44ª Pluma

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Un estornudo más.

¡Ah! ¡Joder! No le gusta estar enferma. ¡Es una mierda!

Y otro más para la colección.

- ¡Maldita sea! -se queja, haciendo uso de un pañuelo más.

Emma le pone la mano suavemente en la frente y sonríe.

- Al menos ya no tienes fiebre -le dice, dándole un beso donde segundos antes había puesto la mano.

- Salto de alegría -responde Regina, irónica, lanzando el pañuelo de papel, convertido en bola, lejos de ella.

El Alas Blancas la mira sonriente, con la ternura pintada en la cara, sabedora de que la morena no está enfadada, sólo frustrada ante ese nuevo detalle que le hace recordar la pérdida de sus alas, su inevitable mortalidad.

Y se levanta de la cama, poniéndose algo por el camino hacia la cocina, donde vierte leche en una taza, al tiempo que escucha otro estornudo más.

- Emmaaaaaaaa -la llama Regina, con un hilo de voz.

- Dime.

- ¿Me quieres?

Emma frunce el ceño, y termina de echar dos cucharadas de cacao a la leche que ha terminado de calentar con su magia.

- Te amo, ¿por? -responde, con una sonrisa- ¿No te lo he dicho suficientemente?

- Si tanto me amas, ¿buscarías algún hechizo para quitarme esta mierda de resfriado de encima?

Y el Alas Blancas comienza a carcajearse.

- Ays, mi niña. Soy un querubín, mi vida, mi magia tiene límites. Ese tipo de hechizos me superan.

Regina la observa volver a la cama con la taza de chocolate caliente.

- Y, pese a todo, te quiero -le responde, haciéndole un hueco a su lado.

Emma sonríe, pasando completamente del último comentario.

- Tómate esto, te vendrá bien -le susurra, dándole la taza.

Y Regina sopla su contenido, antes de beber un sorbo del caliente cacao.

- Mmmmh, que bueno -sonríe, aceptando de buen grado el abrazo de su chica.

- Es mucho mejor que un hechizo, ¿no crees?

- Ya te digo. Chocolate caliente, tú dándome mimitos; el paraíso no debe estar muy lejos de esto.

Emma sonríe.

- No, no debe estarlo.

El ex Alas Negras se abraza a su vez al Alas Blancas, aspirando el suave y dulce aroma que desprende su pelo.

- Emma.

- ¿Mmmh?

- Cuando me reponga...

- ¿Sí?

- Tú y yo...

- ¿Tú y yo, qué?

- Emma, debemos abandonar este refugio.

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