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LAUREN
Día tres junto a la playa. Suspiré asustada al mirar a Ki saliendo con esa absurda cosa para surfear. Según el de la tienda era para practicar y principiantes. Era pequeña y solo lo ayudaba a flotar y nadar. Drew hacía lo mismo y cuidaba de él cuando entraba, ya que yo no podía.
Seguramente si Camila se enteraba nos iba a matar.
Pero Kilian estaba bastante entusiasmado y calmarme un poco logré conseguir un inflable cómodo para él y para que practicara. Estabamos un poco lejos de la casa para evitar que alguien nos viera.
Tomé varias fotografías de ellos en el agua y suspiré.
Se estaba haciendo tarde y prometimos regresar temprano. Encargamos las tablas en la misma tienda dónde compramos para el día siguiente, tenía planeado decirle a Cami hasta el día de regreso a la ciudad, al menos así no se enfadaría tanto, o eso creí.
Al llegar a casa lo primero que ví fue a dos chicos semidesnudos platicando con nuestras mujeres justo en la entrada. Drew bufó enfadado.
-¿Y ahora esos tipos qué?
Apretamos el paso hasta que por fin pudimos verlos de cerca. Uno de ellos medía casi dos metros y charlaba con mi esposa. Estaba demasiado cerca de ella. El otro tipo parecía coquetear con Sofía.
-Aa hola. Los saludé insegura una vez lo vi de frente. Ni de chiste podía con el. Además no hacían nada malo. Quise pensar.
-Hola cariño. Dijo Drew y besó a Sofía frente a ellos. Kilian se paró a mi lado y tratamos de intimidar al hombre ese.
-Lau, mira el es un salvavidas, está aquí para presentarse, dijo que trabaja cerca de aquí y ante cualquier emergencia solo debemos llamar en el punto de seguridad que está más adelante.
Asentí como saludo. Kilian apretó mi brazo. Aún era más bajo que yo. El tipo sonrió con suficiencia y miró a su compañero, ahora estaba sólo, Drew había llevado a su chica a un lugar seguro.
-Bien, fue un gusto Camila y Lau.
-Lauren. Dijé tratando de sacar una voz clara. Camila me miró extrañó y finalmente vimos como se iban caminando.
-¿Que hacías con ellos?
-Charlamos, de hecho nos advirtió sobre nadar en aquella parte, dice que por seguridad nademos aquí frente. Asentí. Kilian se despidió de ambas confundido, era el sitio donde había estado nadando. -¿Que? 
Negué y fijé mi mirada a otro punto. Me crucé de brazos.
-Wow ¿Estas celosa?
Dijo divertida y se dió la vuelta. Llevaba uno de los vestidos cortos. Se veían sus piernas atractivas y lucía hermosa.
-No estoy jugando. Dijé al ponerme frente a ella.
-Jamás dije eso, pero tus celos son innecesarios, Lau, estoy embarazada y dudo que ellos...
-No digas nada, te vez tan guapa como siempre incluso más, cualquier chico puede acercarse a ti para coquetear.
-Lauren ya basta.
-Estoy enfadada. Dije. -Salgo por unas horas y al regresar estás aquí con esos dos. Seguí reclamando.
-Pero solo charlamos.
-Les dijiste tu nombre. Subí mi tono.
Respiró profundo y tomó su cabello. El viento lo hacía revolverse.
-Mira es muy estúpido que quieras pelear por esto. Dijo entre dientes.
De pronto la duda del siglo vino a mi cabeza, teníamos años de matrimonio, dos hijos, casi tres y sólo había sabido de la relación que tuvo con el padre de Kilian, desde entonces no sabía nada sobre sus gustos. A dónde se dirigían. Yo estába muy convencida de que las chicas eran lo mío pero en cambio Camila jamás mencionaba eso. Ella decía que tenía solo ojos para mí.
Guardé silencio supusé que tenía razón en eso pero aún así la duda comería mi cabeza poco a poco. Podía preguntarle sobre ello ahora o nunca.
-¿Podemos hablar como el otro día?
Le pregunté. Yo la seguí hasta la playa bajó una tenue luz del sol, solo que esta vez cada quién se sentó en su espacio.
-¿Sobre qué?
-Quiero que me digas si te interesan los hombres.
Solté en un suspiro y esperé su respuesta cerrando los ojos.
-¿Te refieres a los que han venido?
Los abrí de golpe y me enfade más.
-No Camila, me refiero en general, se que ya te lo pregunté pero esta vez quiero que seas muy sincera.
Se encogió de hombros y me miró a los ojos.
-Bien, estuve con Chris, luego con nadie por 5 años casi, conocí a Daniel en la empresa y salimos, pero también salí con una chica unos meses.
-¿Que? Pregunté confundida.
-Eso, qué salí con esa chica, nos besamos e incluso tuvimos sexo.
