Cap. 63 Recuerdos... ¿el pasado regresa al presente...?

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-Yuu... ellos te llevaron... -repite Mikaela -¿Por qué...? ¿que era eso tan malo que hiciste? -su cabeza se llena de preguntas y Ako comprende que ha cometido un error, que no sabe cuanto le puede llegar a costar...

Mikaela seca sus lagrimas y se concentra en la última imagen de sus recuerdos, da vueltas por su  cuarto intentando recrear la imagen, camina hasta su antiguo escritorio y se sienta con cuidado abre el cajón de su derecha y sonríe al ver que todo esta tal cual lo recuerda, su bloc de dibujo, sus lapices, los toma con una sonrisa y rememora sus clases de dibujo, es algo que siempre se le ha dado bien, acomoda el bloc sobre el escritorio y comienza a esbozar la escena que se grabo en su memoria, se sorprende él mismo de la claridad con que ahora puede recordar...


-Señorito Yuichiro ¿Cree que este bien?... lleva casi una hora allá... -le pregunta el mayordomo preocupado, los sirvientes van y vienen terminando de preparar todo para sorprender a Mikaela.

-No lo sé, mejor voy por él -le responde el azabache y el hombre asiente aliviado.

Yuichiro sube casi corriendo las escaleras, está preocupado también, Ako no le dio ninguna señal desde que subió detrás de Mikaela y eso lo inquieta, ella dijo que le devolvería sus recuerdos , se repitió el azabache recorriendo los escasos metros que lo separaban del cuarto de Mikaela, cuando estuvo frente a la puerta toco con suavidad.

Solo dos golpes suaves hicieron sobresaltar al rubio y a Ako que estaba de pie junto a este, mirando con atención el dibujo que trazaba Mikaela, en cuanto ambos llevaron su mirada hacia la puerta esta se abrió lentamente dejando ver el rostro preocupado de Yuichiro.

-¿Esta todo bien? -pregunto confundido al ver la expresión de horror en el rostro de Ako, mientras que Mikaela parece feliz.

-Si Yuu-chan, ¿por qué lo preguntas?

 -Bueno... llevas casi una hora aquí... el mayordomo y los demás parecen preocupados... -Mikaela se sorprende al oírlo.

-Lo siento, no me di cuenta... yo recordé algo que paso hace tiempo y... -los zafiros lo contemplaron por un momento y luego volvieron a su dibujo unos segundos antes de volver a mirarlo y en su mente comenzó ha preguntarse, ¿por qué Yuu-chan se parece tanto a Yuu?, no es... es imposible, Yuu-chan es solo unos días menor que yo... y Yuu ya era adulto cunado yo tenia cinco años... él no pudo... pero sus ojos... su nombre... 

-¿Qué recordaste? -la pregunta del azabache lo saco de sus cavilaciones.

-El día que... -estaba a punto de decirle que había recordado el día perdió a su hermano mayor, a su ángel guardián, pero no pudo, creyó que tal vez su Yuu-chan pensaría que se había vuelto loco -alguien importante para mí de niño se fue... bueno en realidad se lo llevaron, es curioso siempre pensé que me había dejado luego de despedirse de mí...

Los esmeraldas de Yuichiro se fijaron de nuevo en Ako pero ella permanecía muy quieta con su mirada fija en el dibujo de Mikaela, sus esmeraldas se posaron en el bloc de dibujo y su cuerpo se tenso de inmediato al reconocer los rostros de Gabriel y Miguel, también pudo reconocerse a él mismo entre ellos que lo sujetaban, quiso preguntar con su mente a Ako que había pasado, pero no lograba concentrarse, sus ojos no podían apartarse del bloc y su mente lo arrastraba hacia aquellos tormentosos recuerdos del día que arrancaron sus alas, un escalofrío recorrió su espalda sobre las imperceptibles cicatrices, cerro sus ojos un momento y su mente lo hizo revivir el momento en que Gabriel le hizo incar de rodillas y tomar con fuerza su brazo y su hombro derecho, mientras que Miguel hacia lo mismo con el izquierdo, Chamuel y Uriel tomaron sus alas y casi pudo sentir como parte de su piel se desgarraba al ser arrancada junto a sus alas, sus esmeraldas se abrieron pero la escena continuaba, sintió un intenso dolor recorrer su espalda, apretó sus dientes tensando su mandíbula para ahogar un grito de dolor, pero su respiración se hizo pesada y sus esmeraldas se cristalizaron un instante hasta que logró contener el intenso dolor, Mikaela frunció un poco el ceño al notar que la respiración de Yuichiro era irregular como forzada y casi pudo jurar que su rostro palideció por un instante mientras su frente se perlaba en sudor, algo extraño ya que la calefacción de la casa no estaba tan alta.

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