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CAMILA
...tarde muchos minutos pensando con quién era que Lauren me engañaba.
Ella se movió entre sueños y se giró hacía mi, estaba buscándome yo hice todo lo posible por que no me alcanzará, estaba molesta, muy excitada y a la vez triste.
Siguió por un rato con su mano a tientas en la cama y no me encontró. Sus ojos se abrieron perezosos. Dios sus ojos. Ni siquiera a eso podía resistirme.
Me buscó y luego de toparse con mis ojos supo que algo me pasaba. Se movió de su sitio hacía el mío.
-Hey mi amor ¿Que pasa?
Dijo con voz ronca. Era tan tierna limpiando uno de sus ojos.
Estaba molesta y con solo mirarla se me olvidó.
Me negué a contestar y con dificultad intenté ponerme de pie. Mi bebé no me dejaba moverme fácilmente.
-Cami.
Me llamó de nuevo y quité su mano de mi hombro.
-¿Te pegué mientras dormía? ¿Que tienes?
Esta vez su voz sonaba angustiada. Abrumada por no poder pararme rápido mejor desistí.
-Nada, duerme. Le dije con voz cansada.
Hubo un minuto de silencio.
-Amor se que no es nada fácil llevar a nuestra hija contigo, pero quiero que seas muy feliz mientras la ayudas a crecer, si no me dices que sientes o lo que pasa me siento una tonta y mala persona por dejarte pasar por esto, no estás sola mi amor, estoy contigo.
Sus palabras solo me hacían enfadarme más.
-Estoy bien. Gruñí. Ella suspiró cansada y se dejó caer en la cama de forma pesada.
No sabía de que forma reclamarle lo que sea que me tuviera así.
-Te traigo un vaso de agua.
-No quiero eso. Reclamé.
-Vale si no es para ti entonces para mi.
Salió de la habitación en silencio y luego de que la dejé de ver me sentí muy mal por hacerla enfadar a esta hora. Ni siquiera entendía por que yo estaba enfadada.

LAUREN
Cami llevaba varias noches así de distante conmigo y todo eso comía mi cabeza. Me tomé un vaso de agua de golpe para despertar y pensar que hacer.
Busqué mi móvil en la sala y llamé a Marcus, tal vez el podría contarme un chiste para sentirme mejor, sus consejos no eran precisamente los mejores.
-Eres tú. Respondió con voz soñolienta.
-Si, lo siento por despertarte.
-No pasa nada Lau, ya estoy acostumbrado, mejor dime que pasa. Me senté sobre el sofá y recargué mi cabeza.
-Es Camila.
-Ya sé, mejor ve al grano.
-Esta distante, enfadada y no duerme bien desde hace semanas, en realidad parece guardar algo para ella y no quiere contarme que le sucede.
-Es el embarazo.
-Ya lo sé no soy tan estúpida.
El se rió bajo. No podía hablar con el sin que comenzará a reír de mi.
-Bien, la palabra mágica cariño es el sexo, dale el mejor y te aseguro que todo mejorará. Dijo con burla.
-El doctor dijo que no era seguro para ella y el bebé estos últimos meses.
-Bingo, entonces es eso ¿Desde cuando no tocas a esa hermosa criatura?
Rodé los ojos.
-Puedes tener un poco más de respeto, ella es mi esposa.
-Ya pero no por eso deja de ser tan sexy.
Estaba desesperandome.
-Lauren, dale por culo a ese hombre, el doctor no entiende tus y las necesidades de tu mujer, solo ten cuidado y listo.
Marcus tal vez tenía la razón, pero tenía miedo de que algo les pasará, además con esa mirada asesina que Cami me había dado lo más probable a pasar era que si la tocaba iba a golpearme con fuerza.
-Mira tengo sueño así que ya sabes, adiós idiota. Soltó un bostezo.
-Adiós. Me colgó sin más y yo dí varias vueltas en la sala pensando en lo que me había dicho.
Maldita sea, respiré profundo, a quién engañaba yo también me moría de ganas por tocarla, era tan hermosa en ese estado que tomaba fuerza de no se dónde para no lanzarme sobre ella cada vez que la miraba desnuda tomando una ducha o mientras dormía a mi lado con esa corta bata.
Caminé decidida a la habitación y bloqueé la puerta. Aún permanecía en la cama y dándome la espalda. Con cuidado para no asustarla me quité la ropa y la abracé por la espalda. Ella dió un pequeño salto.
-¿Puedes soltarme? Gruñó.
Yo acaricié su barriga sobre la ropa y besé su hombro.
-No puedo Camila, necesito tocarte para poder vivir. Dije sobre su oído y ella se estremeció.
-Deja de jugar conmigo.
Tomé uno de sus pechos con mi mano y besé su mejilla.
-Quiero tocarte amor, yo también muero por hacerlo ¿Me vas a dejar?
Me hizo soltarla y se giró para mirarme. Tenía el ceño fruncido, después se dió cuenta que estaba desnuda.
-¿Intentas compensarme? Reclamó.
-¿Que?
-Ya sé que te acuestas con alguien más y no tienes la culpa se que yo...
Sus palabras me hicieron perder la razón. Tomé su cara con brusquedad y mordí sus labios.
-Camila, yo nunca estaría con alguien más teniéndote a ti, nunca. Soltó un corto gemido y me miró otra vez.
-Pero estoy como una pelota y tu...
Apreté sus labios entre mis dedos.
-Estas más hermosa y receptiva que nunca y tienes razón no debemos hacer mucho caso al doctor, tu y la bebé están bien ¿Duerme ahora?
Pregunté con cara pervertida. Ella de inmediato soltó una risita, sin duda amaba más verla feliz. Sus manos entrelazaron las mías y tocó su nariz con la mía.
-Soy una tonta. Dijo cansada.
-No amor, eres una tonta sexy embarazada que esta muy caliente, eso eres y además la esposa más hermosa que existe, el amor de mi vida y mi mayor fantasía, quiero hacer el amor contigo ahora y no hay algo que pueda impedirlo.
Tomé mi tiempo para poder quitar su ropa, ella sonreía como una adolescente.
El embarazo había hecho mucho con sus pechos y me encantaba admirarlos. No resistí más y lentamente me sitúe sobre ella, respetando el espacio que había con su barriga. Dios. Se veía tan linda. Besé sobre su vientre y subí hasta sus labios. Nos besamos de forma lenta y ella enredaba sus manos en mi cabello.
-¿Puedes no gemir alto?
Ella rió.
-Podría pero no quiero. Dijo divertida.
-Cam estará aquí pronto si haces ruido.
Asintió y me guió de nuevo a sus labios. Metí mi mano entre ambas y toqué su centro. Estaba demasiado húmeda y sus brazos rodearon mi espalda. No deje de moverme en su parte sensible, aunque gritará por ratos.
Mis labios llegaron a sus pechos y los besé con pasión. Ella ahora se sentía un poco más segura y había guiado mis movimientos. Su cuerpo se estremeció y sus pezones rosados estuvieron como rocas. Estaba a punto de llegar. Besé sus labios para impedir que gritará. Introduje mis dedos dentro de ella y me moví con rapidez. Sus ojos se cerraron y gimió. -Dios Lau, házlo más. El sudor corría por mi frente y gran parte de su piel estaba tan caliente que no podía separar mis labios.
Su cuerpo se estremeció una vez más y no pude impedir que gritará, sentí como atrapaba mis dedos con pequeños espasmos en su centro y se dejó caer a la cama con la respiración cansada. Sonrió con los ojos cerrados.
-Esto necesitaba. Susurró. Besé su frente y me recosté a su lado.
-Yo necesitaba tanto verte así de linda.
Me buscó con la mirada.
-Hare algo también por ti.
Su cuerpo aún cansado se sentó sobre mi abdomen. Con duda se inclinó para besarme.
-¿No estoy aplastando demasiado? Toqué su nariz con mi dedo índice y sonreí para darle seguridad.
-No amor, me encanta. Con una sonrisa enorme se inclinó lentamente a mis pechos y metió uno a su boca. Yo no pude más que cerrar los ojos y dejarme llevar por sus caricias.
Tenía su abdomen abultado sobre mi y eso me hacía sentir de maravilla.
Acaricié su espalda.
-Si sigues haciendo eso me quedaré dormida. Susurró. Yo reí.
-No te detengas. Su pequeña mano buscó mi parte sensible y sin dudar se introdujo en mi con torpeza.
-Wow. No hacía falta más para hacerme llegar al orgasmo, entre sus caricias hice todo lo posible por resistir más pero una vez comenzó a besarme con desesperación llegué a la cima y mordí sus labios.
-Auch. Se quejó, recargó por un lado su cuerpo sobre mi y yo dejé descansar mi mano sobre su vientre. Estábamos agotadas y los primeros rayos del sol estaban entrando por la ventana.
Besé su frente un par de veces antes de cerrar los ojos y dormir por algunos minutos. Cam no tardaba en tocar la puerta y exigir su desayuno.
Cuando horas después dejé la cama para buscar a mi esposa, la encontré jugando con Cameron en el jardín. Con la más bella sonrisa. Sin duda había tenido lo que quería y yo había caído otra vez por ella. Sus ojos conectaron con los míos y movió sus labios.
-Te amo. Me dijo.

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