.。.:*☆ 29 - Parte 2 ☆*:.。.

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...

NARRA GRACE:

—Eres mía.

Mi respiración se tornó pesada y empecé a sentir un calor extraño en mi entrepierna.

Le había dado mi permiso. Al besarle le di mi consentimiento de que me mostrara cuánto me amaba; de que me llevara a un mundo completamente nuevo, que me hiciera levitar y rozar las estrellas.

Christopher llevó sus manos hacia mis muslos y yo volví a besarlo muerta del deseo. 

Por Dios, se sentía tan bien. 

Enrosqué mis piernas en su cadera y el rubio me levantó, llevándome a una de las habitaciones del yate. 

Chocábamos con todo. Estábamos tan desesperados de sentirnos el uno al otro, que no pensábamos con claridad. 

Me separé de él por falta de aire y arqueé mi espalda al sentirlo posicionarse entre mis piernas. 

Me incorporé y permití que bajara el zipper del traje de neopreno que llevaba puesto. Christopher me lo quitó, dejándome completamente desnuda.

Podía sentir su mirada puesta en mí, observando cada parte de mi cuerpo, cautivado, como si fuera la mujer más hermosa del planeta.

El rubio hizo lo mismo con su ropa, pero ahora sus movimientos se volvieron menos bruscos. Le ayudé a quitarse la camiseta, hasta que quedara sin prenda alguna. 

—Me fascinas —murmuró cerca de mi oído, mandando corrientes eléctricas a todo mi cuerpo. 

Me abrió más las piernas y volvió a acercarse a mis labios, donde comenzó a besarme con suavidad a comparación de hace unos minutos.

Su boca fue viajando hasta mi cuello, para depositar besos pequeños allí, y eso me encantaba; al mismo tiempo en que tocaba mis pechos. Sus manos eran tan grandes y cálidas, y sus dedos largos.

—Christopher —gemí.

—¿Qué pasa, preciosa? —paró de besarme, torturándome, sin embargo continuó acariciándome a lo largo de mi cuerpo, caricias que hacían que se me pusiera la piel de gallina.

—Bésame.

Christopher sonrió, divertido. 

—Salió mandona la pequeña —rió —. Está bien, haremos todo lo que quieras, pero iremos lento, ¿de acuerdo?

Su aliento chocaba contra mi cara.

Asentí con la cabeza.

El rubio volvió a besarme de sorpresa y llevó sus manos hacia mis muslos.

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