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Harry supo que aquellos cinco días en Yucatán serían muy distintos a como lo tenía planeado, desde el momento en que llegó a la ciudad.

La primera pista que tuvo fue que le negaran la entrada al hotel que había reservado.

La segunda, fue que su auto rentado hubiera sido cambiado por un burro de carga.

Y la gran y última pista, que fue la que le confirmó las sospechas, fue el caer en cuenta de que se estaba adentrando en la zona de los pueblos indigenas, en medio de la noche.

Sabía quién era el responsable de toda su odisea apenas llegó.
"Veo que has llegado entero" dijo Louis, dándose la vuelta de repente.

Harry brincó un poco, sorprendido de que supiera que ya estaba allí.
"No te sorprendas tanto, Harry. Los niños me dijeron que has llegado" se rió, señalando al puñado de pequeños de caritas curiosas que comían con él.

Harry le frunció el ceño. "¿Cómo has hecho para re-programar todo?"

Louis se dio un par de golpecitos en la punta de la nariz con su dedo índice. "Un mago jamás revela sus secretos."

Harry rodó los ojos, sonriéndole. "No es gracioso, Louis. Casi mato al pobre gerente del hotel."

Louis ríe con ganas. "¿Para que pagar un hotel cuando puedes dormir en comunidades así de lindas?"

Harry le ve poco convencido mientras Louis intercambia unas cuantas palabras con una mujer mayor.

La mujer le habla en dialecto y Harry solo sonríe, viendo a Louis en busca de respuestas.
El ojiazul en cambio, se remueve en su tronco cortado que hace de silla.
"Dice que te sientes a comer porque en media hora dormiremos."

Harry ve con cuidado el plato de comida que es colocado frente a él mientras toma asiento junto a Louis.
"¿Qué es eso?"

"Kuyoc-Chan nos ha dicho sobre ti" habló una chica de no mas de quince años, mientras recogía los platos. "Dice que eres especial para comer."

Louis le ofreció ayuda y ella negó. El ojiazul hablaba con la chica en inglés y ella respondía con facilidad.

"Son frijoles con pescado y arroz" explicó la niña, antes de marcharse.
Harry tomó la astillada cuchara de metal que tenía junto a su plato y comenzó a comer sin quejarse.

"¿Qué ha sido todo eso?" preguntó a Louis, tratando de ignorar su pensamiento tonto acerca de la falta de sal en la comida.

Louis nota su descontento. "Le estaba diciendo que no quería pasar por grosero, ya sabes, que pensara que creo que son mis sirvientes."

Harry asintió. "Es... genial, que sepa inglés. Es raro que la gente aquí sepa siquiera español."

"Eso es algo muy grosero para decir" dice Louis, poniendo mala cara. "Que no tengan las mismas oportunidades que tu es–"

"Yo no me exprese bien" replica rápidamente Harry, asustado.

"Lo sé" se ríe Louis. "Me gusta meterme contigo."
Harry ríe nervioso.

"Hey, relájate. Es algo nuevo, pero de eso se trata, ¿no?" Le dice Louis, golpeándole el hombro ligeramente.
Y a Harry no le queda otra mas que asentir y terminar su comida.

Después de eso el par termina de cenar y va a dormir. Lo cual, representa otro reto para Harry.

Louis puede ver que sigue enojado porque lo ha privado de comodidad; sabe que tal vez es algo injusto—después de todo, él esta acostumbrado—y puede que no le incumba, pero el ojiazul siente que si Harry esta en busca de nuevo contenido para su carrera, debería tratar mas fuerte.

the soles of our shoes are all worn out  || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora