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CAMILA
-Era Marcus. Le avisé a Lauren que llegó a sentarse a mi lado en el sofá, Cam jugaba frente a nosotras. Tuve que atender la llamada por ella.
-¿Que dijo?
-Algo sobre el libro y la editorial.
Se tensó junto a mi. Su actitud relajada ahora era diferente. Sus ojos estában un poco más abiertos de lo normal y me miró.
-No voy a ir cariño.
-Quizá debas hacerlo, es tu trabajo.
No quería detenerla por mi inseguridad, además de que estaba mucho mejor, ya no habían dolores de cabeza y su brazo se mejoraba con el tiempo. Podía viajar y continuar escribiendo sin problemas. El único problema era pensar simplemente en que Sab la volviera a buscar.
-No se trata de eso Cami, en realidad no he podido terminar el libro.
Eso si que era raro.
-¿Porque?
-Te lo dije el otro día, no tenía inspiración y me sentía demasiado decaída.
Hasta la noche anterior se la había pasado despierta sobre la cama y la computadora en sus piernas, escribiendo.
-Eso si que te preocupa ¿No?
-Si, bastante es que debo enviarlo pronto y ya se esta llegando el segundo plazo.
-¿Pediste otro? Pregunté confusa.
-Si, con esta situación de nosotras y...bueno, lo voy a admitir, la mayoría del primer mes en el departamento me la pasé viendo hacia el techo, bebiendo, fumando y actúe de forma tan estúpida que perdí el tiempo, dejó de importarme el libro, mi trabajo, todo, por que sentía que ya no tenía nada si tu no estabas.
Admitió. Sus palabras se grabaron en mi mente y me sentí mal, habíamos sufrido bastante y Lauren era tan inocente como yo.
Agachó la cabeza como la chica que conocí por primera vez. Estaba avergonzada. Mi corazón se estrujo de solo pensar en ella bajo esas circunstancias, en mi mente creé una Lauren desconocida. Una mujer infiel, sin corazón y con todas las ganas de vivir la vida lejos del ambiente familiar. Lejos de mi y de los niños, buscando a otras chicas y recuperando ese tiempo perdido. Era joven y hermosa, yo solo me creé falsas imágenes de la Lauren seductora. Existía pero solo para mi y en ese momento estaba ahí frente a mi admitiendo sus errores y demostrándome todo su amor. 
-Lo siento Lau. Tomé su cabello negro con mis manos y la invité a levantar su cara. -Perdón cariño, en serio que me siento muy tonta ahora por haber dudado de ti. Solté.
Sus ojos verdes se llenaron de lágrimas y los míos las derramaron. Acaricié sus mejillas por minutos y limpié la lágrima que cayó, era increíble tenerla así de vulnerable.
-Creo que es suficiente, me refiero a que nos pedimos perdón lo suficiente, yo te aseguro que no pasará nunca más. Dijo con su voz preocupada.
La miré y no pude evitar besarla. Estaba tan atraída y tan enamorada de ella, en todos los aspectos. La amaba tanto como aquella noche en la que me pidió que fuera su novia. Frente a todas esas luces en el cielo y siendo tan sincera con las palabras. Estaba atrapada.
Recordé el pequeño dije, estaba guardado junto con mi anillo de matrimonio, moría por ir y colocarlo de nuevo en mi mano. Para mi felicidad Lauren nunca se lo quitaba, siempre estaba ahí en su mano izquierda, incluso después de estar en el hospital se mostró bastante inquieta cuando recordó que lo llevaba puesto durante el accidente. Temía haberlo perdido. En secreto Clara me había confesado como lo busco desesperada al estar consciente. Tomé su mano con la mía y la pusé en mi pecho, sobre mi corazón.
Latía a prisa, me regaló una linda sonrisa. -Te amo.
-Yo más. Le dije.
-No, yo más, te amo más.
-Lauren. Rodé los ojos. No iba a discutir con ella tanto por eso.
-Ok, pero te amo mucho Cami y te agradezco por estar conmigo.
Guardó silencio y comenzó a peinar mi cabello. Entre caricias dulces y risas termine sentada en su regazo. Juntas miramos como Cameron construía con figuras una casa. Era demasiado inteligente.
-¿Cami?
-hmmm. La miré ella nuevamente.
-¿Vamos a Vancouver todos? El fin de semana, mis padres quieren ver a los niños y....
-No. Mi primer pensamiento fue imaginar a Sab besando a Lauren de nuevo. No dudaba de mi esposa sino era la desconfianza hacia aquella mujer.
-Venga, no quiero ir sola y mucho menos si tu vas a estar aquí preocupada.
Era cuestión de minutos para que me convenciera de ir, los niños se iban a divertir en grande.
-El fin de semana, pero debes terminar tu libro por favor, no quiero tenerte en casa sin trabajo.
Comenzó a reírse. Me gustaba hacerla reír. Sus ojos se hacían pequeños.
-No voy a dejar de escribir, además los que he publicado son un éxito cariño, si Marcus me insiste es por que no me quiere dejar sin trabajo.
Asentí y besé su mejilla. Me soltó para festejar.-¡Cam! ¡Cam! Se pusó a gritar por toda la sala.
Observé su interacción.
-Vamos a ir a Vancouver con los abuelos cariño.
Cameron dió saltos en su sitio hasta que Lauren lo levantó.
-¡Si! Los pequeños grititos de felicidad que daba Cam fueron ruidosos así que no pasó mucho tiempo antes de que Ki llegará a la sala.
-¿Que ocurre? Preguntó sonriendo.
-¡Abelos Vancover! Le gritó Cam y abrazó la pierna de su hermano mayor. Kilian lo abrazó con estusiasmo.
-¿Iremos mamá? Yo asentí.
Lauren había desaparecido después de guiñarme ¿Que fue eso? Así que en silencio la seguí. Los niños se quedaron en la sala platicando. Kilian le contaba a Cam sobre el viaje, ya que era la primera vez que iba, mi bebé aún era pequeño pero entendía mucho.
-shhh.
Lauren tapó mi boca al atraparme por la espalda, me había asustado. Yo mordí la palma de su mano.
-¡Hey! Se quejó.
-¿Que haces?
Negó y sin más me tomó por la cintura y pegó sus labios en mi boca. Retrocedimos con cuidado hasta el baño. Así que su intención era besarme de forma intensa por que su mano abandonó mi cintura, atrapó mi culo en un apretón.
-¡Lauren! Grité. Me hizo topar con la pared con fuerza.
-Shhh...los niños.
Así que lo único que necesitamos para besarnos era hablar de forma sincera, confesar miedos e inseguridades. Aún no estaba totalmente convencida pero lo haría por ella.
Me dejé llevar por sus besos, apreté sus brazos, su lengua tocaba la mía con insistencia, durante minutos, para mi fueron como años, amaba tanto besarla. Todo estaba poniéndose caliente hasta que la voz de Kilian en el pasillo nos interrumpió.
-Demonios. Dijo Lauren quejándose, sus manos estában buscando la orilla de mi polera. Su ropa si que estaba arrugada y su cabello despeinado. La situación había sido muy intensa. Sus labios estaban hinchados y supusé que los míos estaban igual.
Acomodé mi ropa y me miré en el espejo.
-Oh dios. Gruñí. Lauren se rió de nuestro aspecto.
-Lo siento creo que te mordí. Dijo con una mueca divertida mientras apuntaba a mi labio inferior.
Rodé los ojos, me negaba a salir de ahí, Kilian ya no era un pequeño y entendería que hacíamos ahí las dos.
-Bien hay que esperar un rato. Reacomode mi cabello y la miré por el espejo, cruzada de brazos y sus ojos verdes juguetones.
-Te mirás realmente sexy. Dijo.
Kilian volvió a gritar aún en el pasillo, no iba a querer encargarse de Cam a esa hora. Se ponía gruñón por momentos y Ki no lo soportaba así.
-Saldré yo amor, les diré que te estás dando una ducha.
Aún se miraba desalineada pero no como yo. Me dió un último beso antes de salir del baño y dejarme con una sonrisa de adolescente enamorada.

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