Alas

17ª Pluma

Sentada en la frialdad de la bañera, con la cabeza enterrada entre sus brazos, sujetándose las rodillas. Balanceándose.

¿Qué coño le ocurre? ¿Qué demonios le pasa?

Hace apenas unos minutos que ha conseguido calmar su respiración, aunque se ve incapaz de deshacerse de esa opresión en el pecho.

Dios, ¿qué ha pasado en esos dos meses de encierro? ¿Por qué está tan cómoda en ese maldito cuerpo mortal?

¡Maldita sea! ¿En qué momento ha dejado de añorar sus alas?

- ¡Regina! -grita Emma, golpeando la puerta- ¡Regina, por el amor de Señor! ¡Abre la puerta!

No contesta.

No la oye y, aunque lo hiciera, no tiene fuerzas suficientes para ello.

Las pocas que tenía se le han ido en lágrimas.

- ¡Regina! -sigue gritando Emma, quién, al otro lado de la puerta, dibuja un hechizo en la puerta con su índice izquierdo.

Y se oye un clic.

Rápidamente, el Alas Blancas entra en el baño y se queda paralizada al ver a Regina dentro de la bañera.

Y esta sigue abrazándose, sigue balanceándose, ausente ante el mundo que la rodea.

- Hey -susurra Emma, entrando ella también en la bañera, posando su mano en el brazo de la ex Alas Negras.

Esta se sobresalta, mirando esa mano que la toca, que la devuelve poco a poco a la realidad. Esa mano cuya dueña se siente confusa por esa punzada en el pecho al ver la cara de la angustiada Regina.

- ¿Estás bien? -pregunta la Emma.

La morena abre la boca, pero no dice nada.

No sabe qué decir.

Hasta que susurra.

- Abrázame.

No tiene que repetirlo, Emma se abraza a ella, llenando de calor y miedo el corazón de Regina.

- Venga, vamos -le pide el Alas Blancas, ayudándola a levantarse de la bañera, a salir de ella y llevarla a la cama.

Ahí, Regina se tumba, en posición fetal, y, en cuanto siente que Emma se aleja, susurra:

- Por favor, no me dejes.

La querubín se paraliza, incapaz de no hacer caso a esa petición.

Por ello, y por un irremediable sentimiento de preocupación y dolor que la atenaza sin saber ella el motivo, se tumba a su lado, abrazándola, sin separarse de ella incluso horas después de que Regina se haya quedado dormida.