La lluvia caía fuertemente sobre la ciudad, Michael y Luke iban sentados en el último asiento de aquel casi vacío autobús, la música de ópera francesa se hacía espacio en el silencio, acompañada de las gotas golpeando los vidrios y el viento soplando con fuerza. Ambos jóvenes iban tomados de la mano, transmitiéndose de forma mutua, el calor humano, sin embargo el teñido observaba el paisaje pensando en que el tablero de su juego estaba sereno y eso no era bueno, había bajado la guardia y había cometido errores que podrían costarle la partida entera.
Suspiró y observó como la lluvia caía, le gustaba ese tipo de días a veces pero le daba mucha lástima el ver a los pequeños cachorros abandonados mojándose y tiritando, muchas veces llevó perros a su hogar en los días de lluvia, Karen aunque lo regañaba terminaba cediendo a que el animal pasara la noche de lluvia en la casa y luego Mike se encargaba de buscar un dueño para el animal.
Luke apretó levemente la mano del teñido, avisando que debían ya bajarse. El más bajo tomó su bolso y caminó hasta la puerta del vehículo seguido del rubio, las puertas se abrieron y Michael bajó siendo azotado por el frío y el fuerte viento. Los adolescentes caminaron uno junto al otro hasta sus hogares, sin mencionar palabra alguna pues cada uno iba metido en sus pensamientos e hilando su juego. Luke por su parte no poseía aquella habilidad de poder leer fácilmente a las personas como lo hacía Mike, sin embargo podía aprender rápidamente y eso era una ventaja, después de todo Mike era un pequeño gato distraído, o al menos esa era la imagen que Mike le había hecho ver.
Luke se ofreció a dejar al teñido a su casa y cuando llegaron a esta se despidieron con un amistoso abrazo típico de amigos, sin embargo antes de separarse Mike susurró.
ㅡ Mi juego es mucho más complejo. ㅡSusurró en su oído, sorprendiendo de sobremanera al rubio quien cuando ya hubo procesado las palabras sonrió y sin poder contenerse besó de forma caliente sus labios, mordiéndolos, succionándolos, deleitándose de la boca ajena. Michael sonreía en medio del beso y con mucha dificultad murmuró: ㅡ La casa está vacía, veamos la complejidad del juego.
