Final

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Tres años después...

LAUREN
Genial, simplemente genial, el maldito tráfico hasta la mierda.
-¿Porque a mí?
Grité dentro del auto dónde Marcus conducía.
Mi amigo me miraba divertido. Estaba bastante entretenido con los movimientos que hacía yo, estaba desesperada por llegar a casa desde el aeropuerto.
En resumen tenía casi tres semanas fuera, gracias a Dios había lanzado ya mi tercer libro. Bastante interesante por que tenía varios años descansando de eso, había dedicado más mi tiempo a la familia y trabajar en la editorial aquí en Miami. Ahora volvía desde Europa el libro había sido un éxito ahí. Así que hice una pequeña gira.
Para terminar con todo esto le había prometido a Cami estar para el tercer año de Michelle. Estaba tan grande ya que se comportaba igual de exigente que mi esposa.
El vuelo se había retrasado y ahora no llegaba tal vez ni a la sesión de fotos familiar. Mi amigo se comprometió a ir por mi al aeropuerto. Camila iba a matarme, la extrañaba demasiado y la iba a extrañar más, después de esta no la perdonaría y tendría días sin hablarme.
Pasé el resto del camino quejándome. Marcus solo riendo.

CAMILA
Miré el reloj por tercera ocasión desde que comenzó el festejo. No tenía ni siquiera ganas de enfadarme solo quería verla y darle un beso. Extrañaba tanto a Lau y ni hablar de los niños.
Para comenzar Ki estaba muy sentido por que su madre se había perdido su partido final de temporada. Tener 16 años no era tan fácil para el y menos cuando moría por presentar a su novia frente a la familia. Yo no estaba tan de acuerdo pero Lau me había convencido de aceptar cuan grande era ya.
Además Cam estaba deseando que llegará con regalos para el desde Europa. Y ni hablar de Mich quién estaba con los brazos cruzados enfadada y sentada en mi regazo por que su madre aún no llegaba. Estaba tan mimada por ella que era lo único que le faltaba para ser feliz en su tercer cumpleaños.
Miré sus lindos ojos verdes otra vez y me encogí de hombros. Mi madre me contaba de las travesuras que Kevin mi sobrino había hecho en casa. Sofía y su esposo solo reían. Ellos no podían hacer nada.
Mi padre cogió mi hombro para hacerme sentir mejor. Sabía cuánto extrañaba a Lauren. Se lo contaba en cada visita que hacía a la casa.
Pero no había opción, era su trabajo y pasión, yo apoyaba a Lau en todas sus decisiones. Madison, la esposa de Marcus sonrió hacía mi. Al parecer alguien había estacionado frente a la casa. Senté a Michelle a un lado de mi madre y salí.
Saludé a Amy en la mesa del jardín, platicaba entretenida con su actual pareja y con mis suegros, Clara y Michael también pudieron venir, además de que pasarían en casa una temporada.
Miré como Lau bajaba del auto casi corriendo. Era tan guapa, los años le sentaban cada día mejor.
Marcus bajaba su equipaje. Caminé a prisa hacía la puerta y antes de que pudiera abrir, ella lo hizo. Se miraba agitada.
-Cami, lo siento tanto. Soltó. Temía acercarse a mi yo lo sabía. Sin pensarlo más me lancé a sus brazos.
Dios, sentirla fue como volver a respirar.

