Capítulo 36

6.1K 379 26
                                    



¡Buenos días! - Un sujeto no identificado entra por la puerta de mi habitación alarmándome de pronto haciendo que pegue un brinco del susto y como resultado que me despierte.

Lleva un vaso con zumo en la mano y un plato con tortitas con nata y sirope en la otra.

- Jason ¿Sabes que existe una puerta para llamar y algo llamado privacidad? ¿No? - Me restriego las manos por los ojos, estoy muerta de sueño - Porque si no lo sabes es un tema que me preocupa bastante - Dije pasando la mano por mi pelo alborotado intentando peinarlo un poco.

- Perdóneme usted señorita pero el plazo de privacidad espiro hace más de tres horas – Aclaró – Así que levántate ahora mismo ¿O acaso estás pegada a la cama?

- ¿Más de tres horas? ¿A qué viene eso? - Me incorporo poco a poco hasta dejar mi espalda apoyada sobre el cabecero de la cama por completo, sin llegar a desarroparme, por supuesto, que hace frío.

- ¿¡Acaso no has visto el reloj!? Son las tres y media pasadas dormilona - Dice mirando su reloj - Llevas medio día durmiendo Hindana.

- ¿¡En serio!? ¡¡Haberme despertado!! - Digo alarmada haciendo aspavientos con los brazos.

- ¿¿¡¡Y qué crees que estoy haciendo!!?? - Dijo él imitando mis aspavientos, pero sin darse cuenta al hacerlo se le resbala entre los dedos el vaso que llevaba en sus manos, haciendo así que este al entrar en contacto con el suelo estalle en miles de pequeños pedacitos.

- ¡¡AHÍ VA!! - Exclama Jason aproximándose al lugar donde se esparcen los cristales del vaso. Deja el plato de tortitas en la mesilla y empieza a recoger todos los trocitos.

- Espera, yo te ayudo - Digo mientras me incorporo con algo de pesadez.

- De eso ni hablar - Se levanta sin darme tiempo a ponerme yo completamente de pie, me coge de los hombros y me vuelve a sentar - Tú quédate ahí sentadita, he sido yo el torpe que lo ha roto., no tú.

- Y soy yo la culpable de que lo trajeras - Le aparto las manos de mis hombros, pudiéndome así levantar, mientras lo echo a un lado y me agacho en dirección hacia donde están los desperdicios del vaso - Así que también tengo parte de culpa - Susurro.

- ¡¡Quieta!! - Rápido señalo a mis pies. Los cuales estaban descalzos - Así no te dejaré hacer nada.

Rápido asomo medio cuerpo por debajo de la cama y con dificultad alcanzó unos pequeños calcetines blancos que tire el otro día derrotada y se quedaron allí debajo, al borde del olvido.

Me los calzo y miro a Jason sonriente esperando una respuesta de este mientras me pongo de pie junto a él.

- Bueno si insistes... Pero ten cuida... - Deja de hablar.

- Eh... Jason creo que me he cortado - Antes de que pueda seguir mi mente se empieza a nublar; en efecto, la sangre me marea.

Sin darle tiempo a Jason para que me responda me desplazo hacia la pared más cercana y apoyo la cabeza en ella mirando así hacia arriba. Noto como Jason se levanta y me mira extrañado, no veo lo que hace, pero puedo percibir sus movimientos e intentar intuir sus emociones, y ahora mismo se acerca hacia mí.
Bueno, más bien ahora está a mi lado asomando su cabeza, haciendo así que estemos cara a cara.

- Te avisé - Dice con una sonrisa burlona y de superioridad.

Ríe por lo bajo.

- Jason quítame la sangre del dedo o tráeme un pañuelo o algo por favor - Digo mordiéndome el labio inferior.

- No me digas que te marea la sangre - Le lanzo una mirada asesina llena de rabia exigiéndole que se deje de jueguecitos y me traiga lo que le pido - Vale, vale no es momento de bromas - Levanta ambas manos en modo de disculpa.

- Jason por favor - Digo mirándole a los ojos suplicándole o más bien rogándole que me ayude de una vez.

Se para unos instantes y mira mis ojos fijamente; nunca me había fijado en ellos, son de un color verde extraño, pero a la vez hermoso.

Ninguno quiere cortar esa conexión que parece existir entre ambos en este preciso momento.

No puedo parar de mirarle.

El me mira, yo le miro; estoy sentada con las rodillas en el pecho, él de pie mirándome, yo desangrándome, el malgastando tiempo mirándome a los ojos.

- Eh... Jason, cu-cuando qui-quieras... - Mis mejillas van adquiriendo un color rosado, que acaba por transformarse en uno rojizo que lo invade todo, él se agacha dejando nuestros rostros a unos centímetros, nuestros labios a milímetros.

Puedo notar su respiración agitada golpeando mi curtida y blanquecina piel. Sus latidos acelerados provocan que los míos le quieran seguir el ritmo y mi respiración sea entrecortada, noto que me falta el aire, se acerca cada vez más, más ¡Y más!

- ¿Sabes que eres realmente linda? - Dice paseando sus yemas por mis mejillas, sin dejar de mirarme a los ojos, mientras sigue acercando nuestros rostros cada vez un poco más, como si de imanes que se atraen se trataran.

Nuestros cuerpos entrando en contacto... Nuestros rostros a centímetros... Nuestras bocas a milímetros, a segundos de rozar mis labi...

De pronto algo hace a Jason apartarse de un brinco a un lado. Como el gato al que le echan al agua y se aparta por repudio a esta.

Logan esta en medio de la habitación mirándonos perplejo intentando asimilar la escena que ocurre frente a sus ojos.

- Lo-Logan... - Digo mordiéndome el labio inferior.

¿Porque me pongo tan nerviosa si no estamos haciendo nada malo?
Tan solo me corté y Jason iba a ayudarme ¿No?

Dirijo mi mirada hacia Jason el que sigue mirando desafiante a Logan sin mediar palabra.

¿Por qué tanta seriedad?

 A través De Mi Ventana [En Edición]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora