No puede evitar esa sonrisa que le invade la cara, al tiempo que piensa en lo poco que le queda por ver a Emma.
- Menuda está cayendo -le comenta a Ruby, dejando una caja frente al mostrador.
Su compañera levanta su mirada de la revista que está leyendo y asiente.
- Sí, la verdad es que menudo chaparrón.
- Dan ganas de meterse en la cama, con la colcha hasta las orejas.
- Ya te digo. Y bien acompañada, ¿no?
Regina ríe, pillando al vuelo el sentido oculto de la frase.
- ¿Qué tal con tu chica? -pregunta Ruby- Jennifer se llamaba, ¿no?
- Sí, Jennifer -sonríe el ex Alas Negras-. Genial. En serio, jamás he estado tan feliz.
- Se te ve.
La puerta de la tienda se abre repentinamente y ambas chicas se giran a tiempo de ver entrar a Henry, calado hasta los huesos, serio.
- Hola, Henry -saluda Regina con el ceño fruncido.
Pero no le contesta. Tan sólo mira a su hermana y se dirige a la trastienda.
- Lana, ocúpate de todo un momento -se disculpa Ruby con la mirada-. Ahora vuelvo.
Y desaparece tras su hermano, dejando a una Reina extrañada que no puede quitarse la sensación de que algo va mal.
Pero la sensación no desaparece, y menos cuando la pareja de hermanos sale.
- ¿Pasa algo? -pregunta.
- Lana, vete a casa, por favor -le dice Ruby, seria, casi pudiendo decir que cabreada.
Regina mira a Henry, quien evita su mirada.
- Es... está bien. Si me necesitáis, ya sabéis donde vivo -indica, antes de coger su abrigo de detrás del mostrador y salir de la tienda.
Sin embargo, la sensación sigue allí, y algo la obliga a apretar el paso, casi corriendo hasta el refugio, deseando sentir los brazos de Emma a su alrededor.
Y, cuando llega, cuando abre la puerta, cuando no ve a su Alas Blancas sonreirle y correr hacia ella, su corazón y su mente le dicen que esa sensación es cierta.
Algo va mal.
El refugio está vacío.
La ventana del dormitorio, abierta, deja entrar el frío, y las cortinas, a ambos lados, parecen luchar contra ese viento de tormenta que acompaña esa lluvia, ese lloro del cielo.
- Hola de nuevo, Regina -dice una voz tras ella.
Un escalofrío la recorre de abajo a arriba.
Y se gira, seria, saludando a la recién llegada con un simple gesto de cabeza.
- ¿Y Emma?
Zelena ríe.
- No te preocupes más por ella. No la vas a volver a ver nunca más.
El mundo desaparece alrededor de Regina, quien aprieta los puños, blanqueando sus nudillos, sintiendo la ira recorrer su cuerpo.
Ira e impotencia.
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Alas
FanfictionEsta es la historia de una guerra eterna, de una joven soldado, de una antigua general y de unos sentimientos demasiado nuevos para ambas. Swan Queen/AU