28ª Pluma

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Se baja del coche y lo observa alejarse.

"Pase lo que pase y haya pasado lo que haya pasado, no debes alejarte de Regina", le había indicado Princesa.

Hay mucho en juego, y lo sabe, como también sabe que todo esto se ha convertido en algo demasiado personal. Y tiene miedo.

Entra en el edificio, sube las escaleras y se para frente a la puerta, indecisa, sin saber qué va a ocurrir ahora.

Suspira, abre la puerta y entra, con cuidado de no despertar a Regina, aún dormida sobre la cama. Y la observa dormir, apoyada en el marco de la puerta de la cocina/entrada, con los brazos cruzados y una sonrisa en la boca. Por esa chica dejaría todas sus dudas en un barco a la deriva.

Sabe que no debería, que, al igual que Zelena, debería alejarse de Regina, pero dos cosas se lo impiden: las palabras de Princesa y su propio corazón. Y, siguiendo los dictados de este último, se quita los zapatos y se acerca a la cama, acercándose a Regina, besándole el cuello.

Una sonrisa aparece en la cara del ex Alas Negras, que se mueve y gruñe de gusto al sentir varios besos más sobre la piel desnuda de su cuello.

- Buenos días -le susurra Emma, cuando Regina consigue ponerse mirando hacia ella.

- Mmnos días -responde Regina, con los ojos entrecerrados, pasando una mano por la cercana mejilla de Emma.

- ¿Qué tal has dormido?

A modo de respuesta, el ex Alas Negras se estira, terminando abrazada a Emma, que ríe y la besa en la frente.

- No ha sido un sueño -dice Regina, tensa.

- No -confirma Emma.

- ¿Y te vas a ir?

El Alas Blancas nota el temblor, el miedo en la voz de Regina, y la abraza a su vez, con fuerza.

- Jamás.

El cuerpo de la morena se relaja, suspirando.

- Si esto es un sueño, no quiero despertarme.

Y callan, disfrutando del calor mutuo de sus cuerpos. Emma intentando cerrar la puerta de sus dudas. Regina respirando ese aroma que envuelve al Alas Blancas y pensando en cómo no se dio cuenta antes de lo que tenía al lado.

- Necesito hacerte una pregunta -rompe la querubín el silencio.

- Dispara.

- Cómo... ¿cómo se diferencia la lujuria del amor?

Regina frunce el ceño y se aparta, incorporándose, mirando al Alas Blancas.

- ¿Piensas que lo que tenemos es sólo lujuria? -pregunta, divertida.

- ¿Qué es lo que tiene de gracioso?

- Que tú y yo sólo nos hemos besado. No ha habido sexo. Dime donde ves tú ahí la lujuria -le sonríe -. Me voy a la ducha.

Y Regina abandona la cama y se mete en el baño. Unos segundos después, Emma oye correr el agua de la ducha.

Y se le ocurre una idea.

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