Capítulo 48

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Habla Logan

Baches, baches y más baches, es lo único que puedo reconocer del trayecto. Siempre intento fijarme en todos los detalles que me puedan ayudar a reconocer cual es el sitio pero sin tener vista del paisaje o cosas así es imposible, desde un maletero pocas cosas se pueden saber.

Por lo que sé el trayecto dura una hora y poco. Si exacto, una maldita hora aquí metido ¡Que alegría! ¿Y todo para qué? ¿Para qué no poder reconocer nunca el camino hasta allí? Siempre la misma historia, yo conduzco media hora, luego paramos, me meto en el maletero, y ahí me quedo una hora - Que recuerde, también sé que es una carretera no muy bien asfaltada, con muchas curvas, y en una parte del trayecto la carretera se termina por tornar en una cuesta.

- ¡Llegamos mi amor! - Para mi sorpresa Mindy abre el portón tan tranquila y extrañamente me tiende la mano para ayudarme a salir pero de un manotazo la rechazo con desprecio.

-Te dije que me repugna que me llames así – Soy consciente de que soy muy borde con ella, pero se lo merece, ella sola se lo busca...

Apoyo mis manos en el borde del maletero y me impulso sobre ellas para poder salir.

Miro a mi alrededor y de un rápido vistazo analizo todo lo que hay a mi alrededor; nada me da respuesta a mi pregunta ¿Donde me encontraba? No hay nunca ningún cartel con el nombre de la calle, ni siquiera del pueblo o ciudad en la que nos encontremos.

Odio tanto secretismo.

Mindy cierra el coche para apresurarse a entrar en aquella estúpida casa, por doloroso que sea me la conozco como la palma de mi mano, al igual que la propietaria de esta, o bueno... Eso intento creer yo.

Era una casa más o menos baja, de dos plantas, arriba tenía cuatro habitaciones y un baño, abajo una sala de estar, la cocina y el baño, además de un jardín trasero y otro delantero, era de color anaranjada aunque ya con el paso del tiempo estaba muy descuidada...

- ¡Maargaareett! ¡Ya estamos aquíí dee nuueevoo! - Canturrea Mindy alegremente mientras abre la chirriosa puerta de entrada. Al final voy a tener toda la razón... Esta situación es de lo más divertido para Mindy.

Nadie contesta, así que seguimos andando hasta el interior del salón, pero allí me detengo, y miro aquel lugar con detenimiento. Simplemente lo odio.

- ¡Hola Hermosura! – Era una voz rasgada por la edad, su pelo, que ya había ido perdiendo ese color rubio que la caracterizaba en su juventud lo confirma, además de algún que otro cabello que ya se iba tornando blanco; Pero su piel... Su piel era lo único que hacía dudar a cualquiera que la mirase por lo bien cuidada que se encontraba...

La mujer se acerca a Mindy para seguido cogerla de las manos y depositarla dos sonoros besos, uno en cada mejilla, junto a un fuerte abrazo. Cuando se ve satisfecha se gira y clava su mirada en mí y ahí lo veo, veo como cambiaba su es presión angelical a una completamente distinta a cada segundo que continúa mirándome hasta volverse en una diabólica y enfermiza. Y ahí la reconozco, al fin muestra su verdadera cara, esa que enmascara con una angelical de cara a los demás, esa que a mí no es capaz de ocultarme, esa de la que tan acostumbrado me encontraba ya.

- Y aquí está mi dulce niñito - Margaret empieza a andar hacia mí pero con un gesto la pare en seco, a apenas a unos metros de mí.

- Sabes que si te acercas más te dará una descarga eléctrica - La señora se lleva su mano a su otra muñeca y mira con furia aquel "odioso" aparato para ella.

Yo la miro sin emoción alguna en mi rostro, sin sentir nada ya por ella, ni pena siquiera, ni lástima, ni esperanza en ver algo bueno en ella. Con el tiempo se convirtió en alguien indiferente para mí.

- Sabes que te abrazaría si no hubiera este trasto – Dice con sarcasmo.

- Sabes que eso es lo único que me mantiene a salvo de ti, de tu locura – Suelto con rabia - No quiero correr más riesgos - La señalo con repugnancia – Así que ya sabes, a siete metros.

Margaret me mira con odio en sus ojos. Al igual que Mindy.