LAUREN
De pronto tuve a Cami enredada en mi cuello, soltaba sollozos y me asuste.
-¿Que pasa amor? Algo malo ¿Que es?
Le pregunté mientras acariciaba su espalda y la sujetaba más hacía mi.
Negó con la cabeza pero no dijo nada, yo solo la sostuve, era tan lindo abrazarla después de estás semanas. Sonreí contra su frente, yo esperaba que iba a golpearme tan fuerte por llegar tarde en un día tan importante.
Ví a mi suegro recargado en la entrada de la sala con una sonrisa, sabía ahora que todo estaba bien. Una vez dejó de llorar miré su rostro y limpié sus mejillas.
-¿Que pasa?
Acaricié su barbilla.
-Te extrañé demasiado Lau. Dijo con voz débil y yo la besé, primero lento y luego con pasión, yo sabía que sentía, por que ahora mismo quería tenerla en otro sitio contra mi.
-Tan dulce amor, yo también te extrañé y demasiado, te amo.
Dije entre besos.
Ella sonrió por fin y me soltó un poco. Tras de ella miré que Cam venía corriendo hacía mi.
Solté a Cami y ella me comprendió.
Levanté a mi príncipe y dejó un beso en mis labios.
-Hola mi amor ¿Como estás?
Sonrió como siempre y tan lleno de energía.
-Bien mamá ¿Que me has traído? Preguntó haciendo reír a todos, ahora miraban la escena de pie tras nosotros. Solamente no miré a Michelle, ella debía estar enfadada.
Kilian sonrió tímido en una esquina, sostenía la mano de su chica. Hace dos meses que nos la presentó a mi y Cami. Recordar la cara de pánico de Cami era divertido, había sido épico cuando tuvo que enfrentar que su pequeño Ki había crecido ya.
Me acerqué hacía el, estaba un poco más alto que yo ahora.
-Hola cariño. Besé su mejilla y el hizo lo mismo. Saludé a Melissa después. Era una chica muy linda y amable.
Seguí con los saludos y finalmente abracé a mis padres tenía más tiempo sin verlos.
-Me da gusto que estén aquí.
Todos regresaron a sus lugares en la sala y el jardín.
Camila sostuvo mi mano.
-¿Esta enfadada verdad?
Pregunté refiriéndome a mi pequeña hija.
-Bastante. Rodó los ojos mi esposa, era tan hermosa.
-Ufff... pues debo hablar con ella ahora.
Asintió y me besó de nuevo.
-Anda con ella, apenas descubrió que estabas aquí escapó de mamá y se fue a su recámara.
-Tienes la culpa, es igualita a ti amor.
Se encogió de hombros y antes de dirigirse a la sala, tocó mi brazo con una sonrisa pícara. Sabía que me esperaba durante la noche, una bienvenida real entre ambas. Le guiñé y caminé a las escaleras.
Demonios, no sabía que le iba a decir. Tal vez su regalo o simplemente tratar de charlar con ella. Mis nervios estaban alterados, sentía lo mismo que hace rato con Camila. Como eran iguales ambas eran difíciles de convencer.
Una vez llegué a su puerta limpié mis manos en mi vestido y giré el pomo.
Michelle estaba acostada en su camita rosa y tapando su cara con la almohada de princesas.
No lloraba pero tampoco dijo nada, cuando hice ruido al cerrar la puerta.
Me senté en la pequeña mesedora a un lado y la miré por minutos. Sonreí. La había extrañado como nunca. Era mi princesa y la consentida de la casa. Con sus ojitos verdes y sanos, algo demasiado importante para mí y esa sonrisa, con el carisma de Cami y un poquito de sus hermanos. Era una hermosa niña. Estaba tan grande ahora y mi vida​ había cambiado desde que llegó a nuestras vidas. Ahora ni loca pensaría en dejarlos, todos los problemas que surgían con Camila nos ayudaban a crecer más, a querernos más y solucionar.
Comencé con poco y toqué su manita.
Gruñó bajo. Yo rodé los ojos, tan Camila.
-Hola princesa.
-No quiero hablar contigo. Contestó infantil y por momentos mi corazón se detuvo.
-Bien, ya sé que estás enfadada por que llegué tarde pero te prometo que el resto del día será demasiado divertido y no me iré fuera en mucho tiempo.
-No quiero.
Ahora me senté en la cama y quité la almohada. Ella aún estaba con los ojitos cerrados y cruzó los brazos.
Su disfraz de hada era muy divertido.
-Wow, estás muy guapa. Le dije esperando una sonrisa pero nada.
-Te traje un regalo.
La estaba convenciendo. Sus ojitos querían abrirse ahora.
-No lo quiero.
-¿Estas segura?
Pregunté divertida. -No creo que a esa pequeña cosa le guste estar en una caja todo el día.
Abrió sus ojos y se sentó en la cama.
Para mi fortuna, pude cumplir el deseo de mi pequeña y días antes de llegar, le pedí a Kilian comprar una nueva mascota para Mich. Con dos perritos en casa, me parecía demasiado uno más así que le compré esa cosa pequeña blanca y peluda.
-¿Que es?
Me encogí de hombros.
-Pensé que ya no lo querías.
Se quedó pensativa e hizo un puchero.
-Si lo quiero mamá.
-Bien solo con una condición, que ambas olvidemos esta situación y me das un gran abrazo, uno de oso.
Asintió y se lanzó hacía mi. Soltó una risita divertida y yo la llene de besos.
-Te extrañé princesa, a ti, a tus hermanos y a mamá.
-Yo también mami. Así me decía cuando lograba hacer algo increíble por ella.
Luego de la reconciliación, ambas bajamos a la sala donde todos nos esperaban con una enorme pastel de cumpleaños.
Cuando llegó el momento de partir el pastel, Cami y yo le ayúdanos a Mich, mientras todos cantaban feliz cumpleaños, Kilian era el encargado de fotos y Cam estaba en los brazos de mi padre.
Finalmente todos tomamos las fotos familiares y nos sentamos en el jardín para comer y aprovechar la tarde.
Miche jugaba entretenida con Cam y el pequeño Kev.
Camila platicaba con Amy, Sofía, Madison, mi madre y Sinu en un extremo del jardín. Miré a mi esposa como si fuera lo más lindo del planeta. No podía resistirme. De vez en cuando sentía mi mirada y me sonreía.
Las chicas se reían.
Marcus golpeó mi brazo.
-Dios Lauren, tienes años casada con Camila y sigues babeando por ella como la primera vez que la viste, moriría por haber visto eso.
Me reí, ahora no me molestaba, yo sabía lo tanto que amaba a mi esposa.
-Calla, así estarás con Madison el resto de tu vida y cuando tengas hijos estarás peor.
Lo miré algo nervioso y luego asintió.
-En realidad, bueno ella tiene dos meses de embarazo.
Maldito idiota, no me lo había dicho. Lo hice ponerse de pie y lo abracé, era mi mejor amigo y saber que era igual de feliz que yo me hacía sentir orgullosa.
-Felicidades Marcus, será lo mejor ya verás.
Nos sentamos de nuevo y sonreímos a las mujeres.
Seguramente yo era la última en enterarme por que Madison le lanzó un beso. El se sonrojó y yo me burlé de el como siempre lo hacía conmigo.
Mi padre, Alejandro y Drew estában preparando algo en el asador. Me gustaba que se llevarán bien.
Miré a Kilian platicando con su novia a la orilla de la piscina, en cuanto a el no sabía que sentir, era como estas feliz y triste por mirarlo crecer tan pronto, sentía que no había pasado tanto tiempo desde que jugaba con el aún sin poder verlo, solo guiada con el corazón y queriendo estar con el como con su madre.
-Oye, solo quiero que mi hijo o hija no sea como la pequeña Mich, tiene un humor cuando se le planta.
-Es como vivir con dos Camila, no es tan difícil.
-Aja, sobretodo por tus llamadas en la madrugada, cuando no sabes como contentarlas. Se burló una vez más, desquitandose.
-Solo fue una ocasión. Me quejé.
Michelle vino corriendo hacia mi.
Una vez llegó trato de tomar aire.
-¿Que...
-Bolita escapó. Me dijo. Marcus comenzó a reírse.
Eso era imposible, el pequeño conejo apenas había llegado a casa y Mich apenas lo había puesto a jugar. Me acerqué a aquella parte de la casa donde estaban. No había rastro del conejo y Cameron intentaba trepar a los arbustos para buscarlo.
-Hey hey, ¿a donde crees que vas? Le hablé. Camila también se acercó.
-Solo quiero buscarlo mamá. Me dijo bajando la mirada.
-Cariño, deja que mamá Lolo se encargue. Dijo Cami y los cuatro incluído Kevin me miraron fijamente.
-¿Yo? Pero Cami, estoy con vestido y...
Fruncía el ceño.
-Ok, ok, lo buscaré. Entre apenas a los arbustos y las ramas me golpearon en la cara.
Siempre tenía que hacer estás cosas por los niños. A caso tenía cara de ser...
Dios, lo miré. Ese pequeño conejo estaba entre dos ramas sobre el piso, parecía asustado. Con cuidado lo intenté tomar pero escapo con un salto.
-Mierda. Mal dije. Camila me corrigió desde fuera de todo eso. Los niños rieron.
Cuidé mi vestido y seguí un poco para tomarlo de una vez por todas. Wow si que era tierno y asustadizo.
Salí de entre las ramas, mi vestido estaba rasgado y tenía hojas en el cabello. Miré el brillo de los ojitos de Mich al ver al conejo en mis manos.
-¡Si! Gracias mami. Dijo cuando se lo dí y todos corrieron para seguir jugando.
Frente a mi Cami se reía.
-Luces tan.
-Ya, no volveré a buscarlo ahí.
-Ven aquí, te iba a decir adorable, eres muy valiente.
-Aja más bien gobernada por ti, ¿no te importa arriesgar mi vida? Le reclamé y fingí estar enfadada. Una vez sentí sus labios en los míos y sus manos quitando las hojas de mi cabello, me convenció de permanecer en silencio y aceptar los mimos.
-Quiero ir a la playa y mirar el atardecer. Pidió con esa sonrisa.
-Iremos una vez todos se vayan y de regreso tu y yo festejaremos.
Ella mordió su labio inferior.

