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¡ME VALE QUE LA MÚSICA NO QUEDE CON EL CAP! ¡Me gusta! </3

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¡ME VALE QUE LA MÚSICA NO QUEDE CON EL CAP! ¡Me gusta! </3

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...

NARRADOR OMNISCIENTE:

—¿Está lista para ordenar? —habló Nick, tratando de sonar lo más sereno y paciente posible, mientras sacaba de su bolsillo una pequeña libreta y un bolígrafo, listo para anotar.

—¡Quiero lasaña, por favor! —ordenó Amy, con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro. 

—¿Y de beber? —refunfuñó el chico, anotando todo. 

—Limonada. Trae toda una jarra, por favor —la joven cerró el menú y se lo extendió a Nick para que lo tomase. 

Amy estaba tan alegre de verlo. Le gustaba tanto que incluso iba casi todos los días a La Signora in Rosso -el restaurante donde trabajaba Nick- sólo para verlo.                 

—Ya se te está volviendo costumbre, ¿no crees? —soltó el chico, apretando la quijada del coraje. 

Desde que lo ascendieron de puesto a mesero Amy con más razones lo frecuentaba, puesto que no tendría que esperar a verlo hasta que saliera de la cocina de lavar trastes. 

—Me gusta la pasta —argumentó Amy, sonriente. 

Nick soltó una risa seca, carente de humor.

—La pasta es un carbohidrato, y hace a los humanos engordar —curvó sus comisuras hacia arriba, viendo fijamente a la chica frente a él, esperando por su reacción.

Desde que la conoció, y de la pocas y cortas conversaciones que llegaban a tener entre ellos, pudo percatarse de que Amy se refería a las personas como "humanos", y no es que el término estuviera mal, pero ¿quién diablos empleaba esa palabra para referirse a una persona hoy en día? Exacto, ¡nadie! Es como si Amy fuera ajena a todo lo mundano y fuese un extraterrestre. Un ser de otro planeta. 

—¿Engordar? —murmuró la chica, extrañada. No sabía lo que significaba eso, y es que jamás en toda su vida lo había escuchado antes. 

—Así es —intervino Nick —. Los humanos comen y comen, haciendo que todo lo que traguen se quede en su estómago, formándose así en grasa. ¿Ves a ese sujeto de allí? —apuntó a un hombre mayor, regordete, sentado en una mesa, solo, en una de las esquinas del restaurante, comiendo plácidamente —. Es enorme, ¿no es cierto? Es asqueroso y repulsivo. No querrás terminar como él, ¿o sí? —sonrió hacia Amy con cinismo —. Ningún humano quiere a una chica gorda, son molestas y repugnantes.   

La chica mordió su labio inferior, ansiosa. 

No sabía nada de eso. No tenía ni idea de que las personas pudieran engordar. ¿Si ella llegaba a hacerlo, Nick la querría? ¡Claro que no! ¿Acaso no había escuchado que a Nick le resultaban molestas y repugnantes las humanas gordas? 

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