NARRA GRACE:
—¡Feliz cumpleaños! —me despertaron, sobresaltándome, haciendo que me cayera de la cama.
—¿Qué rayos? —susurré, viendo hacia todos lados, desorientada.
—¡Hasta que despiertas! —gritó Dylan.
«Corrección, ustedes lo hicieron» pensé, exhausta.
Mis primos comenzaron a cantarme la canción de feliz cumpleaños y yo me limité a escucharlos aborrecida y furiosa, al mismo tiempo en que me dejaba caer de espaldas al suelo, tomando mi almohada y poniéndomela sobre la cara.
Después de un rato, mis primos me arrastraron escaleras abajo, hacia la sala; toda la familia me felicitó, dándome abrazos y besos en las mejillas, fue algo embarazoso.
Luego los críos me recordaron que iríamos al acuario a petición mía, por lo que me sugirieron que me arreglara para irnos.
Estaba en la regadera cuando se me vino a la mente lo sucedido ayer. Había decidido ir a la casa de Owen y disculparme con ella en persona, pero grande fue mi sorpresa al recibirme su madre, con cara de confusión al preguntarle por ella. Me dijo que Owen le había dicho que estaba conmigo, cosa que obviamente no era así. Espero no haberla metido en problemas. Y dejando eso de lado, ¿dónde rayos se metió entonces? ¿Qué es lo que está haciendo que ni a sus padres les dice la verdad de a donde va?
Salí del baño, envuelta en una toalla.
Ayer mismo, en la noche, decidí encender mi celular después de tanto tiempo manteniéndolo apagado. Los mensajes y llamadas de Christopher habían cesado, cosa que se me hizo extraño. Vaya, ya se había rendido, no duró mucho.
Entonces, ¿así es como terminarán las cosas? ¿Ya nunca lo veré? ¿Todo lo que me dijo sobre lo que sentía por mí era mentira?
Tú misma te contradices, Grace. Quieres verlo pero no contestas sus mensajes ni atiendes a sus llamadas. ¿Quién te entiende?
¿Acaso estaba esperando que él hiciera algo más?
Tomé mi celular del buró, desbloqueándolo. No había ninguna notificación y eso me cabreó. Con furia, lo arrojé a mi cama.
«Nunca fuiste importante para él» me convencí.
Me arreglé y bajé al primer piso, hacia mis primos, quienes aún se arreglaban para abandonar la casa.
Decidí adelantarme y subir a la camioneta.
Suspiré, cansada. Desearía que Owen estuviera conmigo hoy, en mi cumpleaños.
Deslicé la puerta de la camioneta y recibí el susto de mi vida.
—¡BUUU! —había gritado alguien, haciéndome chillar, espantada.
Mi mejor amiga se encontraba frente a mí, riendo como una loca.
—¿¡Qué diablos te pasa!? —le recriminé, empujándola levemente del hombro —. Me asustaste —una sonrisa se asomaba en mi rostro.
—¡Hubieras visto tu cara! —no dejaba de reír y eso me resultaba irritante.
—Owen yo... quería disculparme contigo —la interrumpí, un poco avergonzada —. Fui muy insistente en que me contaras sobre tus problemas y me dieras explicaciones por tus... —señalé mi cara, dándole a entender que me refería a su piel magullada y llena de moretones y heridas.
—No fue tu culpa, Grace, fue mía —intervino —. Yo... sé que no me he abierto mucho contigo últimamente, te pido que me disculpes y... que me des tiempo para organizar mis pensamientos, por favor. Te lo diré todo...
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S U M E R G I D A
Jugendliteratur¿Creen conocer todos los misterios de nuestro mundo? Permítanme decirles, con su debido respeto, lo rotundamente equivocados que están. Adéntrense en este relato, únicamente aquellos que de su ignorancia deseen salir. Descubran cómo dos especies, n...