CAMILA
Giré en la cama buscando algo, algo que había dejado de sentir desde hace tiempo.
Cuando abrí los ojos deseé poder mirar el cabello oscuro estendido en la almohada, su piel blanca y esas pestañas largas que resguardaban los ojos verdes más lindos que conocía, aunque los ojos de Cameron le hacían competencia. Buscaba a Lauren, a mi esposa.
Suspiré profundo. Hoy era el día en que traía a los niños, después de pasar el fin de semana completo en su apartamento.
Extrañaba cuidar a Cameron por la mañana y dar el desayuno tarde a Kilian, ahora el me odiaba o al menos eso me hacía creer. Después de la separación con Lauren, Kilian se había puesto de su lado sin saber lo que pasaba, solo decidió odiarme por no quererla en casa y ahora se comportaba distante conmigo.
Cuando se molestaba con ambas se negaba a salir de su habitación.
Miré el reloj para darme cuenta que era ya tarde, Lauren estaría aquí al medio día y tenía que hacer la comida para los niños y mis padres quienes me visitaban todos los fines de semana. Aunque yo rogaba por que el y Lauren no se toparan frente a frente, o simplemente terminarían discutiendo sobre nuestro futuro y de los niños.
Tomé una ducha relajante y decidí no pensar más en Lauren, sentirme positiva ese día y quizá simular que me encontraba realmente feliz aunque ella no estuviera a mi lado. Mi corazón se hacía pedazos de solo recordar nuestra ruptura y además como actuabamos una con la otra después de eso, ella jamás había vuelto a intentar hablarme sobre aquella foto. Así que yo daba por hecho que no encontró la forma de decirme la verdad y según mis cálculos tenía casi un año saliendo como esa mujer, mucho más joven que yo. Sab, así se llamaba. Tenía mi sospecha que llevaban ese tiempo juntas por que era el tiempo que Lauren había pasado trabajando aquí y viajando a Vancouver. Sin mi y sin los niños así que sosprendiendo a todos se había burlado de mí por mucho.
Después del baño coloqué un pantalón de chándal y una blusa sencilla que cubría hasta mi cintura. Una parte de mi ábdomen estaba libre.
Me miré en el espejo y decidí dejar mi cabello secar solo.
Mis labores de diario comenzaron y aproveché que era mi único día libre del trabajo limpié aquí y allá a lo largo de la casa. Ordené la habitación de Ki que era un desastre y enmarque algunos nuevos cuadros en la sala. Donde antes estaba la fotografía de nuestra boda.
Una lágrima rodó por mi mejilla. Me dolía tanto hacer aquello pero sabía que si la mantuviera más tiempo expuesta me provocaría más sufrimiento.
Sin darme cuenta las horas habían pasado y entre la comida y los arreglos finales, el medio día llegó. El timbre sonó. Caminé tranquila hacía la puerta y por la mirilla observé a Lauren con Cameron en los brazos y a Kilian con cara de mal humor a su lado, cargaba la única maleta que siempre usaban.
-Hola. Dijo y entró hacía el pasillo. Genial ahora la frase era mucho más corta.
Dejó el bolso de Cameron a mi lado y susurró palabras cariñosas al bebé.
-Te amo Cam, volveré pronto.
Cameron hizo pucheros muy tiernos y finalmente me tendió los brazos, eran tan extraño como hasta el se acostumbraba cada día a vernos separadas, a reconocer en que momentos debía despedirse de su mamá.
Yo lo tomé y besé sus mejillas.
Kilian abrazó a Lauren y finalmente le dió un beso en la mejilla.
-Mamá no olvides ir a mi práctica el martes, por favor, es importante por qué ahí el entrenador va a seleccionar a los primeros jugadores.
Lauren asintió y luego me dió una mirada triste. Sabía que yo no iba a permitir que fuera al entrenamiento.
-Voy a hacer todo lo posible campeón te lo prometo. Kilian sonrió de forma sincera y se soltó de ella, llendose directamente a su habitación. Ni siquiera me había mirado. Mi corazón dolía, casi hasta para respirar.
Esperaba que Lauren se fuera de inmediato pero no fue así, permanecío ahí mirando a Kilian irse por el pasillo y con la cabeza gacha.
Sus ojos verdes llenos de dolor y odio me miraron fijamente.
-Necesito hablar contigo. Dijo de forma autoritaria. Yo me negué y abrí más la puerta, con Cameron aún en brazos. -Por favor, solo serán cinco minutos. Esta vez sonó más calmada.
Solté a Cameron en el piso y le dí permiso de ir a mirar televisión.
-Se portaron bien estos días.
¿En eso iba a gastar los cinco minutos, en decir las mismas frases?
-¿De que quieres hablar?
Tomó aire y no volvió a mirarme. Su ceño estaba fruncido.
-Quiero ir a su entrenamiento y aunque estés ahí no voy a detenerme, es importante para mi hijo.
Otra vez ese tono autoritario. Su actitud y presencia me incomodaban, además mis padres estaban a apunto de llegar.
-Lauren, no vas a ir, ya tenemos un trato.
-Voy a ir por que será el último día en que podré hacerlo, para la próxima visita no podré tenerlos, yo...estaré fuera por dos semanas así que es mi única oportunidad de verlos hasta dentro de un mes.
-Ese no es problema mío, puedes irte a donde quieras pero el trato ya está.
Mi corazón se partió al descubrir que no la volvería a ver hasta después de cuatro semanas y además que lo más seguro era que viajaba a Vancouver, donde estaba esa mujer.
-Voy a ir al partido y es mi última palabra. Sentenció.
-Esta bien pero si lo haces te atienes a las consecuencias Lauren. La fulmine con la mirada. Me estaba cansando.
