Cartas para Irene

Cincuenta y Cuatro

Tommy Mel's siempre está hasta los topes de gente. La música de los años cincuenta que suena a través de los altaveces del local nos envuelve y nos transporta a dicha década. Lo mejor de Tommy Mel's no es sólo su ambientación entre música y mobiliario inspirado en un diner americano, si no también las comidas tan buenas que hacen. Se me hace la boca agua tan sólo al pensar en una de esas hamburguesas con el pollo crujiente, salsa Tommy Mel's y extra de queso. ¡Jesús!

En Tommy Mel's es de los pocos sitios en los que me permito comer lo que sea. El que haya ido me entenderá y sabrá, sin dudarlo, de lo que estoy hablando. No sé qué sería de mí sin una franquicia de Tommy Mel's en mi ciudad, aunque esté lejos de mi casa.

Una camarera de unos veinte años ataviada con un vestido corto negro de botones rosas y mangas cortas nos recibe. ¿No tiene frío? A pesar de haber tanta gente, la camarera nos encuentra una mesa para dos al fondo del local, justo detrás de un padre y una hija que comen juntos. 

Nos deslizamos al mismo tiempo por el sillón verde agua y blanco característico de Tommy Mel's y, en cuanto nos sentamos, cada uno agarra un menú y comienza a leerlo. En realidad a ninguno le hace falta leerlo: somos tan adictos a Tommy Mel's que casi nos sabemos el menú de memoria. Además, casi siempre nos pedimos lo mismo: Yo la Rocketman y Álvaro la Top Cheese.

—Creo que voy a probar algo nuevo. —comenta mi hermano pasándose la mano por la barbilla demostrándome que está bastante concentrado estudiándose el menú. 

—¿No te pides la Top Cheese? —pregunto. Mi hermano, tan adicto al queso como él sólo, es incapaz de pedir algo que no lleve queso. Sus comidas favoritas son el queso y el chocolate. Si inventaran algo que saciara y llevara ambos alimentos, sin duda mi hermano dejaría de comer todo lo demás.

Álvaro niega y suelta el menú sobre la mesa con más ímpetu del que pensaba que tendría.

—Voy a pedir una Heart Break Hotel y un batido de Nutella.

—¿Una Heart Break Hotel? ¿Estás loco? —esa hamburguesa es para atrevidos, hasta el menú lo dice. Atrevidos quiere decir valientes, y por tanto, que no es algo que todo el mundo coma porque no es sano. Tiene doble de carne, doble de queso, doble de bacon, salsa Tommy Mel's... ¡Es una bomba!

—No. —me asegura—. Es mi cumpleaños, y quiero probar cosas nuevas.

—Como quieras... —resoplo. Álvaro llama a la camarera de antes alzando la mano levemente y ésta llega en un minuto a nuestro lado. Por suerte y con la de gente que hay, ha llegado pronto.

—¿Ya saben lo que tomarán?

—Yo quiero una Heart Break Hotel y un batido de Nutella, y ella...

—Una Rocketman y para beber... un batido de mantequilla de cacahuetes.

—Ajá. —dice escribiendo algo en un cuaderno pequeño con un bolígrafo rosa con unas plumas del mismo color—. En seguida estará. Disfruten mientras tanto, pareja.

—No somos... —hago el intento de protestar, pero Álvaro acaba con mi intento tan pronto como llegó con sus carcajadas. No sé dónde le ve la gracia. La camarera mueve sus deportivas rosa chicle hasta la cocina donde desaparece.

—Ojalá vieras la cara que se te ha quedado cuando nos ha llamado pareja. —comenta cuando por fin termina de carcajear y toma algo de aire.

Resoplo y pongo los ojos en blanco.

Entonces la música del local se apaga al mismo tiempo que lo hacen las luces. ¿Qué está pasando? ¿Se ha ido la luz?

Una sóla lámpara se enciende en la puerta del baño desde donde sale un hombre joven vestido con un jersey azul marino. Su barba lo hace bastante sexy, si fuera algo más pequeño seguramente me atraería. Todo el mundo en Tommy Mel's se calla y observa al hombre. Se acerca a la mesa donde hay una mujer de su misma edad aproximadamente. La mujer es también muy guapa, se parece un poco a Irene. Tiene el pelo dorado con el flequillo recto. A los lados de la cara se ha hecho unos tirabuzones con el alisador de pelo. Se tapa la cara con las manos cuando se da cuenta de que el hombre iluminado es su amigo, o su novio.