Capítulo 3

19K 734 19
                                    


Me desperté sobresaltada y además empapadísima -De sudor claro -, He tenido una pesadilla, de la que tardo unos segundos en caer en la realidad y darme cuenta de que tan solo es un mal sueño.

Una puñetera pesadilla...

¿Ese miedo a darme de bruces con la realidad cada mañana al despertar? Pues eso era lo que ocurría, y más miedo aún tenía de que esto se repitiese todas y cada una de las mañanas.

Eso es lo que está pasando ahora mismo. Tengo miedo.

Apreté las sabanas de la cama del hospital con fuerza. Sigo en estado se shock, todavía no entiendo como a podido ocurrir, y me niego a aceptar que sea verdad...

Miedo a aceptar la realidad.

Si cierro los ojos aún estoy en el salón, en mi casa, hablando con mi madre de la a universidad a la querría ir, de mi futuro, de mis estudios, de que carrera querría hacer... Nos estamos riendo mientras la televisión sonaba de fondo y tomamos nuestro café habitual de la tarde, bueno "Café". Más bien ella café y yo mi jugo de naranja junto a galletas o algún otro bollo, siempre que mi madre pasase después de comer por la panadería antes de volver a casa. Habíamos planeado irnos de compras -¿Tarde de chicas? - pero entonces me dijo que tenía que ir a hacerse unas pruebas en el hospital por lo tanto tendríamos que aplazar nuestra tarde de chicas a otra tarde que tuviésemos ambas libre...

Lo malo; es que después de aquél día ninguna tendríamos ninguna tarde libre, y ella menos. Todo comenzó a rodar cuesta abajo, aquello parecía una montaña rusa.

Íbamos subiendo, subiendo y subiendo pero después de la subida siempre llega la caída ¿No? ¡Malditas montañas rusas y maldito el señor o señora que las inventó!

Poco a poco dejo de andar, de hablar... Ya ni era capaz de pestañear por si sola, y entonces fue cuando tocó el momento de ingresarla en el hospital... Algo muy duro para todos; pero nosotros tan solo tratábamos de buscar lo mejor para ella.

¿Por qué lo era no?

Dejar que unos montones de cables y máquinas fueran los que vivieran por ella... No era fácil... Comida por tubo, medicina por tubo, bebida por tubo...

¡Todo por tubos!

¡Maldito señor o señora que invento los tubos!

Para aquel entonces era una enfermedad rara, no se sabía lo que era...
Pero si sabían cómo se podría curar; - O amenos aplazar, o eso decían... - Eran unos medicamentos experimentales, pero estaba probado que si funcionaban...

Después de todo ese trajín me doy un descanso... Quedo una puñetera tarde con mis amigas... Y ocurre esto.

¡Solo será una tarde! Pensé.

¿Que podría salir mal? Dije.

 A través De Mi Ventana [En Edición]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora