Cap. 56 Dime Yoichi... ¿tu me quieres?

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Narradora:

Los ojos de jade lo contemplan con timidez desde la puerta... Yoichi se recarga sobre el marco apoyando su cabeza en él y con su mano izquierda temblorosa aun sostiene el picaporte de la puerta, sin decidirse a adentrarse en el cuarto del chico de cabellos violetas que lo contempla con una sonrisa desde su cama, el castaño se queda como congelado allí...

-Pasa osito... no te haré nada... –le dice y al notar la duda en el castaño, su mirada se apaga nuevamente y su rostro se entristece al percibir cierto temor en el castaño, deja caer de una vez más su cabeza en el mullido colchón de su cama...

Suspira mientras sus ojos carmesí se enfocan en el techo de su cuarto, sus pies aún están sobre la alfombra ya que se encontraba sentado al borde se su cama antes de dejar caer su espalda sobre esta... la puerta se cierra y pasan unos segundo que le parecen eternos al de ojos carmesí... un incómodo silencio llena la habitación, hasta que una dulce voz algo temblorosa lo rompe...

-E... e... ¿estás enojado? –le pregunta al fin temeroso, las manos de Lacus restriegan su rostro, llevando hacia atrás los mechones de cabellos que cubrían su frente, intentando con esto serenar su mente y quitarse la frustración que siente...

-No osito... yo jamás voy a molestarme contigo... –su voz se va apagando y Yoichi puede percibir la tristeza en ella...

-Te... te oyes triste, es la primera vez que te veo así ¿es por lo que paso hace un momento?, yo... yo...

-Yoichi tú... ¿me temes? –le interrumpe de repente... incorporándose hasta quedar sentado sobre el borde de su cama...

-No... yo...

-Ven siéntate a mi lado, te prometo que no haré nada... –le pide palmeando su cama... el castaño se acerca despacio y se sienta junto a él, juega con sus manos retorciendo sus dedos, está bastante nervioso, sus ojos están fijos en sus pies...

-Por mi culpa te pusiste triste... –dice de repente con voz apesadumbrada el castaño y Lacus se enternece... –yo no quería que te pusieras triste... lo siento, sé que solo era un juego, pero... pero... yo –dos dedos de Lacus sobre sus labios lo callan...

-Yoichi mírame –le pide, el castaño levanta su cabeza y sus ojos se encuentran con los de Lacus, sus mejillas se sonrojan de inmediato pero sostiene su mirada, Lacus debe hacer un esfuerzo enorme para no lanzársele encima ya que se ve sumamente tierno a sus ojos... –no es tu culpa...

-Claro que sí... tu... tú me explicaste muchas veces el juego –comienza a decir con los nervios a flor de piel, atropellando sus palabras –y yo... yo... lo comprendí es... es solo... que cuando tu comenzaste la cuenta me comenzó a picar el labio y... y yo sin darme cuenta me lo frote... justo cuando tú te descubriste los ojos... –Lacus lo mira sin decir una palabra, esta embelesado por la ternura que siente al ver al castaño tan nervioso, esforzándose por intentar animarlo, una sonrisa comienza a asomar en sus labios –y pensaste que... que yo... bueno ya no importa, si quieres puedes besarme...

Los ojos de Lacus se agrandan incrédulos al oír las últimas palabras de Yoichi... Osito ¿quieres matarme?, te ves tan tierno que ya no resisto más... si te beso ahora estoy seguro que no podré contenerme, no me tortures así por favor...

-Lo... ¿lo dices en serio? –pregunta solo para estar seguro... sabe que en cuanto tome sus labios ya no habrá vuelta atrás al menos para él...

-Sí, después de todo solo es un juego ¿verdad? –Lacus siente como si esas palabras le hubiesen abofeteado el rostro y escocieran su corazón...

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