Querida Irene,
He decidido que ésta será la última carta que te envíe, al menos hasta que me contestes a alguna o me llames para decir "¡Hola desde Nueva York! Ahora no puedo hablar pero estoy bien. ¡Saludos!". Sólo eso. No sabes lo desesperada que puedes llegar a estar por saber de una persona hasta el momento en el que esa persona casi parece que se haya esfumado, que se haya evaporado. Creo que me estoy obsesionado demasiado, pero no sabes lo que necesito que me hagas esa llamada que tanto ansío.
Aquí llegan las novedades en estos días:
1-Estoy embarazada, tengo novio y me he peleado.
2-Del número 1 sólo eran verdad los dos últimos, pero si te decía que estaba embarazada quizá vieses menos mal las otras dos.
3-Me estoy enamorando.
4-Creo que la he cagado con Dani.
Hugo es muy atento, romántico y detallista. Y lo mejor, ¡estamos juntos! El otro día hicimos un picnic en el campo y luego me llevó al centro comercial a comprarme un vestido para la fiesta de cumpleaños que Dani le hará a Álvaro. No me puedo creer que Hugo quiera venir a esta fiesta de niños, ¿no es lo mejor? En cuanto al vestido, valía demasiado así que lo cambié por una chaqueta del mismo color que aún no me he puesto. Es de un estilo militar, como se lleva ahora, pero creo que a ti te quedará mejor que a mí.
Hugo es tan bueno conmigo que creo que me estoy enamorando. ¿Sabes que estás enamorada cuando las canciones románticas tienen sentido para ti? Es ridículo, lo sé, pero es lo más bonito que jamás haya sentido.
Quizá no te haga mucha gracia que esté saliendo con alguien de más de veinte años, pero estoy segura, aunque Álvaro diga lo contrario, que no tiene las intenciones que él cree que tiene.
Ahora viene la parte mala: He tenido una pelea de las gordas con Andrea. Pero no creas que cuando hablo de peleas lo hago de discusiones, no, hablo de una pelea de verdad, con sus tirones de pelo incluido. Que por cierto, cuando me duché después de la pelea, vi que se me caía mucho pelo. La imbécil esa al final va a acabar conmigo física y psicológicamente, lo presiento.
Bueno, el caso es que en mi clase hay una chica nueva que ha resultado ser la prima de Dani. ¿Te acuerdas de Claudia? Su hermano Jorge y tú creo que erais de la misma edad. Claudia está cenando varios días a la semana en casa de su primo y Andrea, con sus celos, lo descubrió y yo la oí decir que iba a hacerle la vida imposible a la nueva novia de Dani creyendo que ésta era Claudia. El lunes por la noche la escuché en nuestra calle y decidí que iba a enfrentarme a ella antes de que ella lo hiciese con Claudia. No sé realmente cuáles fueron mis razones para hacerlo, sólo sé que acabamos de los pelos y gritándonos la una a la otra lo perras que éramos.
Es un poco lío, pero básicamente es eso, que por fin me encaré a mi examiga y ahora me siento aún peor que antes. No por la pelea, nunca me arrepentiré de intentar dejarla medio calva, si no porque ha descubierto mi relación con Hugo y temo que lo use en mi contra.
Además, en medio de la pelea, Dani intentó calmarme para que no la estrangulara, cosa que hubiera hecho si él no me hubiese parado. Sin embargo yo, con todo mi encanto y mi desparpajo le dije que me dejara y que me importaba una mierda. Era mentira. ¡Claro que era mentira! Pero la rabia y las ganas de matarla me pudieron.
Ahora, escribiéndote, me doy cuenta de algunas cosas que antes no pensaba, o negaba, que fueran ciertas.
¿Y si Claudia era una excusa más y yo lo que quería era apartar las manos de Andrea de encima de Dani? ¿Y si, aún estando con Hugo, la veo como una rival por Dani? ¿Y si Dani es de verdad de quien me estoy enamorando? ¿Y si no estoy haciendo lo correcto con Hugo? ¿Y si me estoy equivocando? ¿Y si debiera perdonar a Dani y olvidar lo que me ha hecho sólo porque aún lo quiero?
Por estas cosas necesito que estés aquí, Irene, tú sí que tendrías la respuesta para todas mis preguntas.
Espero con ansia tu respuesta, ya sabes que dejaré de escribir si no sé más de ti.
Un millón de besos y un abrazo de oso,
Elena.
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Cartas para Irene
Novela JuvenilElena, a sus quince años, tiene los problemas típicos de su edad: deberes, chicos inmaduros, amigas y discusiones con su familia; y la única manera que tiene Elena para escapar de esa realidad es escribirle cartas a su hermana, Irene, que vive en el...