36ª Pluma

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Snow coge una pastita del plato, y la huele antes de llevársela a la boca. Su compañero, Rumple, sentado en un sillón de época, sonríe al tiempo que bebe un sorbo de su té.

- ¿No te fías de mí? -le pregunta.

Snow no responde, mira desconfiado a Zelena, muda observadora de todo lo que ocurre, desde su puesto junto a la puerta.

- Maléfica se impacienta -responde el Arcángel, ignorando la pregunta de Rumple.

- Ese Alas Negras siempre ha sido impaciente. Si no fuese una pieza tan importante en nuestro plan... la verdad, me incomoda tener que confiar en un sucio Alas Negras; pero ya, en un General...

- Es nuestra mejor baza para acabar con el reinado de Princesa. Sobre todo ahora que la soberana de la oscuridad está demasiado ocupada buscando a su hija.

- ¿Se sabe ya si la ha encontrado?

Snow suspira.

- Todo apunta a que no. Aunque tampoco sabemos qué hará cuando la encuentre.

- Hará todo lo posible para que recupere las alas. Cueste lo que cueste. Esa vieja monarca no sabe amar, pero lo hará por orgullo. Sigue siendo su hija, después de todo -indica Rumple, bebiendo un sorbo de su té.

Una campana suena, en alguna parte de la mansión refugio y Zelena, tras una pequeña reverencia, sale de la habitación, vigilada por la seria mirada de Snow.

- No me gusta que hayas metido a querubines en todo esto -indica.

- Son fieles. Zelena cumplió a la perfección su papel, actuando como si Regina la hubiese seducido. En cuanto a Emma, odia todo lo que tenga que ver con los Alas Negras, la única capaz de vigilar a Regina sin que caiga en sus redes.

- Desearía hablar con ella.

Rumple eleva una de sus cejas.

- ¿Con Emma?

- Sí.

- ¿Puedo saber el motivo?

Snow observa de reojo como la puerta se abre y Zelena vuelve a entrar, llevándole una carta a Rumple, que este coge y abre con cuidado.

- Deseo comprobar su... indiferencia ante las artes de seducción de nuestra amiga Regina -responde Snow-. ¿Una carta importante?

- Señor quiere que lleve ante su presencia su copia del Libro.

- ¿Sigues custodiándolo tú?

- ¿De dónde crees que obtuve la información para encontrar el Hechizo Prohibido? -pregunta Rumple, visiblemente alterado, mientras le deja su taza de té a Zelena, quien se lo lleva- No entiendo el motivo por el cual le interesa ahora ese maldito libro a Señor. ¿Crees que sabrá algo?

- Dicen que el Señor lo sabe todo -sonríe Snow.

- Si lo supiera, no seríamos sus Arcángeles, ¿no crees? -ríe Rumple.

La sonrisa de Snow desaparece.

-Sí.

- Bueno, me voy a llevarle el libro a nuestro Señor. Hazme un favor, si al final vas a rendir una visita a Emma, recuérdale de mi parte que debe seguir con la búsqueda del contrahechizo para devolverle las alas a Regina.

Rumple frunce el ceño.

- Creí que tus querubines sabían de todo el plan.

- Oh, no. Sólo Zelena. Digamos que ha mostrado suficiente capacidad de asimilación para conocer del plan. Emma es más, digamos, inocente. Cree demasiado en las normas del Señor. Cree y debe seguir creyendo que estamos tras la búsqueda y captura de los que robaron el Hechizo Prohibido. Sé que es tu hija, Snow, pero es demasiado inocente aún para estos juegos.

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