Ethan caminaba como si nada estuviera ocurriendo, como si nadie estuviera alrededor suyo, con una tranquilidad inquietante. Evidentemente aún no nos había visto y dudaba mucho que lo hiciera, con tanta gente no creía que fuera capaz de distinguirnos.
Ethan se retiró la bata y entró al cuadrilátero. El anunciador hablaba y hablaba, mis sentidos se agudizaron al escuchar la campana de comienzo.
El castaño no dejaba de trotar, en cambio el pelinegro se mantenía quieto pero con los guantes en alto, cubriéndose la cara, permitiendo al público ver únicamente aquellos ojos negros como la noche misma, no... incluso mucho más oscuros.
El primero en atacar fue el contrincante de Ethan. El puño del castaño se dirigía a su estómago pero el pelinegro pudo bloquearlo y cuando menos lo vi venir Ethan ya le estaba propinando puñetazos en la cara.
Me inmuté un poco al imaginar el dolor que debía sentir su contrincante. El pelinegro golpeaba sin piedad su rostro, justo en la zona de la nariz, los ojos y en la barbilla también mientras que el otro trataba de esquivarlo y protegerse.
—Debemos irnos —le dije a Owen, volteándola a ver, era mejor irnos antes de que el pelinegro notara nuestra presencia, aunque terminamos en "buenas condiciones" con Ethan no sabemos si es de fiar aún, sin embargo mi amiga ya no se encontraba a mi lado —. ¿Owen? —la llamé, buscándola con la mirada por todos lados. Estaba repleto de gente alrededor mío, ¿cómo se suponía que la iba a encontrar ahora? ¿A dónde diablos había ido? —¿¡Owen!? —la volví a llamar.
Rendida, me acerqué a mis primos.
—Dylan, no encuentro a Owen, creo que se perdió, ¡ayúdenme a buscarla! —lo agarré del hombro, hablándole al oído, pues la gente gritaba eufórica por la pelea que se estaba llevando a cabo.
—¿Está perdida? ¡No jodas! ¡Hay mucha gente aquí! ¿¡Cómo demonios quieres que la encontremos!? —gritó Dylan entre los abucheos de la gente entretenida en la pelea, pareció no agradarle que lo molestara cuando se encontraba viendo la lucha.
—¡Olvídalo! ¡Yo la buscaré! —respondí molesta por la indisposición de mi primo en ayudarme a buscar a Owen.
—¡Está bien, está bien! —se rindió ante mi tono de voz —. Déjame decirles a los otros.
No le contesté, solo emprendí la búsqueda. Me hacía paso entre la gente llamando a Owen a gritos, dudo que así pudiera escucharme siquiera.
¿Dónde se había metido?
NARRA OWEN:
En cuanto vi a Ethan, en el ring improvisado que hacía la gente alrededor, una estúpida idea cruzó por mi cabeza.
En cuanto vi su destreza, su fuerza, su habilidad... su coraje en el ring, supe que debía de hablar con él.
Me escabullí de mi lugar para acercarme más a él. Lo seguiría una vez que la pelea terminara, definitivamente debía de hablar con él, sin importar qué.
La lucha estaba por acabar, era claro quién sería el ganador. El tigre no le hacía justicia a su tan alabado nombre. El castaño tenía toda la cara golpeada, llena de sangre y con un ojo morado, en cambio Ethan apenas un morete en el pómulo. Ambos estaban bañados en sudor, tal como si les hubieran arrojado una cubeta de agua encima, bueno... no una cubeta, ¡sino 100 tal vez!
Me acerqué tanto al ring que retrocedí solo un poco instintivamente, pues creí que en una de esas al acercarse los luchadores demasiado uno caería justamente sobre mí o algo.
Seguí enfocándome en la pelea. El pelinegro golpeó a su contrincante en el estómago como una distracción para que tratara el otro de cubrirse la zona y así Ethan pudiera seguir atacando su cara. Creo que ya sabía que iba a hacer... el pelinegro quería dejarle ambos ojos morados e hinchados para que el castaño no fuera capaz de ver bien y así Ethan pudiera atacarlo con facilidad y derrotarlo de una vez por todas.
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S U M E R G I D A
Teen Fiction¿Creen conocer todos los misterios de nuestro mundo? Permítanme decirles, con su debido respeto, lo rotundamente equivocados que están. Adéntrense en este relato, únicamente aquellos que de su ignorancia deseen salir. Descubran cómo dos especies, n...