientos no me importan, no quiero ver a nadie, quiero solo verlo a él, escuchar su vos y sentir su suave roce.
Bajo y veo a todos sentados en la sala, excepto por Daniel que mira por la ventana, sus miradas tristes y sus rostros manchado dejan al descubierto el dolor que alberga su corazón.
—Quiero que todos se vayan —confusos se miran entre ellos
—No creo que sea buena idea, por el momento lo mejor es permanecer juntos —interviene Penélope
—Hermosa, permite que nos quedemos, entendemos cómo te sientes...
—¿Entender? ustedes no entiende nada y no actúen cómo si lo hicieran —me callo a causa del nudo en mi garganta —Soy la única que se a quedado sola, la única que a perdido su mundo, así que váyanse —ignoro sus miradas de lástima y abro la puerta.
Es suficiente lo que tuve que vivir hoy, no podré soportar nuevamente sus comentarios de consuelo, palabras vacías que no consuelan mi alma herida. Dormir es el consuelo que tengo, solo así puedo verlo y sentirlo, solo en mis sueños puedo tocarlo y decirle cuánto lo amo y lo necesito.
Sin decir nada más, salen por la puerta sin detenerse, al final Michelle se para frente a mí y con su pálido rostro me ofrece la mejor sonrisa que su dolor le permite ofrecer.
—Volveré mañana, descansa; me haré cargo de todo —me abraza y ligeramente siento el acelerado palpitar de su corazón.
Se separa y viendo afuera sale, cierro la puerta y perdiendo en control caigo al suelo; el llanto cruza mi corazón cómo un cuchillo afilado, me prometió que nunca me dejaría sola, que pasara lo que pasara permanecería a mi lado y ahora ya no está. Con la vista borrosa me levanto y voy hasta el estudio, entro y su aroma me recibe; miro las fotografías que adornan la pared y su escritorio "Yo no me merezco esto" me acerco hasta su mini-bar y tomo la botella de vino medio vacía que dejo, ese día nos divertimos juntos, estaba tan emocionado de viajar juntos, su hambre de aventura me alegraba el corazón, sus ojos soñadores aceleraban mi corazón y intensiones indecorosas me hacían sentir viva.
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AMOR © (Tú, simplemente).
RomanceDos almas tomadas presas del destino, con todo y nada en común, pero incluso los opuestos se atraen, de tal manera que hasta el destino sucumbe ante tanta fuerza. Al destino le encanta jugar y ver cómo luchamos contra lo inevitable, solo esperemos q...