Capítulo 31

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- Hindana ¡Abre la puñetera puerta de una vez o me veré obligado a usar la fuerza bruta y tirar la puerta abajo de una patada! - Dice en un tono agresivo mientras golpea su puño contra la puerta continuadamente - Llevo más de media hora oyendo tus lamentos ¡Abre de una puñetera vez esta maldita puerta! Por favor... - Rogó - Venga... Que ya hasta he perdido la poca dignidad que me quedaba diciendo "Que usare la fuerza bruta" como los policías...

Río ante sus palabras.

Jason estaba desesperado por conseguir que le abriera, llevaba ya bastante rato dando vueltas por el pasillo y tocando la puerta cada dos por tres mientras yo al otro lado lloro silenciosa sin parar, sin poder evitarlo, echa pedacitos - Bueno. Tampoco. Porque así es como ya estaba. Digamos que si ya estaban rotos pues ahora paso una apisonadora por encima de los restos y quedaron peor que antes - Con los ojos en blanco mirando la pared apenada.

Por primera vez alguien distinto a tía Carmen apareció en mi vida, y por una vez parecía...

¿Que se preocupaba por mí, tal vez?

Tan familiar se me hacía su rostro...

Nadie sabe lo que es no sentirse querida por nadie... Encontrarse sola en el mundo... El cariño es una de las cosas más importantes y necesarias para formarse como persona. Y ese cariño que tanto hace falta; a mí nunca me lo dieron. Está claro que Jason también estuvo, pero era diferente... Con Logan era todo más cercano, más cariñoso, más... ¿Natural? ¿Familiar? Algo me empujaba a quererlo. Algo empujaba hacia él. Era todo tan... Surreal... Ese chico tenía algo, algo... No sabría cómo definir lo... Sus gestos, su sonrisa, su manera de hablar, esos ojos, esa mirada...

Vuelven a picarme los ojos, pero esta vez aguanto las lágrimas y muerdo mi labio inferior que tiende a temblar y así derrumbarme por completo.

- Hindana... Por favor... - Ruega.

Estoy cansada de sentirme así...

Me levanto y dejo mi mirada fija en el pomo de la puerta, y me paro unos segundos para dedicarme a mirar mi reflejo en él; el reflejo de alguien que no para de llorar, que se volvió a romper... Quitó lentamente el pestillo notando como la madera cruje y chirría ante el esfuerzo de abrir.

Me giro y me alejo de la puerta yendo hacia el balcón del baño dejando que Jason la abra lentamente emitiendo así un chirrido casi inaudible.

Jason se queda petrificado al ver mi estado.

Mis labios tiemblan, su mirada se pierde en la mía.

Busca palabras, busca las palabras adecuadas para poder hablarme; como si hablarme de forma normal o con algún tipo de palabras pudiera dañarme... Unas que no causen dolor, no causen daño, tristeza... Si no tranquilidad, cercanía, cariño...

Lo sé, lo sé, tengo los ojos rojos he hinchados y mis mofletes siguen con ese color rojo tan característico mío. Pero que yo sepa tampoco es que sea un payaso exponiéndose en un circo esperando su aplauso...

- Hindana... ¿Has estado llorando? - Traga saliva serio y me clava sus ojos verdes.

Sigo con la mirada gacha, no me atrevo a mirar a nadie a los ojos, porque sé que si lo hago perderé la única pizca de orgullo que me queda.

Bajo la cabeza avergonzada y miles de mechones rubios se amontonan en mi frente y en mi cara, pero ni me los aparto ¿Saben por qué? Porque ahora mismo no es eso lo que me importa.

- Hindana, has estado llorando - Repite ya en modo de afirmación. Serio, sin relajar sus fracciones. Me mira apenado y tras unos segundos dirige su mano hacia mi barbilla y la eleva, levantando así mi cabeza - ¿Sabes que eres la chica más linda que he visto en mi vida, y más cuando te sonrojas? - Me mira a los ojos y esboza su mejor sonrisa - Pero las chicas guapas no lloran por gilipollas, así que deja de llorar ahora mismo.

Se hace el silencio.

- Por favor... - Susurra rogando.

La última gota que derramaré sale por el rabillo de mi ojo izquierdo; Jason al verla me la aparta sutilmente con la yema de su dedo.

- Hindana mírame a los ojos y explicarme todo esto por favor - Hago lo que él me dice - Él no se merece ni una sola de esas lágrimas.

Entonces una sonrisa de medio lado se escapa de mis labios.

Tiene razón él no merece mi sufrimiento. Él no merece nada de esto. No. No me merece.

- ¿Sabes? Yo también odio el "caprichito" que ha tenido por mi hermana, aunque él sea como un hermano para mí... - Dice mirando hacia la nada aun teniendo aún mi barbilla alzada - Pero dime ¿Tu por qué lloras exactamente? ¿Por qué él? - Dice volviendo a posar su mirada en mí.

Por fin consigo gesticular palabra y lo único que escapa de mi boca es algo que no debería haber dicho.

- Es-es el único que se ha preocupado por mí en más de cuatro años... - Balbuceo.

- Yo también me preocupo por ti, aunque no lo veas. Nunca dudes de ello - Me pide - Aunque ya me aclararas eso de "Más de cuatro años" - Dice esbozando una sonrisa amable a la vez que aparta su brazo de mi barbilla dirigiéndolo a mi hombro y atrayéndole hacia si para fundirnos en un caluroso abrazo.

Y en ese preciso instante en el que me abraza se hace el silencio.

Nadie quiere romperlo: Ni el silencio, ni el abrazo.

(...)

Después de toda esa movida me prometo olvidarle.

Pero al día siguiente aquí estoy en mi habitación dándome golpecitos mentales en mi cabeza diciéndome a mí misma: Muy bien chica lista ¿Como pretendes olvidarle ¡Si vives con él en la misma casa!?

 A través De Mi Ventana [En Edición]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora