LAUREN
Pasar el último mes de embarazo no era fácil.
Camila cada vez se sentía incapaz de caminar sin que sus pies se hincharan y su humor dejaba mucho que desear. Los grandes momentos en la playa quedaban en el recuerdo. Ahora solo estaba a algunas semanas de tener a nuestra pequeña entre nosotros. Los niños actuaban normal, a excepción de que Cameron cada vez tenía más necesidad de acercarse en exceso a nosotras y trataba de guardar su papel de consentido en casa. Había noches en que no logramos sacarlo de nuestra cama. Por supuesto Cami no se oponía pero me preocupaba que luego de que nuestra niña naciera el se negará a dormir en su habitación.
Era aún pequeño y trataba de comprenderlo.
-¡Lauren!
Escuché el grito de Cami desde la sala. Aventé los zapatos que estaba a punto de colocarme y corrí a donde ella, tenía pesadillas con que el día del parto se acercara.
Llegué a su sitio después de bajar. La casa ahora estaba completamente remodelada, más amplia, con una decoración seleccionada por mi esposa y un jardín enorme.
-¿Que pasa amor? La miré preocupada.
-Oh dios Lau, quita esa cara, no es lo que crees, es solo que no alcanzó el control de la televisión.
Rodé los ojos y miré el aparato en la mesa de centro. Otro de los síntomas era su pereza.
-No pongas esa cara, tu prometiste cuidarnos siempre así que nuestra bebé tampoco quería que yo la incomodara al ponerme de pie.
Dejé el control en su mano pero su sonrisa encantadora me detuvo.
-Dios, ¿Algun día podré resistirme a ti? Le pregunté sería. Apenas la miraba y se me olvidaba estar molesta además de verla con tremenda barriga me daba demasiada ternura.
-No bebé. Dijo orgullosa y me llamó a su lado. Con cuidado me senté y la acurruque.
Miramos la película sin interrupciones hasta que ella se quedó dormida. Tenía la mitad de su cuerpo sobre mi.
Su respiración era tranquila y yo debía salir de sus brazos. Quería preparar algo delicioso de comer para ella y los niños. El pequeño Cameron se había ido con los abuelos por unas horas pero estaría de regreso. Y Kilian vendría del colegio también junto a ellos.
Cuándo intenté moverme ella me sujetó fuerte y fue inevitable soltar una risita.
-No te vayas, eres cómoda. Se quejó entre su sueños.
-Solo iré a la cocina. Respondí sobando su mejilla con cariño.
-No quiero. Se quejó otra vez.
-Cami...
Esta vez enredó más sus brazos en mi y acomodó su cara entre mi hombro y el cuello.
Dulce, tan linda que era cuando estaba dormida o acurrucada.
-Otros minutos más. Le sugerí. Pero negó con un leve movimiento de cabeza.
-Amor, quiero cocinar algo, venga haré lo que me pidas.
Tal vez la comida ayudaría a persuadir.
-Ya le pedí a mamá, comida china.
-¿Que?
Pregunté y abrió sus ojos.
-Eso, que llamé a mamá para que la trajera en un rato, cuando lleguen los niños.
Fruncí el ceño, en que momento se había levantado por el móvil y no por el control de la televisión.
-Dios, si que eres tramposa, tu móvil está allá. Le indique, estaba en el otro sofá.
Se rió.
-Es que acababa de sentarme cuando se me ocurrió cambiar a la TV.
No ganaba nada reclamando, así que solo la besé en la frente y la recosté más sobre mi. Durante un rato solo acaricié su barriga por arriba de la ropa. Pero levanté un poco para tocar su piel, seguía sorprendiendome esos pequeños momentos en que la nena se movía.
Me imaginaba tantas cosas con ella, es decir, yo era tan permisiva y dulce con los niños, temía que Michelle tuviera el carácter de Camila, sería demasiado para mi cuidar de ambas y no poder malcriarla.
Cuando levanté más de su ropa mi esposa se quejó.
-Lau, no lo hagas ¿Sabes que tan difícil es la abstinencia en estos meses?
Me reí. Era otra verdad algo incómoda, Camila y yo no habíamos hecho el amor durante un mes o más. Yo me negaba, claro que lo quería pero sentía que era peligroso para ambas. Ella se quejaba durante las noches y a veces se ponía a llorar diciendo que yo ya no la quería y un sin fin de tonterías que salían sin pensar.
-Claro que la conozco amor, pero solo quería tocarte un poco aquí.
No tenía ella ni idea de lo que sentía yo. Moría por tocarla todo el tiempo. Además de que en su estado era demasiado hermosa y casi imposible de resistirme.
Cubrí de nuevo su barriga y está vez la sujeté por su pierna.
-¿Ya quieres que nazca, Lolo?
Preguntó Cami.
-Estoy demasiado emocionada por eso ya sabes, pero también pienso en nosotras, tendremos menos tiempo para estar solas y creo que no dormiremos tanto, además la situación con Cam me preocupa un poco.
-Tendremos tiempo para nosotras.
-Ya quiero verlo. Me reí con gracia y besé su mejilla.
Tener tres hijos no iba a ser tan fácil como llegué a imaginarme en ocasiones pero sabía que Camila y yo podríamos con ello.
Los chicos llegaron un rato después. Ambos mostraban una linda sonrisa. Cam se la pasó pegado a Camila. Aún cuando a ella se le dificultaba cargarlo.
Kilian me aseguró que cuando naciera su hermana convencería a Cam de dormir en su habitación. Finalmente el también sería un hermano mayor ahora.

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Lo que no ves
Fanfic2da parte Lo que no se ve La realidad para Lauren ha cambiado, dos años después del nacimiento de Cameron todo terminó. Camila jamás había acabado de comprender su vida y para su mala suerte ahora no la dejaba estar cerca de sus hijos. En resumen...