.。.:*☆ 38 - Parte 1 ☆*:.。.

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Musiquita para 'ambientar-el-ambiente' (? Ustedes sabrán en qué momento reproducirla

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Musiquita para 'ambientar-el-ambiente' (? Ustedes sabrán en qué momento reproducirla. ¡Gracias por leer! ¡Disfruteeeen!

...

NARRA OWEN:

—¿Por qué tarda tanto? —bramé, recargándome de espaldas en la pared. 

—Así es Mako, ¿de qué te sorprendes? Quedar de vernos todos a las 11:00a.m. en su caso, es como decirle que nos veremos a las 11:45a.m. —replicó Wells, imitando mi acción.

—No puedo creer que vine —suspiró Jess, irritada —. Estúpido Mako, si no llega en los próximos tres minutos le patearé el culo —masculló.

Hacía mucho calor, y la gente que pasaba se nos quedaba viendo, bueno, más bien a Jess y a Wells. Lo entiendo, los seres como ellos tienen su atractivo, y sólo llamaban más la atención vestidos así, con aires de naturalidad.

Wells vestía una camiseta sin mangas de una tela muy delgada de color entre gris y azul pastel, junto a unos shorts holgados largos beige y tennis blancos. Sus albinos cabellos despeinados se encontraban escondidos dentro de una cachucha negra con el símbolo blanco de Nike en la parte frontal.

Jess usaba un vestido largo veraniego de un hermoso estampado tropical que la hacía verse más alta y resaltaba su busto, junto a un sombrero de playa grande y unos lentes de sol; no lograba ver su calzado por el largo de su vestido. 

En cambio yo, vestía unos shorts cortos que una vez fueron pantalones pero por mera curiosidad decidí cortar hasta darles esa forma, junto a una blusa rosa pálido que dejaba mis hombros descubiertos, y mis sandalias. 

—¡Ey, chicos! —alguien gritó a lo lejos, acercándose a nosotros con la respiración agitada. 

Hablando del Rey de Roma —murmuré.           

—Joder, ¡no me vean así! Sólo llegué treinta y... —vio la hora en su celular — ...dos minutos tarde, ¡no es la gran cosa!         

Inspeccioné el vestuario de Mako. Era raro ver a todos con ropas que no fueran las del gimnasio, todavía no me acostumbraba a ello. El chico vestía unos pantalones cortos color rojo vino, y una camisa blanca arremangada hasta un poco más abajo de los codos y primeros tres botones de ésta desabrochados, junto a unos mocasines de cuero muy elegantes. 

—Sólo apúrate y llévanos a ese barco tuyo, ya no aguanto estar aquí de pie —respondió Jess, con una vena saltándole en la frente.

—Como diga, mi hadita.  

El susodicho sacó una tarjeta de su bolsillo y la pasó por la puerta de reja frente a nosotros, dándonos así acceso al embarcadero. 

El piso conformado por tablas viejas nos dio la bienvenida. Caminábamos en fila india por el angosto sendero, siguiendo a Mako. Habían muchos otros barcos a nuestro alrededor que por cierto venía viendo desde afuera; de verdad que eran enormes, me pregunto cómo es que Mako puede costear un yate y sobre todo mantenerlo estacionado en éste lugar.

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