45

6.2K 343 8
                                    

LAUREN
La sonrisa de Cami estaba tan completa, que no entendía como podía ver ese procedimiento de forma tan natural. Una enfermera pasaba todo lo necesario al doctor para insertar eso que podría ser nuestro bebé.
-Listo. Dijo felizmente el doctor, fue tan rápido que ni siquiera me di cuenta como lo hizo. Camila apretó el agarre de su mano en mis dedos.
-Ya sabes que debes hacer Camila, el tiempo dirá como van las cosas, felicidades mamás.
Correspondí a la cara de estusiasmo de mi esposa y mentalmente me preparé para la noticia. Otro bebé. Tenía un montón de dudas, a decir verdad ninguna mala. Solo eran nervios y pensar en un futuro como nos volveríamos locas teniendo otra personita más en la casa.
-¿Estas bien Lau?
Preguntó mi hermosa castaña desde la camilla y en esa extraña posición.
-Si amor, solo es la impresión.
Soltó una risita tierna.
-Estas asustada. Sus palabras salían más en una afirmación, me conocía y yo tuve que morder mi labio y tratar de fingir que me sentía segura ahí.
-Sabes que los hospitales y doctores no me caen bien.
Y en verdad que odiaba esos sitios, tampoco resultaba agradable que el doctor mirará la parte más íntima de mi chica. Fruncir el ceño constantemente frente a el ya le resultaba algo divertido y Cami sólo negaba con una media sonrisa. El regaño sería en casa por supuesto. Para mi fortuna el doctor salió de la sala junto a su asistente y Camila y yo nos sentimos más tranquilas.
-Es malo de por si que ese tío te miré tanto.
-Lau. Reclamó.
-Ya lo sé, debe verte y esas cosas pero es incómodo.
-A ti también te hizo lo mismo.
Cerré los ojos.
-Dios, no lo recuerdes fue muy incómodo, en cambio tu pareces estar más acostumbrada.
Rodó los ojos.
-Pues fue por Cameron cariño, ya sabía en qué consistía todo esto.
Me senté un poco más cerca de ella y la camilla. Besé sus manos otra vez.
-¿No te parece una locura?
Camila rió.
-Amor, estamos haciendo algo que nos hará muy felices y por favor no hables de eso ahora que creo que alguien más nos está escuchando.
Pasaron varios minutos para que finalmente entendiera a que se refería. Nuestro próximo bebé.
-Camila, aún no sabemos que...
-Shhh... Cállate que el proceso se esta dando desde ahorita.
Las dos reímos, estaba nerviosa era la única verdad.
Las casi tres semanas posteriores a eso, Camila se mostraba inquieta por saber si todo había válido la pena y si estaba embarazada. Aún no era un hecho y ella pensaba en todas las adecuaciones que teníamos que hacer a la casa.
No era que no lo quisiera pero tampoco deseaba que se hiciera falsas ilusiones y finalmente en la consulta próxima con el doctor se sintiera triste por no lograrlo.
Cameron y Kilian no entendían mucho de por que su mamá estaba comportándose tan ansiosa y en ocasiones su humor no ayudaba.
-¿Donde esta Cam?
Entró a mi estudio preguntando. Yo giré la silla para observarla.
-Estaba contigo ¿No?
-Si pero se me escapó.
Me levanté alertada por que su cara reflejaba un poco de angustia.
-¿Llevas mucho rato buscando?
Asintió y se salió rápido del lugar. Yo la seguí nerviosa y comencé a buscarlo.
-Venga Cam, sal de donde estés, mamá esta asustada.
-Buscare con Ki. Le dije mientras ella salía nuevamente al jardín.
Toqué fuerte en la habitación de mi hijo y solo gruñó.
-¿Quien?
-Ki ¿Cam esta contigo?
Escuché sus pasos en el piso y después como desprendía el seguro de la puerta para abrir.
-¿Pasa algo?
-Cam esta jugado a las escondidas, pero tu mamá está muy nerviosa, sabe que es imposible que tu hermano salga de la casa aún así está muy asustada.
Asintió y aventó el aparato de videojuegos a su cama para acompañarme a buscarlo.
Salí por el pasillo y topé con​ Camila. Su cabello estaba más despeinado que antes, era probable que hubiera pasado sus manos en señal de desesperación.
-Amor, tranquila, Cam debe estar escondido por aquí ¿Vale? El no se saldría, no puede abrir la puerta.
Asintió soltando un suspiró largo.
Besé su frente y la dejé continuar su búsqueda.
Pasaron diez minutos más y nada que Cam aparecía, yo también comenzaba a sentirme asustada. Pensé los lugares más habituales para esconderse en casa pero cuando lo busqué ahí no estaba.
-Dios. Kilian negó preocupado desde la sala.
Camila se sentó en el sofá sin poder continuar.
-Hablare a...
-Espera Cami, esta aquí dentro te lo aseguro.
Grité por toda la casa sin saber donde más buscar. Las manos me temblaban bastante y sentía que el poco aire en mis pulmones era menor. Estaba aquí. Cam no podía hacernos esto ahora. Era demasiado inquieto pero era obediente y muy ingenioso al parecer para ocultarse.
-Cam, por favor, sal ya, te prometo llevarte al parque si sales de tu escondite, un panecillo con Nutella y...
Por un momento me quedé pensando en eso. El amaba la Nutella y varias veces buscaba por todos lados hasta encontrarla en la cocina. Caminé a prisa hacía el sitio con la esperanza de por fin encontrarlo.
Kilian entró desde el jardín y me siguió.
Abrí la puerta de la encimera más próxima y la imagen que encontré fue divertida y reconfortante.
-Cameron. Lo reprendí. Sus juguetones ojos verdes me miraron fijamente.
Mientras sostenía el bote de chocolate con una mano y la otra la metía dentro para sacar el delicioso batido.
Kilian estalló en carcajadas y Camila apareció en la cocina con rapidez.
Cam poco a poco se dió cuenta de su travesura e hizo un puchero, no tardé en sostenerlo con ambas manos y abrazarlo a mi pecho. Cami limpió la lágrima de su mejilla y se abrazó a nosotros.
Había llenado toda mi blusa de chocolate y no me importaba, era más importante poder sostenerlo contra mí.
Lucía tan gracioso con sus mejillas sucias y con las manos llenas de chocolate por completo a esto le seguía unas horas de hiperactividad.
Camila besó sus mejillas hasta cansarse.
-Cameron Jauregui Cabello, jamás vuelvas a hacer esto ¿Entiendes?
-No mamá. Negó Cam con su habitual puchero y los tres reímos de Cameron y su gran hazaña.
-Bueno, iré a mi habitación. Dijo Ki y besó la mejilla de su hermanito, se fué más tranquilo.
-Venga Cam, vamos a cambiarte de ropa. Camila lo cargó para llevarlo primero al baño. Entre ambas logramos quitarle todo el chocolate de su cara y del cabello.
Me senté afuera de la tina observando a Cameron jugar con su patito de agua y su cabello mojado.
-Cami, ¿Estas bien?
Asintió y me miró fijamente, ella parecía un poco cansada.
-Me asusté mucho. Su voz era triste.
-Lo sé cariño pero conócemos a Cam, es demasiado escurridizo y rebelde.
-Se parece a ti. Gruñó.
-Venga, que la adicción por los panecillos y el chocolate no lo sacó de mi.
Aún recordaba como Cami en su embarazo se la pasaba combinando todo lo que comía con chocolate y banana.
-Son deliciosos, ¿verdad Cam?
-Siii. Cameron golpeó el agua de la tina con sus manos salpicando hacia nosotras.
Yo me reí de la espuma que adornaba la mejilla de Cami.
-Dios, ya sabes que se pondrá muy inquieto y tu lo vas a cuidar. Me dijo con su voz estricta de mamá.
-¿Yo? Pero si tu lo dejaste escapar​, y venga, que debo terminar lo del libro para dentro de poco tiempo.
Esta vez usó algo a lo que no podía resistirme para convercerme. Sus dulces ojos café me miraron de aquella forma.
-Lo harás mi amor, vas a cuidarlo el resto de la tarde. Me miró más hasta llegar cerca de mi cara. Incluso antes de que me besara yo ya había accedido a su pedido.
-Si. Susurré sobre sus labios. El momento se estaba poniendo interesante. Hasta que Cameron nos hecho agua de nuevo.
-Ya. Cam fruncía el ceño, era tan tierno y tan celoso de mamá.
-Esta bien cariño, dejaré en paz a mamá.
Asintió y siguió jugando con el agua.
-Pero durante la noche serás solo mía Camila, tu y tu culo.
Ella tenía esa capacidad tan adorable para sonrojarse. 

Lo que no ves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora