Capítulo 38

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Aparto la cortina y continúo mirando aquellos coloridos y cantarines pájaros con admiración; a pesar del mal tiempo que está haciendo hoy ellos siguen cantando, contra viento y marea, ahí, como todos los días, en aquella rama del árbol cantando esa melodía tan peculiar como cada día... Impresionantes.

Milu se acerca a mí y los mira con un aire de deseo en sus ojos.

- No se comen Milu - Paso la yema de mi dedo por el cristal.

Vuelvo a la cama y me dejo caer como una pluma sobre ella.

Tanto lío no me deja pensar con claridad, lo único que sé en este momento es que no quiero bajar abajo o salir de mi habitación por nada del mundo.

Muy bien chica lista, solo se te olvida un PEQUEÑISIMO detalle... ¿¿¡¡Y QUE NARICES PIENSAS COMER!!??

- ¡¡Cállate ya subconsciente!! - Vale... Creo que lo dije en alto.... Espero que nadie me haya oído, ¡Que vergüenza!

¿Sabes? Puede que mi subconsciente tenga razón, no tengo por qué encerrarme en mi habitación por esos dos idiotas.

Miro el suelo, y en efecto, siguen esparcidos en este los cristales del vaso roto de ayer. Pero eso ahora mismo eso no es una de las cosas que más me importan... Aunque gracias a dios al sacar a estos dos de mi habitación careada no me corte con ninguno de ellos, y eso que iba descalza.

Dudo entre calzarme o pasar por encima de la cama. Y si, elijo la opción más sencilla - Lo sé, soy una vaga - Paso por encima y me paro frente a la puerta, respiro hondo y la abro con sutileza...

¡No hay nadie! ¡Felicitaciones!

Subconsciente, oficialmente eres una borde.

No soy de las chicas más normales en este mundo. Teniendo en cuenta que hablo con mi subconsciente... Pero mírenlo por el lado bueno, al menos esta vez no lo he gritado a los cuatro vientos...

Bajo las escaleras a toda prisa, pero no sin antes mover un poco la barandilla y pisar los primeros escalones con extrema cautela para asegurarme como siempre que intento bajar de que hoy no será el día en el que me derrumbe junto a la esta - Todo sea por no estar encima suya cuando se desplome... - Cuando acabo de bajarlas me dedicó a mirarlas por unos míseros segundos con un notable aire de tristeza en mi mirada.
Al final no se cumplió mi sueño... Tía Carmen se fue y no se desplomo junto a ellas...

¡Qué pena!

Hago el gesto como de limpiar una lágrima imaginaria de mi rostro.

Dramática...

Antes de ir al salón me dirijo primero a la cocina, me acerco al fregadero y abro el grifo. Mojo mi dedo lentamente y procurando ser cuidadosa pero eso no impide que me duela a rabiar. Hago una mueca de dolor y vuelvo a mirar mi dedo, que por extraño que parezca noto como algo reluce en él. Acerco mi cabeza hacia el dedo como si de un microscopio se tratara... ¡Y si! Mis sospechas son ciertas, ¡Tengo un cristal incrustado en el corte!

¡Ahhgg...!

Mira el lado bueno, ¡Ya no hay sangre!

¿Acaso lo hay?
¿¿Hay lado bueno??

Me dirijo a uno de los muchos armarios de la cocina y saco de él un gran maletín. Después de conseguir cogerlo a duras penas voy al salón y como si no hubiese nadie me siento en el sofá y dejo el pesado botiquín en la mesa.

No los miro, pero sé donde esta cada uno y lo que están haciendo. Si, en efecto, soy muy buena o bueno, bastante observadora.

Para mi suerte, cada uno está a lo suyo.

Abro el botiquín con algo de dificultad con la mano izquierda, ya que el cristal está en la derecha y no quiero incrustármelo aún más por buscar la comodidad.

Miro todo lo que hay dentro y empiezo a revolver las cosas hasta encontrar lo que busco. Cojo la pinza de depilar, y después de un rato y unos cuantos intentos consigo coger el maldito trozo de cristal y con poco esfuerzo consigo sacarlos, para mi suerte no estaba muy incrustado. Cuando por fin consigo retirármelo del dedo aspiro con los dientes apretados y miro mi destrozado dedo índice. Antes de echarme el betadine me lavo la herida con agua oxigenada, y ya una vez lavada ya si que paso a echarme el betadine.

¡Y así acaba el tutorial de como quitarse un mini cristal incrustado en tu dedo!

¡ESCUECE MUCHÍSIMO!

Hago una mueca de dolor bajo la atenta mirada de Logan, si, en efecto, ha estado mirándome desde que empecé a quejarme, hacer ruido y muecas de dolor.

(...)

Se hace de noche y Jason prepara la comida mientras Logan pone los platos, Mindy por su parte no da señales de vida.

Yo estoy arriba acabándome de vestir - ¡Esa ducha me sentó de lujo! -

(...)

Después de quince minutos - O eso creo haber calculado - Estoy parada en el marco de la puerta, viendo como Logan y Jason comen en completo silencio - Creo que siguen sin hablarse... - Empiezo a andar hacia el sitio donde esta mi plato, captando así sin querer su atención.

Miro mi plato hambrienta.

Si en efecto hoy tocaba hamburguesa y tiene muy pero que MUY buena pinta la verdad...

- Disculpadme - Les miro a los ojos a ambos y me agacho a recoger mi plato, llamo a Milu me dirijo hacia la a la terraza y una vez fuera, cierro la puerta.

"La cagaste Logan" Dice Jason.

"No, al contrario, la cagamos los dos" Contraataca Logan.

Eso es lo único que les oigo decir, y la verdad es que me alegra que al menos se dieran cuenta de que estuvo mal su estúpida pelea y que no ayudó en nada en absoluto, es más, si lo único que querían es liarme, claramente lo consiguieron.

Empiezo a comer mi hamburguesa hasta que no puedo más y llena dejo un cacho de ella en el plato.

Me acurrucó junto a la pared y cojo a Milu entre mis brazos, la acuno con ternura contra a mi pecho; hace frío, pero no quiero entrar.

Cierro los ojos y apachurro a Milu más contra mis brazos.

(...)

Alguien me zarandea del hombro cariñosamente

- Hindana, te traje una manta...

Me renuevo incomoda sin contestar.

- Hindana... - Me vuelve a zarandear.

- Que quieres Jason... - Le digo - Sabes que no estoy de humor... – Murmuro.

Pega un bufido y se sienta a mi lado.

- Lo siento ¿vale? - Lo peor es que su voz suena cansada y eso de cierto modo produce algo de mal estar en mí.

- No debiste intentarlo...

- Perdóname, pero yo no tengo la culpa de que seas tan apetecible... - Con tan solo ese comentario me vale para que me ruborice por completo.

- Ja-jason... - Pone un dedo en mis labios y me hace callar.

- Tan solo déjame recompensarte - Dice apartando su dedo lentamente - Tengamos una cita - Dice mirándome por fin directamente a los ojos serio.

- ¿U-una cita...?

Acerca su mano a mi rostro y acaricia mi mejilla, lo que me hace estremecer. Me mira a los ojos y acerca sus labios a mi oreja apartando a la vez un pelo rebelde que se agolpaba en mi frente.

- Si Hindana, una Cita.

 A través De Mi Ventana [En Edición]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora