NARRA OWEN:
Tengo mucho calor.
Mi cuerpo entero está bañado en una capa de sudor. Mis oscuros cabellos se pegan a mi piel, y odio aquella sensación.
Tengo sed. Me muero por un vaso de agua.
Los que me raptaron me han mantenido encerrada en esta estancia, donde huele a humedad y no hay mas que piezas mecánicas y objetos viejos a los que no les he prestado mucha atención, dándole así una apariencia de sótano al lugar. Hay telarañas en cada esquina del cuarto, y mucho polvo y suciedad.
No hacía falta mencionar que volvieron a atarme a una silla antes de abandonarme nuevamente en la habitación.
Estar en esta situación no hace más que recordarme a aquella vez en la que me secuestraron durante la fiesta a la que fui junto a Grace.
Grace...
¿Qué estará haciendo ella en este instante?
¿Se habrá dado ya cuenta de que desaparecí?
O mis padres. ¿Se habrán dado cuenta ellos que no estoy? ¿Habrán siquiera llegado ya a casa?
Por Dios. ¡Sudo hasta por dónde no tenía ni idea de que podía llegar a sudar!
Quiero salir de aquí. Quiero ir a casa. El solo pensamiento de que tal vez nunca vaya a volver a ver a mis seres queridos me provoca unas náuseas horribles.
No. Cálmate, Owen. Todo estará bien. Alguien te encontrará y te sacará de aquí.
¿Pero quién?
¿Quién podría llegar a encontrarme aquí? ¡Si estamos navegando en medio del océano! Mis padres no saben de la situación en la que me encuentro, mucho menos Grace, y ni hablar de Wells.
¿Ethan?
Es verdad, Ethan lo sabe. Él sabe que estoy en peligro; sabe que he sido secuestrada. Él me buscará... ¿verdad?
Aún si Ethan intentara encontrarme, nunca sabría dónde me encuentro. Este sería el último lugar en todo el mundo donde alguien buscaría a una persona que ha sido secuestrada.
Unas lágrimas silenciosas se deslizan por mis mejillas, y un sollozo ahogado escapa de mi garganta.
Además, creo que alguien como Ethan nunca me buscaría siquiera. Él estaría feliz de que yo me perdiera; así desaparecería de su vida y volvería todo a la normalidad, sin mí molestándole. Es cierto, estoy perdida.
Me resigné, y sólo permití al llanto fluir, haciéndome aún más difícil la tarea de respirar, puesto que me habían tapado la boca con tape.
En eso, se escuchó cómo abrían la pesada puerta de metal por fuera; alguien iba a entrar.
NARRADOR OMNISCIENTE:
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S U M E R G I D A
Teen Fiction¿Creen conocer todos los misterios de nuestro mundo? Permítanme decirles, con su debido respeto, lo rotundamente equivocados que están. Adéntrense en este relato, únicamente aquellos que de su ignorancia deseen salir. Descubran cómo dos especies, n...