-Son mis hijos también Camila ¡Tengo que verlos más seguido!
Gritó, no debía hacerlo por que Ki podría escucharla.
-Eso debiste pensar antes de...
No pude terminar de decirlo, me dolía y no quería llorar frente de ella. -Ademas ciertamente no son tus hijos. Solté.
Su cuerpo se tenso y juré ver en sus ojos fuego, estaba muy enfadada, esas últimas palabras habían salido sin querer, mi inconciente buscaba alguna forma de hacerle sentir el mismo dolor que yo sentía.
-Yo los estoy criando contigo y tienen mi apellido así que aunque te moleste son mis hijos, y quiero que entiendas que en cuanto esten listos los papeles de divorcio voy a luchar por ellos Camila, así tenga que alejarlos de ti, como tu lo haces ahora.
Gruñó enfadada y estuvo apunto de tomarme por el brazo pero en ese momento mis padres aparcaron el auto frente a la casa, saludando a distancia. Yo solo levanté la mano y Lauren se quedó estática.
-Tienes que irte.
Me miró nuevamente.
Se dió la vuelta y yo estuve a nada de tomarle en un abrazo, no iba a verla durante un buen tiempo. Pero no pude hacerlo, no después de discutir y declarar la guerra entre ambas.
Mi madre fue la única que interceptó a Lauren en la salida para saludarla y mi padre llegó a mi.
-¿Que hacia aquí? Preguntó enfadado.
-Solo vino a dejar a los niños. Mis ojos se humedecieron, mi padre apretó mi hombro y se inclinó para besar mi cien.
En ese momento sentí las pequeñas manos de Cameron sujetándose a mis piernas y mirando hacía fuera donde Lauren entraba al auto.
-Ma. Dijo mi hijo antes de echarse a llorar y patalear en el piso, como siempre lo hacía al sentirse triste y ofendido.
Mi padre lo tomó en brazos y se retorcía gritando. -¡Ma Lolo!
Mi nudo en la garganta crecía cada vez que lo veía hacer eso.
-Tranquilo Cam, vamos a ver a tu hermano.
Le decía para animarlo pero no funcionaba, mi madre me miró angustiada.
-¡Ma Lolo! ¡Ma Lolo!
Gritaba desconsolado y no pude evitar derramar más lágrimas, el no tenía la culpa de lo que había hecho Lauren a nuestra familia pero aún así sentía que era el que más sufría por nuestra separación.
-Ya mi amor, tu mamá ahorita viene. Dije con la voz entrecortada pero se negó a escucharme.
Horas después de la comida y de que mis padres se fueran Cam despertó, había llorado tanto posterior a ver que Lauren se iba que se quedó dormido casi todo el día, renegaba hasta de que yo entrará a verlo en su cuna.
-¡Ma Lolo! Decía otra vez con su vocecita ronca, ya estaba agotado de gritar. Jamás había hecho eso. Lo levanté de la cuna e intentaba jugar con el, pero se retorcía enfurecido, Kilian cansado también de escucharlo llorar entró a la habitación e intento hacerlo reír pero no desistía. -!Ma! ¡Ma!
-Mamá, creo que debes llamar a mami Lolo, nunca lo había escuchado tan enojado.
Me dijo Kilian preocupado. Yo estaba sorprendida por que tenía días sin decirme una palabra. Entre hermanos se entendían muy bien.
-¡Ma Lolo!
Algo asustada por como actuaba Cameron decidí después de meses marcar su número. Le dí a Ki en los brazos al niño y salí a la sala.
Los gritos de mi bebé aún se escuchaban.
Sonó su móvil pero no contestaba, me mandaba a buzón y no creía buena idea dejarle mensaje de voz. Colgué aún más preocupada. Tal vez ella no quería contestarme.
Pasé a la cocina para tomar un poco de agua y preparar un biberón para Cam, esperando a que eso funcionara. Los gritos eran más fuertes.
En ese momento alguien tocaba la puerta con insistencia.
-¿Lauren? Me sorprendí al mirarla ahí.
-¿Como es que...
-¿Que ha pasado? Estaba cerca y en cuanto miré tu llamada me alerte, si no fuera importante no me llamarías.
Kilian apareció en nuestra vista con Cam en los brazos que aún lloraba.
-Hey. Dijo apenada. Lauren se aproximo al niño y lo sostuvo contra su pecho.
-Aquí estoy mi amor. Susurraba y besaba su cabecita. Kilian miraba todo con tristeza, yo corrí hacía el baño para echarme a llorar.
Los gritos de Cam habían cesado y supuse que la presencia de Lauren era lo que hacía falta.
Me quedé ahí encerrada lo que parecían horas, sentada en la tina de baño vacía y mirando la pared.
Estaba esperando a que Lauren se fuera para salir y asegurarme de que estaba dormido el bebé.
Cerré los ojos en un segundo y escuché la puerta de la habitación abrirse, luego pasos. No era Kilian.
Mi corazón se desató.
-¿Camila? ¿Estas aquí? Sonaba preocupada.
No hagas esto Lauren, solo vete, supliqué mirando al techo.
-¿Cam...
Diablos no había puesto seguro a la puerta o no recordaba si lo había hecho. Giró el pomo y asomo sus ojos, chocando con los míos. Me miraba con pena y evidente también sufría.
Está preocupada por sus hijos repetí en mi cabeza. Con cuidado salí de la tina y caminé a la puerta donde ella también se recargó.
No sabía nada de mi aspecto pero era notable que había estado llorando.

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Lo que no ves
Fanfiction2da parte Lo que no se ve La realidad para Lauren ha cambiado, dos años después del nacimiento de Cameron todo terminó. Camila jamás había acabado de comprender su vida y para su mala suerte ahora no la dejaba estar cerca de sus hijos. En resumen...