Yuichiro estaba casi en shock, tanto o más sorprendido que Mikaela -esto no es real -se repitió en su mente -no es posible -sus latidos se aceleraron y una extraña emoción comenzaba a brotar en su pecho junto a sus desenfrenados latidos, se negaba a abrir sus ojos, pensando que era un sueño -esto tiene que ser un sueño -repitió en su mente, una broma de su subconsciente pensó de repente, no podía, no quería dar crédito a aquella sensación de que sus omóplatos fueron recorridos por pequeñas descargas como si de una corriente se tratase, estremeciendo todas sus terminaciones nerviosas, anticipándose a aquella familiar sensación de cosquilleo que sentía cuando sus alas se desplegaban por donde estaban sus imperceptibles cicatrices, pero cuando sus esmeraldas se abrieron lentamente, la imagen que le devolvieron, le dieron la confirmación de aquello que se negaba a aceptar, en las puertas del gimnasio contemplaron a la pequeña Ako y supo que no era ningún sueño, cuando se vio allí reflejado en los cristales del gimnasio, pudo contemplar su imagen junto a Mikaela, dos enormes alas completamente extendidas a sus espaldas parecían saludarlo, sus latidos se aceleraron aún más si era eso posible y un cúmulo de emociones amenazaban con desbordar todo su ser, sus alas estaban allí, como si nunca se hubiesen ido, como si todo lo que pasó y el dolor que experimento cuando se las arrancaron fuese un mal sueño, una pesadilla interminable, su rostro de desconcierto y felicidad casi competía con el de la pequeña Ako, que reflejaba una sorpresa y felicidad innegable, estaba de pie frente a él, sus manos cubrían su boca y su rostro estaba surcado por lágrimas de pura felicidad, que no cesaban su recorrido por sus mejillas, sus manos bajaron hasta su pecho dejando ver su hermosa sonrisa, deseaba con todo su ser saltar sobre él y abrazarlo pero se contenía, ya que podía notar a Mikaela demasiado abrumado.
-Yuu-chan -la voz de Mikaela lo devolvió a la realidad, involuntariamente envolvió su cuerpo con sus alas para protegerlo de la gélida ventisca, sus esmeraldas se nublaron y comprendió que estaba llorando, al igual que el rubio, pudo sentir sobre la piel desnuda de su hombro como resbalaban las tibias lágrimas de Mikaela, que se aferraba a él como si su vida dependiera de ello, como si temiera que por alguna inexplicable razón él se desvanecería, no se explicaba el porque sus habilidades de ángel parecían estar potenciadas, era como estar dentro de la cabeza del rubio sin proponerselo siquiera, escuchaba sus pensamientos y podía sentir lo que él -eres tú -volvió a repetir el rubio -todo este tiempo has sido tú, no... no lo entiendo.
-Es... es difícil para mí también asimilar esto bebe, yo... intentaré explicarte lo que pasó -repiten los labios del azabache junto al oído del rubio, que no puede ni parpadear, sus zafiros están cristalizados aún por las lágrimas que los desbordaron segundos atrás, pero no quiere ni siquiera frotarlos, parpadear o quitar los rastros de las lágrimas que rodaron por su rostro, siente como su cuerpo se estremece por el shock que está experimentando y los brazos de Yuichiro lo aprisionan con más fuerza pegando completamente sus cuerpos, dándole la seguridad que su cuerpo pide a gritos, pero sus labios se niegan a poner en palabras -Dime bebe... ¿que es lo que recuerdas de mí? -Mikaela al fin se relaja y sus parpados se cierran lentamente derramando un par de lágrimas más que permanecían en sus acuosos zafiros cristalizados, suspira ante la familiar sensación de calidez que envuelve su cuerpo, aquella que lo tranquilizaba de niño, cuando su ángel lo envolvía en sus alas y lo acunaba, una paz indescriptible llena todo su ser y sonríe involuntariamente ante los recuerdos que inundan su mente.
-Tú... eras mi onii-chan... mi ángel guardián... -afirma con seguridad Mikaela, los labios de azabache se curvan en una sonrisa, el rubio se reacomoda en sus brazos apoyando su rostro sobre el pecho del azabache y sus brazos envuelven su cintura, Yuichiro coloca uno de sus brazos en la espalda baja del rubio y con la mano libre le acaricia el rostro borrando los rastros de las marcas que dejaron sus lágrimas y acariciando su rubia melena, quita lleno de ternura los mechones que cubren parcialmente sus hermosos zafiros, deja un beso en su frente antes de responder.
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¿Como decírtelo?#FesBooksAwards
Fiksi PenggemarHa pasado mas de un siglo desde que concluyo la guerra entre humanos y vampiros, sobre las ruinas de la antigua cuidad, se levantan nuevas y modernas edificaciones... Él aun lo recuerda no ha podido olvidar a su hermano, ¿porque? se lo ha preguntado...