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El silencio de aquella habitación era interrumpido por el tic-tac constante del reloj el cual marcaba las tres con quince de la madrugada. El muchacho de oscuro cabello se levantó medio adormilado con la intención de ir al baño sin embargo chocó con el cuerpo desnudo de Luke, al comienzo se asustó sin embargo al recordar las escenas de horas atrás su corazón tranquilizó el palpitar desesperado.

Pasó por encima del rubio intentando no despertarlo y de forma sigilosa al igual que un gato, tomó su móvil y con este fue alumbrando hasta la puerta del baño en donde lo primero que hizo fue observar su reflejo, aquel reflejo al que tanto odiaba.
Tenía variadas marcas y chupetones que hacían contraste con su pálida piel, observó su móvil nuevamente para ver la hora y entonces recién se dio cuenta que tenía un mensaje de sus padres, este informaba que no llegarían a la casa pues su padre estaba bebido y así no podría manejar.

Sonrió y dejó el móvil a un lado para poder orinar tranquilamente, una vez listo, lavó sus manos con afán, por alguna razón odiaba que estas estuviesen sucias al igual que su cuerpo. Caminó hasta su habitación y con el mismo sigilo intentó no despertar al rubio, sin embargo este estaba ya despierto.

─ Lo siento, no quise despertarte. ─Habló Mike en un murmuro mientras se acurrucaba en el cuerpo desnudo del más alto, este le abrazó con cariño dando leves mimos en la espalda desnuda del muchacho.

─ No pasa nada ¿Estás bien? ─Preguntó el rubio, Michael le observó sin comprender a lo que el otro se refería. Luke, sonrió con malicia y llevó su mano libre hasta el trasero del más bajo acariciándolo.

El teñido, bastante sonrosado por la acción del otro, le dio un leve golpe para luego responder la interrogante: ─ Sí, estoy bien. ─Contestó de forma arrogante, Luke soltó una carcajada callando al instante, pensando en que tal vez la familia del otro había llegado, Michael fue quien rió esta vez subiéndose sobre el rubio para poder besarle con cariño.

La habitación estaba tenuemente iluminada por los faros de la calle y el brillo de la luna y a pesar de ellos, ambos podían ver perfectamente el destello de los iris ajenos. El más alto sostuvo la mejilla del muchacho sobre él y en susurros habló: ─ El juego termina ahora Michael, Game over.

MIKE IS A CAT (ฅ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora