Capítulo 4

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Después de toda aquella pesadilla, no fui capaz de acudir ni siquiera a su entierro.

Nadie me puede echar eso en cara ¿Si?
Necesitaba tiempo. Para asimilar la realidad... Tiempo...

Nunca llegue a ver su cuerpo sin vida, sin alegría sin color... - Hoy en día no me arrepiento de ello... - Y mejor, porque si no me hubiere lanzado sobre ella y no la hubiese soltado nunca.

Deje de asistir al instituto, y poco a poco Rachel y Clara fueron apartándome de su vida - Si no lo hicieron ya cuando pasó lo del concierto... -. Después de unos meses dejamos de mantener contacto alguno.

Si es cierto que me presente en su casa y pregunte qué narices había pasado. Ninguna sabía contesta, decían no tener palabras, no saber que decir; Solo un falso y rápido "Lo Siento"

En los días siguientes a lo de mi madre muchas personas desconocidas para mí me dieron el pésame - Estoy segura que ninguno de ellos conocía a mi madre, a lo mejor estarían aquí por interés o de extras como si esto fuese una estúpida película... Ojala lo fuese ¡Ojala! - Yo seguía sin mediar ni una sola palabra con ninguno de ellos, ni lo pretendía hacer.

Entre todos los que vinieron a darme el pésame me llamo la atención un chico moreno, no muy alto, tal vez de mi misma edad...
No me fije demasiado en él la verdad - No estaba de ánimo para fijarme en chicos, y menos ahora- pero lo que sí recuerdo es que se me acerco y me susurro algo al oído pero como estaba en mi mundo no escuche nada en absoluto ni siquiera me digne a responderle o mirarle a los ojos... Solo miraba mis zapatillas, las que en ese instante me parecían lo más interesante, precioso y entretenido del mundo.

El día después del entierro se me presento un abogado que me habló sobre muchas cosas, pero sobre lo que más insistió fue sobre la "herencia" - Que a mí me daba absolutamente igual... Yo no quería ninguna herencia, lo que quería es tenerla a ella... Tener a mi madre junto a mí, de nuevo... Para siempre... - Que mi madre me había dejado... No era mucho... no nos sobraba el dinero la verdad, éramos personas humildes, con tener lo justo para llevar bien los meses nos conformábamos.

Aunque de lo poco que tenía, me lo había dado todo.

Tan solo me había dejado su Cadillac Azul -Que más tarde vendí con algo de ayuda del abogado, ya que necesitaba algo de dinero para mi futuro (Además tendría qué esperar más de cuatro años para conducirlo) - y unas cajas con "recuerdos" de mi madre que estaban en un trastero no muy lejos de la zona comercial de allí.

Al poco tiempo mi padre desapareció del mapa -Bueno, para mi desapareció hace mucho tiempo de mi vida... - Pero esta vez se fue y no regreso de verdad... No como todas aquellas veces que decía, aseguraba y amenazaba con hacerlo. Esta vez era real; no iba a volver, nunca. No va a volver.

Por una parte me alegraba...
Si te tengo que decir la verdad, él era el único que nunca extrañaría ni lloraría a la espera de su vuelta. No le extrañé mucho - NADA en realidad - Desde que mama ingreso siempre se iba unos días por "trabajo" que más tarde se convertían en semanas o meses sin mantener ningún contacto con nosotras, y siempre volvía apestando a alcohol y otras muchas sustancias que prefería no saber cuáles eran...

Eso sí, hay un día que nunca olvidaré, me acuerdo perfectamente de el...
Ese día volvió más borracho de lo normal, pero eso no era lo que me extrañaba de él, lo que resaltaba aquel día no era eso, si no un riego de pintalabios de color carmesí que se entendía por tu cuello y mejillas, y por supuesto boca, además de su camisa entre abierta y la ausencia de su pelo siempre bien peinado.

En ese momento no lo comprendí, más tarde sí; cuando a la peste a alcohol se le sumo el pintalabios, el perfume de mujer, y la camisa y pantalón a medio abrochar.
Engañaba a mi madre. Y por lo que parecía, eso era muy a menudo...

Así que no pase mucho tiempo con él. Además, cuando estaba únicamente se dedicaba a gritar a mi pobre madre y romper todo lo que se encontraba a su paso, pero siempre sin olvidar la botella de Whisky en sus manos.... Esa asquerosa botella de Whisky...

Al ser menor no me podía quedar sola, así que, unos chicos de asuntos sociales o protección de menores (No tengo ni idea) me acogieron por un tiempo hasta que por fin se decidieron, por darle mi custodia a mi "querida" tía Carmen... Yo por mi parte seguía en estado de Shock, no hablaba, no comía...
Tan sólo respiraba, he incuso a veces hasta eso se me olvidaba...

Así que me acercaron a mí casa para que cogiera lo necesario y lo demás de mi habitación me lo empaquetarían y lo llevarían a casa de tía Carmen.

Era la primera vez en mucho tiempo que entraba a mi casa... Aún olía a barniz fresco, ya que
mi padre había pintado la pared del pasillo recientemente... Fue duro la verdad, irse de una casa en la que has crecido, con tu familia... si a lo mío se lo podía llamar así...
Es duro...
MUY DURO...
Y ahí estaba yo... Parada en medio del pasillo...

¡No podría soportarlo!

No paraban de agolparse más y más recuerdos taladrantes en mi cabeza, de estos que se repetían una, y otra, y otra, y otra vez. Así que eche a correr lo más rápido que pude pasando todas aquellas habitaciones... Todos aquellos recuerdos que guardaban y custodiaban en su interior, entre esas cuatro paredes...
Cogí la maleta más grande que encontré a mi paso y la abrí con brusquedad, al igual que las puertas de mi armario con rabia y cogí a puñados toda la ropa que había y metí todo lo que la maleta soporto, entre lágrimas y llantos.

Los recuerdos no, esos intenté dejarlos allí...

 A través De Mi Ventana [En Edición]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora