- ¿Cómo vas? -pregunta Ruby, desde el marco de la puerta.
Emma no responde, resopla.
- Te he traído algo de comer. Es un simple sandwich, pero lo que importa es la intención, ¿no? -dice el Alas Negras, intentando subir, aunque sea unos milímetros, el ánimo de esa agotada chica que la mira tumbada en la cama.
- Gracias -susurra Emma, con voz ronca, frotándose los ojos-; pero no tengo hambre.
Ruby entra, dejando el plato con el susodicho sandwich y un vaso de agua en la mesita de noche. Y, tras un último vistazo al Alas Blancas, dirige sus pasos de nuevo a la puerta, dispuesta a seguir con la espera en el salón.
Pero no llega a salir.
Los sollozos ahogados de Emma la detienen, obligando a mirar atrás, viendo como el Alas Blancas se ha girado y llora con la cabeza enterrada en una almohada.
Se queda parada, sin saber cómo demonios reaccionar.
¿Debe acercarse? ¿Dejarla sola?
Mira hacia la puerta y, de nuevo, a Emma; y suspira antes de avanzar hasta la cama y sentarse en ella.
- Emma, eh -llama Ruby, poniendo su mano en el hombro de la chica.
Y, ante la sorpresa del Alas Negras, Emma se abraza repentinamente a ella.
- No... no la voy a encontrar nuncaaaa -solloza el Alas Blancas.
- Sí, sí lo harás -intenta tranquilizarla Ruby, sin saber cómo.
- No. Sólo soy una simple querubín. Ni tan siquiera me he ganado mis alas. ¿Cómo la voy a encontrar? ¡La oculta un General! -sigue sollozando Emma, separándose de Ruby, limpiándose las lágrimas que continúan brotando de sus ojos.
Y, ahora, ¿qué dice?
- Ya, pero...la encontraste una vez,¿no? Cuando no quería ser encontrada. Ahora, ella quiere que la encuentres, seguro. Piensa que está asustada, lejos de ti, sufriendo las torturas que a Mal y Zelena se les ocurran.
- Eso no ayuda, ¿sabes? -la mira Emma, dolida por la imagen que le está dibujando Ruby.
- Tal vez mis palabras no te tranquilicen, no te calmen. Y no es lo que pretendo. Deseo despertar esa parte de ti dormida que encontrará a Regina. Porque la tienes. Eres la hija de un Arcángel, niña, eres poderosa por nacimiento, sólo que aún no lo sabes.
Emma ha dejado de llorar.
Pensar en Regina sufriendo a manos de Mal y Zelena la cabrean.
- Una vez me dijiste que sentías su dolor. Concéntrate en eso. Tal vez vuestro amor es tan fuerte que os une con un lazo invisible aún estando separadas, y esa unión sea el dolor que Regina esté padeciendo. Quizás sea el primer paso para encontrarla y, cuando lo hagas, avísanos. Puede ser peligroso ir sola.
Emma asiente y mira a Ruby salir del dormitorio, antes de tumbarse de nuevo en la cama.
Cierra los ojos y reconoce al instante ese eco de dolor que retumba en su interior.
Regina.
Piensa en lo que le ha dicho Ruby y se concentra en ese eco.
Y el eco se vuelve susurro.
- ... ma... -oye.
Debe concentrarse más.
- ... maaaa... -escucha cada vez más alto.
Es ella. Es Regina.
Pero, ¿qué dice?
Y, por fín lo oye.
Nítido.
Como si estuviese a su lado.
El desgarrador grito que sale de la desesperada garganta de Regina.
- ¡EMMAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Y el Alas Blancas sonríe.
Ya sabe dónde está.
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Alas
FanfictionEsta es la historia de una guerra eterna, de una joven soldado, de una antigua general y de unos sentimientos demasiado nuevos para ambas. Swan Queen/AU