Mis mejillas tal vez estaban rojas. No había pedido tantos detalles, de tan solo imaginarlo me impidió seguir sentada. Dí varias vueltas en la arena y finalmente volví a mi asiento.
-Camila ¿Porque me cuentas esto hasta ahora?
-Por que no quería contarte sabía que te pondrías así, la respuesta es bisexual.
Bam, bam. Algo golpeó mi corazón. Doble posibilidad de perderla. Por dios. O triple, ni siquiera lo comprendía. Tranquila Lauren. Ella es tuya, tu esposa. Traté de calmarme.
-¿Quien es?
-No te diré. Contestó segura.
-¿Como que no?
Estaba muriendo de celos, tal vez ambas la conocíamos. O quizá trabajaba con ella, o era amiga de su hermana. Me imaginaba tantas cosas.
-Pues que no la conoces, para tu tranquilidad, además ya no me importa nadie más.
Sonrió de lado y tomó mi mano.
-Lau, sabes que te amo a ti incondicionalmente, jamás, jamás pensaría en dejarte.
-Pero. Quise hablar pero me cayó con un dulce beso. Quedé embobada.  Ni siquiera recordaba por que discutíamos.
-Lauren tu eres la única que me hace sentir así, me enamoré de ti, me casé contigo y estoy dispuesta a quedarme junto a ti el resto de mi vida, te amo tanto.
-Yo también te amo.
La recosté en la arena y nos besamos. Quería tomarla ahí y dejar otra huella de pertenecía por que era mía. No podía dudar de eso y lo único que me ayudaba era hacerle el amor.
Tomó mis hombros y ni siquiera la pequeña molestia me hizo retirarme.
-Lau. Habló entre besos. Yo moví mi mano bajó su vestido. -Lau.
Besé su cuello. -Oye amor, creo que nos van a ver desde la casa.
Demonios, tenía razón.
-Esta bien, espera aquí. Le indiqué. La ayudé a ponerse de pie.
Entre a la casa buscando a alguien. Kilian me sonrió, comía golosinas en la mesa y Cam estaba dormido en un sofá. Sinu venía bajando las escaleras.
-Suegrita, Sinu. La llamé. Ella rió. Sabía que le iba a pedir algo.
-¿Podrías cuidar a Cam y Ki por unas horas? quiero salir a pasear con Cami.
Me miró sospechosa pero finalmente asintió. Yo besé su mejilla con estusiasmo y corrí a la habitación. Saqué una manta pequeña y salí bajó la mirada de Kilian y Sinu.
Camila me regaló una sonrisa enorme.
-¿A dónde vamos? Preguntó.
-A caminar. Guiñe.
Recorde las palabras que dijo Camila. Sobre la parte de la playa dónde era peligroso nadar y recordé que era el motivo por que cuál no había nadie nadando ahí. Nos tomó algunos minutos llegar. No había nadie como pensé. La guíe tras de unas rocas altas y miré la arena. Pusé la manta sobre la arena. Estaba excitada.
-Venga, quiero hacerte el amor en la playa. Le dije sobre los labios. Y soltó una risita.
-Estas loca.
-Por mi esposa, si.
Con cuidado la ayudé a acostarse y me pusé sobre ella. Como estos últimos meses su barriga me impedía pegarme por completo. Me divertía. Besé su cuello y sus hombros​ mientas lentamente le quitaba el vestido. Podía gemir y gritar todo lo que quisiera. Nadie estaría ahí para escuchar, solo el mar. Además la tarde estaba callendo.
Entre suspiros y besos terminamos las dos cansadas sobre la manta y con arena en la piel. Se acurrucó algo incómoda en mi pecho y juntas permanecimos mirando el cielo. Las estrellas se miraban realmente cerca. Como para tocarlas.
No sabía cuánto tiempo había pasado pero ya estaba oscuro y la única luz era la de la luna.
-Es demasiado romántico. Dijo cansada.
-Debemos regresar amor.
Cómo dos adolescentes sacudimos la arena posible y nos vestimos. Lucía preciosa con esa luz en sus ojos y sus labios enrojecidos. Tomé su mano para caminar. Guardé la manta sobre mi hombro. Todavía tomamos un rato para caminar en la orilla del mar y mojar los pies.
-¿Estas bien?
-Si, ambas. Diablos. Casi olvidaba que la pequeña había sido testigo de lo que hacíamos. -Tranquila, ahorita esta dormida. Dijo divertida al verme asustada.
Yo estaba loca por llevar a mi esposa embarazada y tener sexo en la arena. -Me duelen los pies. Se quejó con un lindo puchero.
-Te daré un masaje.
-Lo deseo tanto. Se acurruco en mi hombro y caminamos abrazadas. Al llegar a casa tratamos de pasar desapercibidas. Durante la ducha que compartimos descubrí arena en lugares que jamás pude imaginar.




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