CAMILA
Fué bastante gracioso que Lauren apresurará a todos para salir de la casa, una vez la cerveza y la comida se terminó.
Despidió a todos y subió a los niños al auto. Ni siquiera llevaban traje de playa, solo queríamos caminar y sentarnos sobre la arena como siempre lo hacíamos. Sus padres se quedaron en casa Kilian regresó de dejar a Melissa en su casa y trepó en el auto con una sonrisa de oreja a oreja. Hizo reír a su hermanos dentro.
Lauren subió al piloto.
-Listos. Traía consigo un manta.
Llegamos a la playa y todos corrieron a la arena. Yo caminé de la mano de mi esposa mirando a nuestros hijos.
-Wow, apenas a tiempo ¿No crees?
-Si. Respondí y entrelacé mi dedos en su mano.
Me regaló una​ sonrisa y amé el color de sus ojos con el atardecer.
Llegamos para sentarnos sobre la manta. Yo delante de ella y recargando mi espalda en su pecho. Los niños y Ki jugaban en la orilla. Kilian se unía a sus locuras con frecuencia.
-Extrañaba venir aquí contigo.
-Lo sé. Suspiró en mi hombro.
-Tu y la playa son la mejor combinación.
Nos besamos por un tiempo. Hasta que sentimos arena cayendo en nuestro cabello, supusé que había sido Cameron y así fue. Sonrió divertido con su ropa llena de arena y agua.
Kilian sostenía en el aire a Michelle.
-Tu te lo buscaste Cam. Gritó Lau y se pusó de pie para seguirlo y cargarlo de cabeza.
Entre risas todos terminamos llenos de arena húmeda.
Iba a ser un problema subir al auto sin manchar. Pero a estás alturas a Lauren no le importaba.

LAUREN
Miré por el retrovisor a Mich y Cam rendidos en sus asientos. Estában dormidos y agotados después de jugar.
Kilian me miró divertido desde su sitio y miró por la ventana.
Sentí la mano de Cami sobre la mía.
Se acercó para sonreír y susurrar en mi oído. Lo entendía, aprovechar que los más pequeños estában dormidos iba a ser una ventaja para ambas.
Cuando llegamos a casa, Yo cargué a Cam en brazos hacía su habitación y Cami a nuestra pequeña. Kilian se despidió para dormir.
Mis padres miraban algo en la televisión.
-Lauren.
Me habló mi madre cuando nos miró bajar a ambas hacía la sala.
-Si quieren salir nosotros los podemos cuidar.
Mi padre asintió.
No lo dijeron dos veces cuando Cami y yo salimos en el auto. En un principio no sabía a donde dirigirme pero por instinto me guíe en una sola dirección. Minutos después de estacionar en ese viejo y alejado lugar de la ciudad. El mirador, aquel en que miramos las luces en el cielo y le pedí a Camila ser mi novia.
No bajamos del auto, sino que nos quedamos dentro para besarnos como dos adolescentes, tocarnos y finalmente hacer el amor con desesperación. Nos extrañamos estaba claro.
Después de terminar ese mágico momento, nos miramos la una a la otra. Ambas desnudas y con ese ambiente.
Esperabamos que el sitio estuviera solo y no hubiera espectadores. Sería muy gracioso.
Besé sus labios cansados.
-Este lugar nos faltaba. Dijo riendo. Yo asentí agotada. Estaba cansada del viaje y de toda la tarde.
-¿Quieres bajar a tomar aire?
Le pregunté.
La ayudé a vestirse y yo también lo hice. Nos encaminamos al mirador, estaba todo igual, solo que estaba segura que el espectáculo de luces no era hoy.
Nos recargamos en el sitio y la abracé por la espalda.
-Supongo que es el fin. Dijo.
-De este día, claro.
Asintió.
-Fue muy lindo, gracias por volver a casa. Dijo en voz baja.
-Siempre lo hago amor.
-Es verdad.
Su voz salió tierna esta vez y se acurrucó más en mis brazos.
-Lo que no ves Cami es que yo haría todo lo posible por estar contigo cada que me lo pidieras, aún no me perdono haber sido tan tonta como para dejarte hace tantos años, solo envidió los años que pude pasar contigo.
Se encogió de hombros y mirando a mis ojos fijamente dijo todo.
-Te amo demasiado Lauren, siempre.
-Te amo Camila, amo verte también.
Sabía a que me refería. Nos besamos profundamente.

FIN.





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