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N/A: A partir de ahora, los caps serán largos y casi todos en tercera persona :)

agarrense perros :3

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—Necesito que vengas a darme el visto bueno. Amo tu voz grave, pero por teléfono, no puedo hacer mucho por ti, Harry. Hay una razón por la que se le dice arte visual, ¿sabías?

El ojiverde ríe, balanceando el teléfono entre la cuenca de la oreja y su hombro. Sus manos están demasiado ocupadas arreglando las fotos recién impresas sobre su escritorio. El papel brillante centelleaba contra la luz del sol que se alzaba en el cielo. Era mediodía.

—Lo siento, Perrie. ¿Qué te parece si viajo hasta allá en un par de horas? Necesito editar unas fotos y recoger a los niños de su sesión de terapia. Realmente estoy a manos llenas últimamente.

—Bien. ¿A que hora mas o menos? Tengo que encontrarme con Zayn también.

El ojiverde sacude su muñeca, devolviendo su reloj caro a su posición original. —¿A las tres y cuarto?

—Excelso. Nos vemos.

Harry le cuelga y colecta rápidamente las fotos que no le han convencido.

Aquel día había empezado particularmente mal. Había recibido una llamada un tanto desalentadora.

National Geographic había decidido no lanzar el número en el que había participado. Había recibido una elaborada explicación, pero honestamente no había prestado atención. Su cerebro estuvo demasiado ocupado sacando conjeturas.

Genial, ¿ahora qué? ¿Qué iba a hacer con todo lo que tenía planeado para Louis?

Luego de pensar en eso, se percató de que llevaba varias horas sin saber nada del ojiazul. Le había prometido llamar apenas arribara a su destino. Cuando no lo hizo, Harry le dio el beneficio de la duda. Sabia lo mucho que le gustaba a su novio pasar el tiempo solo, o simplemente hacerle adivinar en donde estaba. Dios, incluso consideró que el pequeño castaño debió tener un golpe repentino de inspiración para el libro y estaba encorvado sobre su cuaderno, escribiendo línea tras línea de hermosa literatura.

Había conseguido distraer a su preocupación, ocupándose con las fotos que ahora llevaba en un sobre amarillo. Necesitaba armar aquello rápido. Con la ayuda de Perrie terminaría a tiempo. O eso esperaba.

Pero ahora que se encuentra solo en su auto mientras lo enciende, las dudas le inundan la cabeza como la marea tormentosa de un océano abierto.

¿Debería llamarlo?

—No, no. Seguro me guarda rencor diez años si lo interrumpo— se dice, tratando de apaciguar la creciente inquietud que le nubla desde adentro, a cada segundo que pasa.

Decide que lo más factible en ese momento es ocuparse de todo lo que debe hacer y sólo entonces, se permitirá entrar en pánico como se debe. Llamadas frenéticas a Zayn pidiendo explicaciones y todo. Tal vez incluso se termine el crédito llamando a donde quiera que este Louis.

Se encamina entonces hasta la oficina del terapeuta que atiende a su familia entera y sale decidido de su auto, dispuesto a terminar lo más rápido que se pueda todos sus mandados.

A estas alturas, Harry debería saber que las cosas nunca salen como el quiere que lo hagan. Pero no, no lo considera. El trance en el que Louis le sumerge parece nunca irse del todo, aún si no se encuentran en el mismo cuarto, o en el mismo continente. Así que, su positividad empaña su sentido común, y no prevé que Tristán le esté esperando en el lugar.

the soles of our shoes are all worn out  || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora