Cinco años después aquí estoy - Si en efecto, lo de mi madre paso cuando tenía doce años -tumbada en el recoveco de mi ventana sin saber qué hacer, tan solo mirando a través de la ventana, viendo quien va, quien viene, quien se ha perdido, quien se ha encontrado, viendo grupitos de amigos conversando, gente solitaria con aparentes prisas...
Me entretiene mirar los autobuses, sobre todo la gente que monta en ellos; pensar en cómo serán, sus vidas... Me entretiene, me mantiene ocupada.
Que hoy por cierto, ¿Es lunes no? Si, si es lunes.
Pues hoy viene el autobús número 35 que empieza en un pueblo no muy lejos de aquí y acaba en unas paradas más adelante de mi casa, aquí en Seattle.
Hoy montarán la rubia pija, que TODOS los días coge el autobús cargada con miles de bolsas, pero no de comida, si no de ropa; mucha ropa - Ya me imagino el cacho armario sin fondo que tendrá que tener, porque si no no se donde guarda tanta ropa... Ya quisiera yo tener tanto dinero como para renovar mi armario entero...- El cartero que regresa a su casa después de un duro día de trabajo; y por supuesto el trabajador de la fábrica de bollitos...
El es un señor mayor, que tendrá entre unos cincuenta o sesenta años de edad - Le quedara poco para jubilarse... Digo yo... - Ya se puede apreciar cómo le va brotando alguna que otra cana blanca en su pelo entre su negro pelo, es un señor bastante majo y de apariencia amable, siempre me saluda y me trae uno de los famosos bollitos que elaboran en artesanal mente en su fábrica - A escondidas claro, que no le permiten llevarse los bollos que sobran... - Que elaboran en su fábrica, siempre que sobra alguno claro, o algún que otro bollo de los que pretenden desechar por estar demasiado doradito, no tener las medidas perfectas, contener demasiada crema o incluso carecer de ella... Cuando puede me suele traer mi favorito, el que está recubierto de miel... Es... Es tan esponjoso y delicioso... Casi se deshace solo en el paladar... Hace derritas por fuera y por dentro claro... ¡QUE RICO! ¡Y qué hambre me da hablar de ellos! Pero cuando no sobran... - Que suele ser muy a menudo, porque son los más demandados ya sea por alguna celebraciones o en el día a día... - Me trae uno que tiene crema por dentro; no me entusiasma mucho la verdad... Pero aún así, lo recibo siempre con buen gusto, y como recompensa le devuelvo una calurosa y animada sonrisa de oreja a oreja... Es un buen hombre.
¡Hablando del rey de Roma! Por ahí viene!
- ¡Hola Preciosa! ¡Buenas tardes! - Exclamó quitándose su gorra a modo de saludo y simulando mientras tanto un tipo de "reverencia" hacia mí, como si de una princesa me tratase yo, Hindana Wang Muller... Una princesa... Más quisiera yo - ¿Qué tal te fue hoy el día?
- ¡Hola buenas! Bien... Bueno como siempre, aquí admirando esta hermosa calle... - Dije con ironía, a lo que él contestó con una leve risa. Tan solo me dedique a sonreír. El no sabía que yo no salía de casa...
- Me alegro - Declaró mientras me ofreció una de sus mejores sonrisas - Hoy tengo una sorpresa para ti princesa, sé que no te gusta que te lo recuerden... Pero... ¡Feliz Cumpleaños! - Dijo con una gran sonrisa en sus labios mientras movía sus manos alegremente.
- Gracias... Pero sabes que para mí eso no tiene valor... ¡Así que a la próxima ni te molestes en felicitarme! - Dije con una sonrisa burlona.
- Ya me gustaría a mí llegar a presenciar más cumpleaños tuyos -Sonrió con una pálida sonrisa.
- ¡Claro que llegarás! Pero por favor, en las próximas no me felicites - Reí amablemente.
- Vale vale -Soltó junto a una gran carcajada... - Bueno... ¿Quieres tu regalo o no? Que si no me lo quedo yo, ¡Que está bien rico!
- ¡No me digas que por fin me lo has conseguido traer! - Dije toda entusiasmada como si fuese una niña pequeña...
- ¡Por supuesto que sí! ¿Acaso lo dudabas? - Dijo mirándome con aires de sobrado mientras reía levemente.
- ¡Vale, vale! Pero no me hagas esperar más ¡Lo quiero ya! - Juro que estaba a punto de ponerme de un momento a otro a rogarle ya de rodillas; deseaba ese bollito como a nada en el mundo en este momento, se me hacia la boca agua solo de pensarlo...
A continuación baje la "polea" que había instalado en mi ventana para poder coger los bollitos - Por supuesto sin que la tía Carmen se enterara... - Así que lance el cubo de plástico a través de la ventana, intentando que cayera justo a su altura.
- ¡Venga ahí va! -Exclamó mientras dejaba la caja de bollos en el cubo - Bueno guapa me tengo que ir, ¡Que pases un buen día! - Mientras se despedía yo tiraba de la cuerda hacia arriba ansiosa por tener entre mis manos esos bollos de una bendita vez - ¡Hasta el próximo lunes!
- ¡Adiós y muchísimas gracias por los bollos! - Dije mientras ya había abierto la caja y me disponía a abrir el envoltorio de uno de esos deliciosos bollos.
Nada me hacía más feliz en ese momento que probar uno de esos sabrosos bollos.
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A través De Mi Ventana [En Edición]
Teen Fiction- Estoy cansado de ser yo quien responda siempre a tus preguntas ¿No crees que esta vez te toca a ti? - El chico alzó la cabeza hacia el blanco techo perdiendo en este su mirada. - ¿Que quieres saber? - Curioseo la chica. - Solo tres preguntas - El...