Al llegar nuevamente al salón entró y caminó directo hacia su puesto junto a Luke y Lily. El profesor dio una guía la cual Mike ni siquiera pensó en desarrollar, tan solo se echó en la mesa del rubio para que este le diera caricias en su cabello y de esa forma, poder dormir.
La campana sonó dando término a las clases, Luke quien había ido a sentarse junto a las chicas, volvió a su anterior puesto para despertar a Mike quien seguía durmiendo al lado de Lily. El teñido despertó algo desorientado lo cual hizo reír a ambos hasta que finalmente captó que se encontraba en el establecimiento.
Salieron y como siempre Eloy se encontraba afuera esperando junto a Ashton. Para sorpresa de todos Michael se adelantó tomando a Eloy de la manga para arrastrarlo junto a él, el mayor le siguió algo extrañado por la actitud de Mike.
Una vez lejos de todo el grupo, Michael habló desesperado: ─ Eloy, ayudame. No sé qué mierda me sucede. ─Pidió el teñido al borde de la desesperación, el mayor le observó extrañado.
─ ¿No deberías hablar con Ashton? Digo, él es psicólogo. ─Sugirió el mayor algo acongojado al no poder ayudar a su amigo.
─ No mierda, no. ─Murmuró cerrando los ojos algo cansado─ Olvídalo, ya pasará. ─Mike sonrió dándole un golpe suave en el brazo.
×
Al llegar a su casa, saludó a su familia y entró a su habitación tirando su mochila en algún lado. Su celular vibró en su bolsillo trasero, lo sacó de este para ver que sucedía, desbloqueó la pantalla encontrándose de inmediato con un mensaje de Luke.
Luke: ¿Qué mierda te sucede?
Mike 🍕: Nada.
Luke: Estás raro, maldición.
Mike 🍕: No, no lo estoy.
Luke: Sal un minuto afuera.
Mike 🍕: ¿Por qué?
Luke: Sólo sal.
Michael suspiró y sin más salió de su casa con la excusa de ir a comprar materiales para mañana. Al salir se encontró con la figura esbelta de Luke frente a su casa, Michael no pudo evitar sonreír con un sonrojo suave en sus abultadas mejillas, el rubio se acercó a él y juntos comenzaron a caminar en busca de los materiales.
Luke tomó al teñido de la mano y, verificando que no hubiera nadie cerca, besó los labios del teñido dejándose llevar por el sabor a sandía, probablemente de los chicles que el teñido consumía cuando estaba nervioso.
