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En el momento, la mejor decisión parecía ser el escapar, sin siquiera detenerme a pensar.
Así que corrí, corrí y corrí hasta que me encontré sentado en un avión directo a un lugar que no había visitado en años.

Era el único lugar en el que Harry no podría encontrarme, porque es algo que no comparto con nadie.

Estoy en casa.

Estoy a miles de kilometros fuera de América, lejos de Zayn, de Liam y de todos los malditos involucrados en esta mala pasada.

¿Por qué tenía que ser una competencia?

No me malentiendas, no tengo miedo de perder.
Me da miedo pensar en cuantas personas tendrán que dejar lo que han hecho por años para poderme ceder su lugar.

Mis pies tienen vida propia, guiándome por el aeropuerto hasta abordar un taxi que me lleva hasta donde el mar colinda con la tierra.

La sal marina se impregna junto con el olor a pescado, en el aire denso y húmedo que rodea toda la costa en la que crecí.
El rumor de las olas chocando se entremezcla junto a el sonido de los barcos en altamar, haciendo una especie de marcha solemne mientras me abro paso en la ciudad.

Cualquier persona—ya sea nativa o no— vendría aquí buscando pasar un buen rato, o tal vez estaría reviviendo memorias.

Pero yo no vengo por diversión, ni buscando revivir el pasado.

Vengo por nostalgia, y por otro sentimiento que no puedo identificar.

Mientras mis pies resbalan por la tierra humedecida, la gran y ancha verja negra que resguarda el cementerio se alza como una imponente montaña ante mis ojos, esperando tenerme lo suficientemente cerca para lanzarse en avalancha sobre mi.

Es como si mis culpas se me materializaran enfrente.

the soles of our shoes are all worn out  || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora