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Había caos.

Para ambas partes.


Harry se había levantado a las siete en punto, y no había descansado ni un segundo después de eso. Desde corretear al servicio de banquetes hasta tener a los niños listos para la ceremonia de apertura, el ojiverde había dejado a Flash en el segundo lugar de velocidad.

A pesar de que cualquiera estaría más que exhausto de lograr tantas cosas en un solo día, el mayor se sentía muy distante de estar siquiera agotado. Se lo atribuía a los nervios, más que nada. La adrenalina de no tener control de los resultados de esta noche lo llenaba con energía inquebrantable.


Para cuando dieron las seis de la tarde, Harry estaba totalmente libre. Sólo quedaba arreglarse y conducir hasta el evento, que abría justo a las doce. Él pensó que era un buen toque. Empezar la Noche Buena con una exposición como esa.











Mientras el rizado se deshacía de anticipación en su apartamento, Zayn y Liam trotaban alrededor de la ciudad con Luke y Grace siguiéndolos de cerca. Los dos menores habían insistido en acompañarles a hacer todo lo que tenían pendiente.

—Acá dejamos la champaña para las mimosas— vociferó Zayn, esquivando a los montacargas que iban y venían fuera de la galería, cargando cartones llenos de botellas.

—Sólo necesitamos más meseros y vodka— habló el encargado de la organización, que en opinión de Liam, no hacía su trabajo. —Al parecer esperamos más gente de la prevista.

El pelinegro le dio una mirada. —Amigo, fuimos lo suficientemente amables contigo para recoger la champaña del expendio que dijiste. No cruzaremos la ciudad en busca de vodka y más empleados.

Liam le dio una mirada orgullosa.

—Ese es mi bebé— susurró, ganándose una sonrisa y ojos en blanco de su novio.





El organizador asintió no muy complacido y se puso en marcha, dejando a los cuatro solos. Grace y Lucas se aventuraron en la galería, observando los cuadros cubiertos por telas finas que impedían apreciar las obras antes de tiempo.

—Tanto misterio me está matando— dijo Luke, cruzándose de brazos frente al cuadro más grande de todos.

—A ti y a todos, peque— dijo Zayn, llegando detrás suyo y colocando una mano sobre sus hombros.

—Todos sabemos que es por Louis pero, ¿qué es exactamente?— la castaña de ojos verdes frunció el ceño, tratando de enfocar la imagen borrosa debajo de la tela blanca.

—Si no te lo ha dicho a ti, que eres su sangre,  ¿qué te hace creer que nos dirá a nosotros?— observó Liam, a su lado. —De seguro son todas cartas de amor.




El de ojos pardos continuó recorriendo la galería a paso lento junto a los niños, haciendo adivinaciones al azar sobre lo que contendrían las obras. Zayn se atrasó un poco, deteniéndose a observar el trabajo de Perrie. Desde dibujos multicolor en las paredes hasta serigrafia con letras de canciones que seguramente significaban mucho para Harry.



Suspiró. Era hermoso, pero algo faltaba.

the soles of our shoes are all worn out  || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora