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CAMILA
No deseaba soltarla pero tener hambre también me hacía distraerme. Lauren por fin después de besarme por minutos, me guío de la mano hasta el restaurante. Donde la mesa reservada estaba en una área más exclusiva, había música agradable y pocas personas.
Al sentarme ella retiró la silla y me hizo reír. Se comportaba de forma nerviosa justo como la primera cita. Como habían cambiado las cosas, pensé, ella ahora era mi esposa.
-¿Te gusta?
Miré a ambos lados. La mesa tenía un mantel rojo y pétalos de rosas encima. Velas, un vino y la carta. Era encantador.
-Me encanta Lolo.
Sonrió con ternura y se levantó un poco de la mesa para besar mis labios.
Miramos la carta por un buen rato, solo compartíamos miradas divertidas y coquetas.
-¿Quieres pedir ya?
Asentí y el mesero se acercó hasta que se fue prometiendo la comida lo más pronto posible.
Durante la cena Lau se mostró muy callada, solo comía y me miraba de forma profunda, como queriendo decirme algo.
-Lau, deberías decirme algo.
Tomó un poco de vino y sonrió.
-¿Te molesta que te miré tanto?
-No, pero luego siento que algo guardas.
-Tengo algo que guardo en realidad.
Sin razón alguna se pusó de pie a mi lado y me invitó a ponerme de pie. Las personas alrededor fijaron su vista en nosotras.
-Esto es algo extraño.
-Lo sé.
De un bolso sacó una pequeña cajita roja. Muy linda.
-Es un regalo.
-¿Mas? Le pregunté emocionada.
Su linda sonrisa me hizo enloquecer y querer besarla ya mismo.
Se encogió de hombros y la abrió.
Un pequeño anillo brillaba en el interior.
-Wow, es hermoso Lau, pero...tu y yo ya estamos casadas.
Rodó los ojos y me dió un beso en la mejilla.
-Es solo un detalle cariño, quería ver otro anillo en tu mano, uno más.
Lo colocó en mi mano y besó el dorso.
-Te amo.
-Te amo.
Dijimos al mismo tiempo, comenzamos a reír como tontas, incluso la pareja de a lado lo hizo también.
Sus labios besaron por un buen rato mi mejilla, yo la abrazaba.
Finalmente dejó un tierno beso en mis labios, me ayudó a sentarme y se sentó frente a mi.
-Bien, ahora puedo comer más tranquila.
Yo reí. Trataba de hacerse la graciosa.
Miré el anillo en mi dedo de una forma más detallada. No era igual a la de matrimonio y menos el anillo de la propuesta. Era más bien un poco más llamativo y brillante.
-¿Te gusta?
-Es hermoso Lolo.
Carraspeó la garganta antes de hablar otra vez.
-Se que...bueno que dejaste de usar el nuestro por un tiempo y que aún lo guardas.
Su voz había salido de forma tan triste que me hizo sentir mal.
-Lau...
-Esta bien, lo entiendo y créeme que ahora menos que nunca, estamos sacando adelante esto cariño, nuestro barco.
Yo sonreí por las palabras.
-Bueno, es parte de otro compromiso ahora y este es más serio que el anterior, por que aquí ya va incluído perdonar todos los errores que podamos cometer y fortalecer nuestra relación, protegernos y creer la una en la otra antes de otras personas.
Miraba solo sus labios para sonreír. Sus mejillas sorprendentemente estaban enrojecidas.
-¿Lau?
Estuve apuntó de reír a carcajadas por su cara.
- Dios, es que ahora eres tú quien me mira demasiado.
-Estas hablando es normal que te miré.
-Es un regalo con mucho amor y te prometo que jamás tendrás que quitarlo de tu linda mano.
Esta vez fuí yo quién se acercó a sus labios.
-Te amo.
-Yo a ti, demasiado.
Bebió un poco de vino y no perdí de vista sus labios, quería besarla de forma más profunda pero no era el mejor sitio para hacerlo.
-Lauren ya quiero irme.
Su expresión cambio a una de pena.
-Hey, amor, no, me refiero no a casa sino a otro sitio.
-¿No te gustó algo?
-Me gusta todo lo que estoy mirando ahora. Centré mi mirada en ella y traté de verme seductora, quizá solo daba risa.
-Wow ¿En serio quieres ir afuera para...
No termino la pregunta.
-Ajam, el auto es un buen lugar.
Llamó al mesero y después de pedir el postre para llevar me llevó a prisa hasta el auto. Abrió la puerta con impaciencia y la sostuvo para que entrara. Esta vez elegimos el asiento trasero. La calle no resultaba tan iluminada así que era seguro que nadie lo vería.
Solo se escuchaban nuestras respiraciones y un pequeño golpe que Lauren se había dado por tratar de desabrochar mi vestido por la espalda. Yo estaba a horcajadas y frente a ella.
Sus labios buscaban constantemente los míos y los mordía con suavidad.
-Bella.
Mis manos lograron subir su vestido hasta la cintura y no dudé en comenzar a tocarla.
-Venga mejor házlo tu. Gruñó cuando no pudo, era su anticipación lo que la hacía torpe.
Bajé mi vestido con su ayuda y volví a mi posición solamente en ropa interior. Mis zapatos terminaron en el asiento delantero.
Sostuvo mis pechos en sus manos y lo masajeo mientras me besaba.
-Eres tan hermosa Cami.
Sus labios estaban ya un poco hinchados y lucían adorables. El contacto de sus manos en mi cuerpo me hacían enloquecer, solo querer más. Poco a poco nuestras respiraciones se hicieron más rápidas, proporcional a los movimientos que hicimos una en la otra. Jamás había hecho algo así en un auto y siendo un día tan importante para las dos se me hizo un acto divertido y realmente placentero.
La posición terminó siendo un poco incómoda pero había válido la pena. Yo recargué mi mejilla en su pecho desnudo mientras ella daba un masaje relajante sobre mi espalda y cantaba no se qué canción. No quería moverme de ese lugar y mucho menos de sobre Lauren. Me gustaba sentir su respiración bajo mi oído y también la suavidad de su piel en mis labios.
-¿Te imaginabas terminar el día así?
Le susurré. Ella se movió un poco.
-Aun no termina cariño.
-¿En serio?
Asintió y nos miramos a los ojos. Con pereza nos vestimos y salimos del auto para subir a nuestros asientos. Lauren había arrancado el auto con una sonrisa tierna en los labios.
-Si te pido que cierres los ojos ¿Lo harías?
-Ya sabes que si amor.
Sacó su lengua como gesto simpático. Yo cerré los ojos dejándome llevar por la emoción. Mi corazón latía tan aprisa y fuerte. Que sentía consumirme de amor.
Condujo por un buen rato, tiempo suficiente para quedarme dormida por minutos. Un movimiento sobre mi hombro me hizo volver en si.
-Cami, venga ya llegamos. Miré a mi alrededor pero no era la casa y mucho menos un sitio cercano a la ciudad. Bajé del auto con su ayuda y miré otra vez.
Dios, era el mismo sitio donde me trajo la primera cita, debí suponerlo. Me llevó de la mano hasta ese lugar donde había prometido tantas cosas y había sentido tanto, esos sentimientos habían crecido con el paso del tiempo.
-¿Te gusta?
Asentí como una niña pequeña después de obtener su helado favorito.
-Si Lau, amo este sitio, aunque solo estuve aquí una sola vez.
-Las luces no tardan en flotar.
-Quiero verlas y luego besarte. Le dije con estusiasmo. Con sus manos en mi cintura y su barbilla en mi hombro, permanecimos de pie hasta que las luces subieron al cielo. El sitio ahora estaba con más personas y todos tomaban fotografías del momento. Yo no sabía que mirar más. Si las luces junto a Lauren o su lindos ojos verdes.
-Te amo Lauren.
Ella asintió y besó mi mejilla.
-Yo más.
Sin pensar en nada más me lancé a sus brazos para iniciar un beso suave. Digno de ese momento.

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