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NARRADOR OMNISCIENTE:

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NARRADOR OMNISCIENTE:

—Déjame ver si te entendí... —Grace frunció los labios, mirando a su alrededor, incrédula —. ¿Quieres que limpie todo el desorden que dejaron los que se llevaron a Owen, mientras tú vas a recuperarla?    

—Por cuarta vez, ¡sí! —replicó Ethan, dándole una última mirada al cuarto de Owen.

Ambos se encontraban en la casa de la susodicha, viendo en qué condiciones dejaron la casa los que la raptaron. 

—Necesito que limpies y arregles todo esto antes de que lleguen sus padres —siguió el pelinegro —. Si ellos se llegasen a enterar de que algo le sucedió... Si la madre de Owen se enterara de que su hija está en peligro... —recuerdos comenzaron a asaltar la cabeza de Ethan con la madre de Owen; no quería que ella se preocupara por su hija. 

No quería causarle tal dolor a su madre. Ethan la estimaba; la vez que ella la había invitado a desayunar, lo hizo recordar tantas cosas... Cosas que él había tratado inútilmente de olvidar y no extrañar. Lo hizo sentir como en casa, como si su madre fuera ella, como si nunca se hubiese ido, como serían las cosas si ella nunca hubiera... muerto.

—Sólo se complicarían más las cosas —resumió el pelinegro —. No hay que involucrarlos en esto. Así que por favor, Grace...

—Entiendo, entiendo —lo calló la chica —. ¡Eres un bruto en pedirle precisamente a una mujer que haga esto! 

—Podrás encargarte, ¿cierto?

—Supongo que... sí —Grace levantó un retrato roto que yacía sobre el alfombrado suelo de la habitación de Owen, dándole un vistazo a la fotografía —. Puedo llamar a Cory para que me ayude a tomar medidas de la puerta rota... Con suerte tal vez la Home Depot siga abierta... —la chica estaba tan angustiada por su amiga que comenzaba a hablar a la velocidad de la luz y a preocuparse por insignificancias.  

—Gracias, Grace —dijo Ethan, encaminándose hacia la salida. 

En eso, el pelinegro reparó en un pedazo de papel que yacía en el suelo, el cuál no había apreciado antes. Se hincó y lo tomó, extendiéndolo para poder leerlo, puesto que la hoja se encontraba sucia y arrugada. 

"Lo esperamos en alta mar, mi capitán, ala 4, cuartel 1, ven solo. No involucres a los humanos, o puede que le vaya muy mal a tu amiga."

"J.R."

El pelinegro hizo puño la hoja en cuanto terminó de leer, cegado por la furia. 

"No involucres a los humanos". Cuando ese cabrón decía eso significaba que no quería a la policía de por medio, pensaba Ethan.

«Como si fuera a hacerte caso, hijo de perra. » Pensó, con ímpetu.  

—Ethan —lo llamó la joven, antes de que se marchase, sacándolo de sus pensamientos. 

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