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LAUREN
Caminar por este lugar me provocaba un mal sabor. No entendía que quería ese tipo ciertamente pero las recientes llamadas a mi móvil habían sido insistentes. Cuando decidí contestar me llevé una sorpresa. Para empezar por que después de varios años el había decidido localizarme para charlar conmigo de algo, supuesto asunto de vida y muerte. El guardia enfrente mío me dió un asentimiento de cabeza y abrió la pesada puerta, otros más me saludaron incómodos desde dentro. Los seguí hasta donde me guiaron, decidí no mirar a los lados, demasiado silencio, no quería toparme con algo desagradable. Cuando la puerta con un símbolo médico me pareció muy sospechoso. Crucé esa última puerta con duda. Una vez ahí una enfermera se me acercó.
-Buenas tardes, sigame el paciente está aquí. ¿Paciente? Mi mente no podía creerlo, Chris como paciente, seguramente mental, lo creía un total enfermo después de jugar con Cami de esa forma. La enfermera abrió dos cortinas blancas dejándome delante de un triste y delgado hombre en la camilla. Di algunos pasos más para asegurarme de la imagen que veía. Era Chris, era el, totalmente acabado, ahora entendía lo que estos sitios hacían con las personas, se lo merecieran o no.
-Lauren Jauregui. Saludó con voz tensa y cansada, aún así me gustaba rencor. Aunque de forma injustificada, el había hecho todo eso, no yo, solamente yo había luchado por ella de forma justa.
-Hola Chris. Pude saludar.
-Te debe dar gusto verme así.
Negué, no era tan mala persona como el, al contrario me compadecia de su terrible estado​, tenía conectado demasiados aparatos, los rasgos en su cara y barba mal cuidada indicaban que tenía demasiado tiempo ahí.
-No soy como tú. Dije con tono serio, sonrió de lado y comenzó a toser de forma exagerada. Estaba muy enfermo.
-En realidad no te llamé para pelear, como puedes ver ahora mismo no podría.
-Ve al grano antes de que me arrepienta de haber venido.
Carraspeó la garganta y se recompuso en la camilla.
-Me han herido hace semanas en una riña, tu sabes con mis compañeros de celda. Tomó su tiempo para respirar.
-Estoy hecho mierda, tengo una herida muy grave.
-¿Quieres que diga que lo siento? Pregunté confundida y bastante enfadada, no quería volver a ver su cara.
-No, quiero que me ayudes con algo antes de que muera. Dijo claro.
A mi mente vinieron dos personas. Ki y Cami, ¿Que mierda quería de ellos ahora? Aunque verlo así, casi muriendo no me hacía agradable el momento, ninguno de ellos merecía haberse topado con un hombre como el en sus vidas, Ki era el niño más encantador y sincero que conocía, con hermosos sentimientos, el merecía haber tenido un padre mejor que Chris. Suspiré y lo miré con cierta pena. No creía que el fuera tan tonto como para dañar a Cami de esa forma, haberse perdido la oportunidad de hacerla feliz. Solo esperaba ser lo suficiente para ellos, no como el.
-Tranquila no es como si fuera a pedirte alejarte de ellos, no lo dañare más, en realidad se trata de mi hijo.
Esa palabras saliendo de sus labios solo me hacían imaginar como lo golpeaba en la cara en ese instante. Como podía llamarlo así, si nunca había estado para el, no como debió haberlo hecho.
-Es mi único hijo y realmente le quiero aunque no hice lo suficiente, cada quien hace lo que puede, yo no estaba preparado para ser padre.
Por fin estaba a favor de sus palabras.
-Ni hoy ni nunca. Le contesté
Asintió y bajó la mirada. Eran estos momentos tan vulnerables en los que la culpa siempre aparecía. Busca perdón a si mismo. Dije en mi mente.
-No quiero que le digas de mi muerte pero si que le entregues algo, a el y a Camila.
Mi sangre estaba fluyendo de forma tan intensa, no podía soportar que pronunciará su nombre.
-Se el daño que​ les hice y ahora solo quiero tener un poco de tranquilidad, dude en llamarte a ti o a ella, pero para evitar más malos entendidos decidí que tú eras la opción, solo debes asegurarte de que la lean, te avisarán de mi muerte y solo quiero que sea después.
Las tomé de forma inmediata, el las sostenía en el aire con esfuerzo.
-Mis padres me dijeron que tienen un hijo.
¿Como se atrevía a mencionarlo? Miré al guardia en la puerta y asegurándome de que no mirará tomé un sitio más cercano a Chris.
-No es asunto tuyo, en realidad ellos jamás lo fueron, así que no te atrevas a si quiera pensar que te dejaré saber sobre nosotros, ni siquiera eso mereces después del daño que representante en sus vidas. Dije entre dientes.
-Lo sé. Gruñó.
-¿Es todo? Pregunté más tensa, si no me iba de ahí iba a hacer alguna locura.
-Supongo que sí. Me alejé para salir, cuando el guardia abrió la puerta escuché las últimas palabras.
-Solo cuídalos, no como hice yo.
Finalmente estaba arrepentido y me daba pena que las cosas fueran así. No por el, era por Kilian y Camila, ellos eran lo más preciado que tenía, junto a Cam, sus palabras habían sido en vano, por que yo no dejaría de quererlos y cuidarlos aunque el jamás me lo pidiera. Salí a prisa del sitio y una vez en estacionamiento de la prisión y dentro del auto me permití respirar y pensar más allá. No sabía como respondería Cami al enterarse y me resultaba tentador abrir las cartas y evitar que alguno sufriera.
Suspiré y me pusé en marcha, además que Cami se enterará ahora de esto no era adecuado para su embarazo, ella debía estar tranquila y evitar algún tipo de tensión. Demonios, de todas formas se enteraría, yo debía hacer algo por ese hombre dañado, al menos eso, había notado su pena en la mirada.
Para estar tranquila oculte las cartas muy bien en casa, las entregaría cuándo fuera momento.
Sonreí a Kilian, me saludó desde el sofá, estaba feliz, el era tan pleno ahora que me dolía ocultar algo tan importante. Pensé por segundos, que lo mejor habría sido que Chris no me hubiera llamado hasta ahora y jamás enterarme de su estado, de que debía mentir y sonreír, decirle a Cami que todo estaba bien. Tomé el impulso y le dí un beso en la frente a Ki. Mi hijo.
-Te quiero cariño. Susurré y el escuchó.
-Yo también ma.
Llegué a la habitación donde Cami jugaba un poco con Cameron.
-Hola amor, ya llegaste.
Me incline para saludar con un beso en sus labios. Luego sostuve a Cam para fastidiarlo con besos hasta que pataleo para bajarse, el quería jugar. Sentí la mirada de ella sobre mi, sabía que algo guardaba, pero no podían decírselo ¿O si? Cuando se enterará iba a odiarme por no avisarle a tiempo, tal vez ella quería verlo antes de... Traté de sonreír pero ella lo notó más desde su lugar.
-¿A donde fuiste? Preguntó.
Mi cuerpo se tenso.
-Aaaa tenía que ir a la editorial, Ryan quería platicar conmigo sobre algo.
Asintió pero sin creeme. Podía leerme y yo a ella.
Esa noche dormí pero con una sensación extraña en el pecho, habíamos acordado no ocultar ni mentir sobre cosas importantes. Solo era una voluntad de ese hombre, el estaba muriendo, pensaba pero hacer sufrir a Camila no me resultaba agradable, mucho menos fallar a la promesa de hacer las cosas bien.

Lo que no ves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora