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LAUREN
Mientras besaba a Camila me sentí de maravilla. Decirle te amo me quitó un peso enorme de encima y además me dió más seguridad para besarla un par de veces más durante el partido.
Kilian estaba jugando más que bien y estuvo en la cancha hasta que terminó.
Mientras Camila hablaba con el entrenador yo me dediqué a entretener al pequeño Cam que se mostraba inquieto.
-Venga Cam, no puedo sostenerte por más tiempo deja de intentar bajar. Le reprendí y el hizo un puchero.
-¿Es difícil no?
Una voz a mi espalda preguntó. Cuando me volví, miré a una mujer joven, sonreía de forma amable.
-Si y más si tienes esto en el brazo. Le indiqué mi brazo roto.
-Hola, soy Megan, ¿Tu eres la madre de Kilian cierto?
Yo asentí, no entendía como sabía eso.
-Soy Lauren mucho gusto.
-En realidad me acerqué para disculparme, soy la mamá de Pitt.
No entendía quien era Pitt y por que se disculpaba.
-Sigo sin entender.
En ese momento sentí la mano de Camila en el hombro.
-Hola Camila.
-Hola. Respondió de manera obligada. No le agradaba la mujer.
Miré a Camila en busca de una explicación.
-Ella es la madre del chico con el que peleó Kilian.
Lo entendí todo, de pronto la mujer no me agradaba nada. Se movió incómoda y decidió retirarse pero antes extendió su mano a ambas.
-Yo..estoy apenada por lo que dijo mi hijo sobre su matrimonio, creo que mi esposo a veces habla sin sentido, ustedes hacen muy linda pareja y para nada soy de juzgar, espero y sea suficiente, no quiero vivir en conflicto.
Sus disculpas ahora parecían sinceras pero aún así. No le dimos la mano, antes necesitaba decirle algo.
-Creo que es necesario una buena charla con tu hijo, Kilian no suele crear peleas ni rivalidades, no le enseñamos eso en casa.
-Lo haré. Dijo seria.
-Bien eso nos hará sentir mucho mejor, pero es por el bien de tu hijo, que aprenda a respetar, espero que no ocurra una situación similar jamás.
Asintió y con un movimiento de cabeza se fué.
-Wow, eres muy buena para reprender a las personas.
Dijo Camila y sonrió.
-Sabes que ese tipo de personas me provocan dolor de cabeza.
-Y de culo. Soltó Camila, yo me reí.
Kilian abrió la boca sorprendido por las palabras de su mamá.
Sus ojos brillaban de felicidad, había jugado muy bien y además obtuvo permiso para seguir con entrenamientos en la semana por su buen desempeño.
-Oh lo siento hijo, yo jamás dije eso. Camila trató de componer.
-Pero....
-Pero nada Ki, yo jamás lo dije y es una orden.
Los tres reímos.
De regreso a casa compramos una pizza y panquecitos para Cam. Eran sus favoritos al igual que Camila. Creo que comiera tantos durante el embarazo era la posible causa.
Sentados en la sala y viendo una película el tiempo pasó rápido, de la nada solo estábamos Camila y yo.
Era pasada la media noche y ninguna de las dos tenía el sueño suficiente para ir a la cama. Miraba todo el tiempo a mi esposa y ella ponía o fingía poner atención en la televisión.
-Ire a ducharme.
Me pusé de pie y caminé al baño.
Estaba abriendo la ducha cuando Camila entró. Yo sonreí, le daba la espalda así que no se dió cuenta, pero en mi cabeza tenía la forma ideal para bañarnos juntas.
-Solo quiero ayudarte. Dijo en voz baja.
Y la necesitaba, no su ayuda, si no a ella. De forma insegura se acercó a mi.
Comenzó a quitarme la blusa. Sus dedos dudaban mucho al moverse y lo hicieron más cuando se dispuso a desabrochar mi pantalón.
-¿Quieres entrar conmigo? Intenté jugar, pero su humor cambio.
-Intento ayudarte Lauren no intimar precisamente hoy.
-¿Porque no? Insistí.
Negó algo fastidiada y desató mis zapatos, ahora solo estaba en ropa interior.
-Los golpes se ven mal, ¿No te duele? Intentaba cambiar de tema.
-Si los tocas tu, es probable que no.
Rodó los ojos.
-Deja de hacerlo.
-¿Hacer que? Me divertía mucho molestandola.
-No va a pasar nada.
Yo me acerqué hasta ella, la hice retroceder hasta la pared.
-Lauren. Mi nombre salía como una suplica, ella se debatía entre seguir o no mi juego. Me gustaba mucho verla tan tímida. Yo estaba muy excitada ahora, después de meses sin tocarla, ni siquiera besarla y todo el malestar pasaba a un papel secundario, cuando la tenía ahí frente a mí.
-Podemos iniciar con algo cariño. Susurré en su oído. Mi mano tocó sus brazo de arriba a abajo, cerró sus ojos y se quedó muy quieta.
-Podemos hacerlo otro día. Pidió apenas. Yo negué con la cabeza y capturé su labio inferior. Lo tomé por un tiempo suficiente, ella solo gimió.
Sus labios tenían un sabor tan dulce, eran suaves, en color rosa y suspiraban.
-Lauren.
-¿Puedes quitarte la ropa?
Rió en medio del beso.
-Eres incorregible.
Sin pensarlo, comenzó a quitar su ropa hasta quedar en la misma situación que yo.
-Bien, ahora hay que entrar.
El agua nos caía en los hombros y solo aumentaba el nivel de humedad sobre mi piel y otras zonas.
Sus manos comenzaron a pasar el jabón por mi cuerpo y quitó mi ropa interior. Yo la miré y disfruté su tacto. Cuando lavaba mi cabello no resistí y la besé. Se sujetó a mi cuello, adentro su lengua en mi boca. Explorando después de tanto tiempo.
Sin mucho éxito busqué el broche de su sostén en la espalda pero con una mano me veía como tonta.
Se rió de mi para luego quitarse el resto de ropa y unir su cuerpo completamente desnudo al mío.
-Te extrañe. Le dije mientras tomábamos un poco de aire.
Ella no dijo palabra pero tomó mis pechos con sus manos y besó mi cuello demasiado sensible.
-Se esta mojando tu herida.
-Ahora no importa. Le dije y volví a sus labios.
Toqué en medio de sus pechos y me dirigí hacia abajo. Con ansiedad llegué a su centro y lo toqué. Ella estremecio y recargó su peso en mi. Comencé un movimiento lento en su intimidad hasta que ella misma apresuró la situación.
-Hazlo. No me detuve y me incliné un poco entre las gotas que cubrían su piel, llegué a sus pechos para besarlos como nunca. Gimió.
Sentí en su pechos los latidos acelerados y la humedad creciendo entre sus piernas.
-Mmmm Lauren.
Regresé a su boca y la exploré. Ya no quise hacerla esperar y entre con dos de mis dedos en ella. No había resistencia, su cuerpo me conocía bien y me dejaba mimarla. Apresuré mi asalto y toqué el clítoris con el pulgar.
-Dios. Dijo en voz alta. Me enamoraba más de ella cada vez que hacíamos el amor, veía su carita con excitación y luego escuchar sus gemidos me provocaban una sensación de placer enorme.
-Eres tan suave y tan húmeda mi amor.
Le susurré. -Dejate ir.
Se enganchó en mi cintura y estuvimos a punto de caer pero con una fuerza extraña logré recargarnos en la pared mojada de la ducha. Su espalda se arqueó más al sentir el contacto y nuestros pechos se apretaron. Me enfade con mi brazo encayolado por no dejarme tomarla como quería.
Apreté más mi cuerpo con el suyo y ella comenzó a subir y a bajar en mis dedos. Gemía muy alto y me daba miedo que nos escucharán.
-Cami, shhh, cariño no grites.
La calle con mis besos, cuando sentí su entrada apretarse con mis dedos, estaba llegando y miré sus cara sin evitarlo. Abrió sus ojos por un momento y luego los apretó, su entrada se contrajo con entusiasmo y mis dedos se mojaron.
Besé su cara hasta que respiró con normalidad.
Se bajó de mi y luego me dió un beso brusco. Apenas y pude darme cuenta de que se dirigía esta vez a mi.
Sus dedos entraron de golpe y yo cerré los ojos. Anhelaba tanto su contacto.
Entre besos me giró y me recargué en la pared fría. Movía sus dedos con un ritmo casi mortal, haciéndome suspirar y gemir.
-Hazlo más rápido.
Mordió mi pezón en medio del movimiento acelerado de sus dedos. Y alcancé la cima. Luche bastante por no caer ni gritar.
-Dios Camila.
Nos besamos por un rato más bajo el agua y por fin salimos. Nos secamos entre ambas.
-Lau. Me habló cuando iba a salir del baño. -Tambien te amo.
Le lancé un beso.
Era como despertar de una pesadilla. Me sentía completamente relajada para dormir y solo la esperaba para abrazarla toda la noche.

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