Ellas dos son tal para cual, el mismo nivel de maldad, el mismo de locura...

- Bu-bueno vamos a sentarnos ¿Mindy amor, me harías el favor de prepararme un cortado? - Margaret se acerca al sofá y se sienta en él.

- Claro, ahora mismo te lo preparo - Tras eso, desaparece de nuestras vistas pasando por mi lado. Miro a Margaret confundido.

- Hijo mío, siéntate ahí anda – Nada más oír la palabra "Hijo" la miro con odio. Esa loca no tiene derecho a decirme "Hijo mío" porque yo ya le deje las cosas bien claras. Ya no era nada suyo. Ya no era su hijo.

- Margaret, deja de fingir ya. Mindy ya no está delante - Dije sentándome en el sofá más alejado a ella. Al instante una sonrisa diabólica se dibuja en su rostro; era como si su cara se desfigurarse, realmente nunca he visto a alguien que diese más miedo que ella.

- Menos mal, porque no aguanto más comportándose así con un malcriado como tú – Ella relaja su postura quedando su espalda encorvada que ni pintado con esa cara que tenía...

- Te odio ¿No te lo he dicho suficientes veces? - Escupí con odio clavando mis ojos en esa horrible persona.

- Deberías odiarla a ella, ella me hizo así – Y vuelve con el tema de siempre...

- ¡¡Ella no tiene la culpa de que tú seas una maldita enferma mental!! - Grité mientras golpeaba la mesa con ambas manos haciendo así que retumbaran los cristales de esta.

- ¡¡Ella tuvo toda la culpa!! ¡¡¡ME DESTROZO LA VIDA!!! - Grita desesperada entre carcajadas a la vez que se tiraba del pelo. Esta completamente ida.

- ¡¡¡TE LA DESTROZASTE TU SOLITA!! - La acuse señalándola con el dedo y levantándome de golpe - Estoy cansado de repetirlo, y de preguntarlo así que esta vez dime lo que quiero saber ¡¿FUISTE TÚ?!

Ella se río a carcajadas, LA ODIO, LA ODIO ¡¡LA ODIO!!

- ¡FRIO, FRIIOO! - canturreó -TE EQUIVOCAS DE PEERSOONAA, COMO SIIEEMPREE – La clavo una mirada de desprecio, odio y repugnación antes de acercarme con furia a la mesa central del salón junto a su jarrón preferido el que agarro con ambas manos, lo levanto por encima de mi cabeza y lo tiro con rabia contra el suelo.

- ¡¡ERES UNA MALDITA LOCA!! - Escupí señalándola con odio - ¡¡FUISTE TÚ!! ¡¡TÚ LA MATASTE Y QUIERO OIRLO SALIR POR TU BOCA!! - Volví a echar mano de algo de la mesa siendo esta vez era un cenicero y esta vez lo estampo contra la pared, estallando este en mil pedacitos y cayendo estos al suelo mientras ella ríe aún diabólicamente.

- ¡¡¡SIGUE DESTROZANDO COSAS HIJO!!! ¡¡¡EN ESTA FAMILIA ES LO ÚNICO QUE SABEMOS HACER!!! – Reía y reía, como una completa loca enseñando así toda su dentadura - ¡¡¡ASÍ SOMOS LOS HARRINSON!!! ¡¡ACEPTALO DE UNA VEZ!!

Notar como las venas del cuello se comienzan a hinchaban y un color rojizo se empezaba a instalar en mis mejillas, al igual mis puños se cierran con fuerza. O me iba de allí ya, o el que mataría a alguien seria yo.

En ese preciso momento Mindy hace su aparición por la puerta y queda en blanco a ver aquella escena que ambos habíamos montado. Yo rojo de ira junto a cristales por el suelo, Margaret riendo sin cesar

Miro a Mindy y me acerco a ella, agarro su muñeca y saco arrastras de aquella apestosa casa mientras ella sigue en shock; me dio igual que la taza que llevaba en la mano se le cayera al suelo derramando así su contenido mientras salíamos de allí. Me daba todo igual

Llegamos a coche y la suelto, me meto al maletero sin hablar y espero a que reaccione, se suba al coche y arranque.

Necesito salir de aquí ya.

 A través De Mi Ventana [En Edición]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora